EL SACERDOTE REPUBLICANO JERÓNIMO GARCÍA
GALLEGO: CANÓNIGO, DIPUTADO Y PROPAGANDISTA
(1893-1961)
Dr. Antonio César Moreno Cantano
En septiembre de 1936, el papa Pío XI,
ante seiscientos refugiados españoles, habló del «odio a Dios verdaderamente satánico»
de los republicanos. El pontífice cometía el craso error de englobar en el
mismo grupo a todos los políticos o personalidades públicas que entre 1931 y el
inicio de la Guerra Civil habían participado en el régimen del 14 de abril. En
los últimos años, diferentes investigadores (Tezanos Gandarillas, González
Gullón…) han puesto sus miras en toda una serie de sacerdotes católicos que no
sólo participaron en el juego político de la República, ya sea para contener
algunas de sus medidas o para aplaudirlas, sino que incluso –ya fuese por
decisión propia o por circunstancias externas a su voluntad- se enfrentaron a
la jerarquía eclesiástica católica. Muchos de ellos fueron privados de su labor
pastoral, como Leocadio Lobo, Gallegos Rocafull, López-Doriga o Basilio
Álvarez, aduciendo en muchas ocasiones a la violación o incumplimiento de algún
principio del derecho canónico, sujeto el mismo a una interpretación muy
subjetiva según los condicionantes que rodeaban a cada uno de estos nombres. Un
caso que destaca por encima del resto en estas circunstancias es del personaje
biografiado en esta obra: Jerónimo García Gallego. Su figura pone en
evidencia, como en el de muchos de sus compañeros religiosos republicanos, la
existencia de una «Iglesia paralela» a la Iglesia oficial, que no tuvo reparos
en defenestrar a algunos de sus miembros obedeciendo a motivaciones políticas
lejos de principios doctrinales, influida por un contexto, el de la República,
donde toda opción que lidiase o conviviese con ella era vista como una
provocación para la ortodoxia que emanó desde diferentes obispados, ya fuese el
de Segovia, Granada, Madrid
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