diumenge, 4 d’agost del 2024

Aparecen los nombres de 158 víctimas del campo de prisioneros de San Juan de Mozarrifar arrojados a la fosa común del pueblo

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Un investigador de San Juan de Mozarrifar localiza entre los libros de la parroquia el listado de los reclusos del campo de prisioneros que fueron arrojados en la fosa común del barrio rural sin que sus familiares conocieran su destino. Las causas de las muertes fueron la enfermedad, la tortura o el fusilamiento, pero es necesario investigar la relación a fondo

Son cuatro grandes páginas de papel manuscritas. Un detallado listado de 158 nombres y procedencias. Y fechas de muerte. A partir de ahí, el olvido. El investigador de San Juan de Mozarrifar Antonio Gracia-Diestre ha localizado entre los libros de la parroquia el listado de algunos de los presos del campo de prisioneros que fueron arrojados tras su muerte en la fosa común delbarrio rural de Zaragoza sin que sus familiares probablemente conocieran su destino. Las causas de los fallecimientos fueron la enfermedad, la tortura o el fusilamiento, pero es necesario investigar la relación a fondo para completar la historia de un espacio de represión del régimen franquista que estuvo en funcionamiento entre los años 1938 y 1943.

Las cuatro hojas aparecieron esta primavera mientras el investigador realizaba un estudio sobre las causas de los fallecimientos en el municipio a principios del siglo XX. Dentro de un sobre blanco en el que venían escritos los años 1940, 1041, 1942 y 1943, entre las páginas del registro parroquial que recoge bautizos, comuniones, bodas y difuntos, se encontraba el minucioso relato alfabético que los responsables del campo de concentración remitieron a la iglesia del barrio para dar noticia de los cuerpos sin vida que habían sido trasladados a la fosa común. 

Procedencia variada

La procedencia de los muertos es muy variada, figurando localidades de origen tan dispares como Don Benito, Barcelona, Lorca, Cuenca o incluso La Habana, este último un combatiente internacional llegado a España para combatir en el bando republicano. También existen represaliados por el franquismo procedentes de numerosos lugares de Aragón. «Es importante trabajar en cada uno de los casos, revisando los expedientes de sus causas políticas», destaca Gracia-Diestre.

Una de las páginas localizadas en los libros parroquiales.

Una de las páginas localizadas en los libros parroquiales. / El Periódico de Aragón

Los 158 nombres que se han rescatado del olvido son una porción muy pequeña de los prisioneros que ingresaron en el campo de San Juan de Mozarrifar durante la guerra civil y en sus años posteriores. Los investigadores calculan que pudieron pasar más de 3.000 personas por los terrenos de la antigua papelera de Las Navas en las que se improvisó el centro de detención.

Muchos de ellos, como corroboran los investigadores del lugar, acabaron perdiendo la vida. Pero otros pudieron sumares a la llamada redención de penas por el trabajo. «Eran gentes llegadas de toda España y es posible que ni sus familiares supieran su paradero ni qué había pasado con ellos», relata Gracia-Diestre.

La fosa común en la que según el listado reposan los fallecidos se encuentra todavía sin excavar, aunque según el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Aragonés (Sipca) ha desaparecido en gran parte debido a una de las últimas remodelaciones del camposanto. En su día las tumbas fueron señalizadas con una serie de pequeñas estacas de madera, también desaparecidas en la actualidad.

Campo de los más crueles

Este espacio del cementerio fue el reposo final de unos presos que tuvieron que padecer en uno de los centros de detención «más crueles» del franquismo, según Gracia-Diestre.

Los miembros del Gran Archivo Zaragoza Antigua, José María Ballestín Miguel y Antonio Tausiet, explicaron que la antigua empresa fue remodelada por los soldados italianos en un primer uso como campo de prisioneros en 1938. Citando el estudio monográfico de Ramón F. Ortiz Abril aseguran que se caracterizaban por su ensañamiento «atando a postes a los presos durante varios días». ´

Tras el fin de la guerra, sus once pabellones continuaron siendo lugar de internamiento de presos políticos, ya con el nombre de «prisión habilitada», hasta 1943. De esta última época son los registros localizados en el sobre blanco de la parroquia. «El campo de San Juan sirvió como modelo para otros centros de detención, sobre todo porque el tren llegaba hasta el interior de sus instalaciones, facilitando el traslado de los presos a la fábrica», manifiesta el investigador.

Desde la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA) celebran la recuperación de estos nombres olvidados y destacan la necesidad de que formen parte del listado de fallecidos y represaliados que están elaborando en su página web. Por ahora han recopilado más de 45.000 nombres. «Es una buena noticia saber que salen del olvido», afirma la coordinadora del proyecto, Mercedes Sánchez. «No hay mayor satisfacción que cuando recibimos llamadas o correos indicándonos que han encontrado en nuestra página datos de sus familiarizares, o nos aportan más datos», indican desde la entidad. El trabajo por el fin del olvido parece no terminar nunca.