El agua siempre ha sido un bien común para la población mundial. Hay años en los que la sequía aparece según las reglas atmosféricas y, si se me apura, el cambio climático en el que estamos inmersos nos lleva a situaciones de desabastecimiento de ese líquido esencial, el H₂O. España era la nación europea que más pantanos tenía en toda Europa. Llevamos muchos años sin realizar ninguna obra hidráulica. La normativa del agua de Bruselas está vigente desde inicios del siglo pasado y, si a esto se le suma la derogación del plan hidráulico, la presión ecologista y otros intereses preconcebidos de los gobiernos, se crea la tormenta perfecta.
Los gobiernos, después de la transición, han hecho oídos sordos al plan hidráulico y a la falta de construcción de embalses, y nos veremos abocados a que nuestra agricultura vaya decayendo día tras día. Hablando con varios regantes del valle del Guadalquivir, me comentaban que la falta de agua, la despoblación de los pueblos, la escasez de recursos monetarios y de préstamos para los agricultores dejarán pueblos fantasmas en esta España vaciada.
El régimen de Franco construyó unos 500 embalses de todo tipo, aumentando la capacidad de 4.000 millones de m³ a 36.628 millones, más de 9 veces. Las maquinaciones de los ecologistas y las negligencias de los mandatarios de todo tipo han generado un intenso debate entre quienes consideran que tales demoliciones son un atentado contra el patrimonio hidráulico y un riesgo para la salud, y aquellos que defienden su necesidad “para la recuperación ecológica”. Los pantanos se utilizan para acumular agua, generando su abastecimiento para los regadíos, industrias, generación de electricidad y suministro de agua a las poblaciones. Y un seguro para mantener el agua y recibirla. ¿Saben ustedes cuántos embalses se destruyeron en España solo en el año 2021, bajo el gobierno de Pedro Sánchez? Según la COPE y Luis del Val, unas cien presas.
Pensándolo bien, podría darse el caso de que haya poblaciones donde los 500 embalses fueron destruidos. Con una nueva DANA, y como el agua es muy caprichosa, va buscando las salidas que tiene por delante, y muchas de ellas, ya ven, cualquier barranco podría encontrarse en este caso, que lo mismo es fundamental para la vida como para destruirla.
La Ley de Memoria Histórica, ahora llamada Memoria Democrática, fue implementada para eliminar las memorias de Franco. Lo mismo que los escudos, el nombre en las plazas de España con sus inauguraciones hechas en su mandato, ha sucedido con los pantanos. Se ha descrito que el barranco del Poyo alcanzó cuatro veces el caudal del Ebro, llevándose gran parte de los pueblos colindantes de Valencia. Posiblemente haya muchos pueblos en las mismas condiciones. Cualquier día de mañana, podría “armarse el pollo”. |
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