María Torres - 9 Junio 2014
El domingo 22 de mayo de 1938, 795 presos se
fugaron del Fuerte de San Cristóbal en Navarra, protagonizando la mayor evasión
de la historia carcelaria en España. La gesta no tuvo un final feliz. Un total
de 586 reclusos fueron devueltos al Fuerte y condenados a 17 años más de cárcel
y 14 de ellos acabarían fusilados públicamente en la Ciudadela de Pamplona
el 8 de septiembre de 1938 acusados de ser los
organizadores. Otros 207 fueron abatidos por los captores
cuando huían por el monte. Tan solo tres lograron llegar a
Francia: Jovino Fernández González, Valentín Lorenzo Bajo y José Marinero
Sanz.
Los tres regresarían a España para continuar
combatiendo en defensa de la República y tras la derrota de ésta, volverían a
cruzar la frontera francesa camino del exilio. Sus nombres, al igual que los
del resto de compañeros de la fuga, serían silenciados por la propaganda
franquista. Para 221 presos, el silencio fue acompañado de balas.
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