dimecres, 15 d’agost del 2018

Una mujer canaria denuncia que fue un bebé robado en Madrid: "Mi adopción costó 200.000 pesetas"


http://www.elmundo.es/madrid/2018/08/14/5b71be92e5fdea56338b45df.html



Dácil Vera y su mensaje que se ha viralizado en Twitter, en el que cuenta su historia y en el que pide ayuda para encontrar a su familia biológica.

Una tarde de septiembre de 2016, Dácil Vera descubrió que sus padres no eran sus padres. «Mi madre me reveló que soy adoptada, que no había nacido en Las Palmas de Gran Canaria, sino en Madrid, y que mi adopción les había valido a ella y a mi padre 200.000 pesetas [1.200 euros, aproximadamente] en la clínica San Ramón», relata.
Vera, canaria de 41 años, reconoció enseguida la clínica, investigada por varios casos de presunta compraventa de recién nacidos entre los años 60 y los 80. «Supuestamente, el doctor Vela, el famoso ginecólogo que está siendo juzgado por uno de estos casos, dirigió toda la operación», añade. Sus sospechas apuntan en una sola dirección: «Soy un bebé robado».
Su caso se acaba de conocer, tras compartir su historia y pedir ayuda en la red social Twitter con un mensaje que ya supera los 3.700 retuits.
El descubrimiento se produjo hace dos años, en una visita rutinaria al médico. «Acompañaba a mi madre a hacerse una revisión. De repente, ante una pregunta del doctor, tuvo un despiste y dijo que ella nunca había dado a luz», cuenta Vera, que está casada y no tiene hijos. La revelación, en realidad, no la pilló por sorpresa: «Yo siempre había sospechado que era adoptada. Cuando mi padre murió, en su lecho de muerte, quiso decirme algo pero no se atrevió. Ahora sé lo que era», reconoce.
Su madre sí que le reveló todos los detalles: «Resulta que mis padres no podían tener hijos. Oyeron hablar de una clínica de Madrid, famosa por agilizar el proceso de adopción», cuenta Vera. «Allí les dijeron que mi madre biológica no me quería, que no quería saber nada de mí. Ellos pensaban que estaban haciendo una buena obra», señala.

Dos años de búsqueda incesante

Dácil, que ha trabajado como fotoperiodista y que se acaba de presentar a las oposiciones de profesora de Secundaria, no tardó en ponerse a buscar pruebas y dio con la primera evidencia entre la documentación familiar. «Abrí mi libro de bautismo y vi que el lugar de nacimiento había sido tachado y sustituido por el de Las Palmas», explica. «Removí el tachón con una aplicación digital y podía leerse claramente Madrid», señala.
Un mes después, explica, se hizo las pruebas de ADN y para ello, continúa, viajó a EEUU al laboratorio genético 23andme, considerado uno de los más avanzados del mundo. «Allí me confirmaron que no era hija de mis padres y que que mi ascendencia podría ser del sur de Italia o del norte de España», explica.
También acudió al Registro Civil de Las Palmas, donde solicitó su legajo de nacimiento y el auto judicial que permitió inscribirla (Vera nació en noviembre de 1976, pero no fue inscrita en el Registro hasta un año después). «Me dijeron que estos documentos no constan, que para qué los quiero», afirma. Vera es la delegada de la asociación SOS Niños Robados en Canarias y ha conocido de cerca más casos como el suyo. «A todos nos han denegado la documentación », señala.
Han pasado casi dos años desde el descubrimiento de su identidad y sigue a la espera de una respuesta del Registro Civil que le abra la puerta definitiva a su pasado. Su objetivo ahora es encontrar a sus padres biológicos, y no piensa denunciar a nadie. «No quiero que nadie pague por esto. Sólo quiero que me den lo que es mío», señala.
Mientras tanto, reconoce que la espera no está siendo llevadera. «Es muy duro. Tengo el apoyo de mi marido y de mis amigos pero, al final, te miras en el espejo y te encuentras solo contigo mismo», reconoce. «Estó te descuadra todo.Tengo derecho a saber quién soy», sentencia.