dissabte, 17 de juliol del 2021

Desenterrando la memoria de la Guerra Civil

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Un equipo de jóvenes arqueólogos de Aranzadi están llevando a cabo la campaña de verano de excavaciones en busca de trincheras del sistema defensivo Saseta en Zizurkil

JON SALVADOR

¿Quién defendió Gipuzkoa ante la sublevación franquista en 1936? ¿Cómo era el día a día las milicias vascas en las trincheras? ¿Cómo les hacían llegar los alimentos? ¿Cuántas bajas causó el enfrentamiento en la línea defensiva? Las respuestas a todas estas preguntas se pueden obtener de diversas fuentes, pero la más duradera en el tiempo y la que permitirá mantener la memoria histórica de cara a las futuras generaciones es la arqueológica.

Por ello, desde 2013 un grupo de jóvenes voluntarios de la Sociedad de Ciencias Aranzadi se dedica cada año a descubrir nuevas trincheras y enclaves defensivos que aportan una valiosa información sobre la evolución de las fortificaciones vascas del sector centro de Gipuzkoa que se construyeron principalmente durante los primeros meses de la contienda civil.

La campaña de este año se enfoca en la recuperación y documentación casi integral de una posición fortificada del bando republicano que ha dado la mayor cantidad de materiales hasta el momento y hoy han presentado sus resultados. «Hemos abierto siete metros de trinchera, aunque todavía nos queda alguno más. Este año el tiempo no ha acompañado y por eso el ritmo de excavación ha sido más lento. Pero la riqueza del material y el buen estado de conservación nos da juego para interpretar lo que pasó aquí», ha explicado Julien Blanco, voluntario de la excavación.

La mayor parte de los hallazgos son restos bélicos, como casquetes de bala, bolas de plomo o fragmentos de mortero, del enfrentamiento que se produjo entre agosto y septiembre de 1936 tras la caída de Tolosa en manos de tropas franquistas y que causó, al menos que se conozcan, algo más de 100 muertes. Pero también se han extraído algunas latas de sardinas abiertas que les hacían llegar desde la comandancia de Loiola y una botella que podría contener alcohol. Lo más novedoso ha sido la aparición de un zapato, que se encuentra en investigación para determinar su procedencia y trozos de cuero que pueden ayudar a dilucidar el atuendo y equipamiento de las milicias vascas en los primeros meses de la guerra, ya que por entonces no tenían uniforme.

Este proyecto que lleva ya 9 años en pie ha sido promovido por los ayuntamientos de Aduna, Asteasu, Larraul y Zizurkil, todos ellos colindantes al sistema defensivo Saseta, y cuenta con la colaboración de la dirección de derechos humanos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, cuyo presidente, Ion Gambra, ha hecho acto de presencia junto a los alcaldes de estos municipios. «Este tipo de iniciativas son muy importantes para nosotros, ya que son ejemplo de un proyecto comunitario y que acerca a los jóvenes a la memoria histórica, lo que garantiza el relevo generacional en esta labor», ha declarado Gambra tras la visita a la excavación.

Además del trabajo arqueológico, Aranzadi también organiza proyectos de divulgación y educación sobre los descubrimientos que realizan, como charlas, visitas a las excavaciones y excursiones para colegios. Toda la información se encuentra disponible en su página web, www.aranzadi.eus.