dilluns, 17 d’octubre del 2016

La cotidianidad del franquismo. Queralt Solé


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Queralt Solé
QUERALT SOLÉ
Profesora de Historia de la UB.


El régimen franquista integró en el paisaje urbano toda su simbología y, tras la muerte del dictador, ha habido cierta desidia por parte de todos

La cotidianidad del franquismo
JOAN PUIG
Monumento franquista en el Coll de Moro, en Gandesa (Terra Alta).

LUNES, 17 DE OCTUBRE DEL 2016
En el año 2010 el Memorial Democràtic de la Generalitatpresentó un censo de simbología franquista en Catalunya. De las investigaciones efectuadas se establecía que aún había en las fachadas de muchos edificios 3.398 placas de vivienda franquistas. Seis años después las cifras han variado: se sabe que hay comunidades de vecinos que las han sacado por propia iniciativa, pero también otros estudios han localizado placas que no habían sido contabilizadas previamente, como ha ocurrido en Nou Barris, en Barcelona.
Este año se han cumplido 80 años del inicio de la guerra civil. Durante casi 40 años el régimen aprovechó cualquier ocasión y medio para hacer apología de su victoria y sobre todo para hacer saber a los perdedores que habían sido derrotados. Había que dejar evidencia en todo momento y circunstancia de que el final de la guerra quizá había comportado la paz de las armas, pero también que seguía otra guerra contra el enemigo político, ideológico, social, religioso y cultural -el enemigo que el franquismo había vencido- para que quedara clara su derrota total.
Durante casi 40 años se erigieron monumentos en todas partes,se hicieron relieves escultóricos, se cambiaron nombres de calles, plazas y avenidas, se pintaron paredes con exaltaciones diversas y se colocaron en las fachadas de las iglesias placas que solo recordaban a quienes habían perdido la vida luchando con el ejército sublevado o en la retaguardia de la república. La dictadura monumentalizó el entorno y consiguió algo que hace que hoy podamos hablar de cierta desidia por parte de todos, aunque por diferentes circunstancias: el franquismo integró en la cotidianidad del paisaje todos estos elementos. Y todos ellos pasaron a ser algo cotidiano y habitual.

EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES

La mayor parte de la sociedad y de los vecinos que tienen en las fachadas placas con simbología franquista quizá nunca se han fijado en ellas. Y si lo han hecho, no han dado importancia a que signifiquen una propaganda continua del franquismo. A menudo por desconocimiento, y en muchos casos ha imperado la no actuación hacia estos elementos. Los vecinos que sabían qué significaban estas placas hace tiempo que las sacaron e incluso aún es visible la marca en la pared.
Otra cosa han sido las instituciones. Aunque Catalunya, tras la muerte de Franco, fue pionera en la eliminación de simbología y herencias franquistas, estas placas no han sido el objetivo ni de ayuntamientos ni de la Generalitat para que desaparezcan y todavía es posible llegar a contabilizar hasta casi 3.400 placas en fachadas de edificios. Y, cuando se han sacado, ¿qué se ha hecho con ellas? ElCentre de Col·leccions del Museu d'Història de Barcelona solo conserva una de estas placas. ¿Cuantas más se conservan de las extraídas? Sin lugar a dudas, es importante quitar las placas y otros elementos franquistas de las calles pero también lo es, incluso más, no olvidar ni permitir que con la eliminación de estos elementos se caiga en el desconocimiento del pasado
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