diumenge, 29 de maig del 2022

El diario del jefe nazi en Gernika: “Todavía pueden verse los agujeros de las bombas en las calles, 'einfach toll'”.

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Wolfram von Richthofen, a la derecha, con uniforme militar

A pesar de que la propaganda franquista se esforzara en lo contrario, desde el primer momento estuvo claro que el bombardeo de Gernika en 1937 -del que este martes 26 se cumplen 85 años- había sido ejecutado por la aviación nazi que apoyaba al bando sublevado de Francisco Franco contra la II República española. También la Italia fascista estuvo al servicio de los golpistas. Si bien tuvo un papel secundario en Gernika, fue protagónico en otros ataques similares como el de Durango, ocurrido solamente unos días antes. Desde su cuartel general en un hotel de Vitoria, el jefe del estado mayor alemán en la Guerra Civil y comandante de la Legión Cóndor, Wolfram von Richthofen, estrecho colaborador de Adolf Hitler, describió en su diario la operación militar y explicó su autoría: “Todavía pueden verse los agujeros de las bombas en las calles, 'einfach toll'”.

Los recuerdos de los nazis que bombardearon Gernika, negocio en eBay

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En algunos artículos historiográficos ese “einfach toll” se traduce como que la situación le parecía “totalmente increíble” por inverosímil, pero la expresión en alemán se puede traducir también como “sencillamente maravilloso” o “simplemente genial”. En todo caso, Von Richthofen alude por dos veces en la entrada de ese mismo día a la palabra “éxito” para referirse a Gernika. Sus comentarios -y los testimonios de los supervivientes y las crónicas de los periódicos locales no controlados y, sobre todo, de la prensa internacional- echaban por tierra el intento del franquismo de culpar primero a los “rojos” de rociar la ciudad con gasolina para quemarla, como expresó el propio dictador en un comunicado el 5 de mayo. Era mentira: Antonio Arzanegi, panadero del pueblo y uno de los pocos propietarios de un coche en 1937, no pudo repostar su Ford ya el día anterior por falta de suministros, según la reconstrucción que llevaron a cabo los periodistas Gordon Thomas y Max Morgan Witts en ‘El día en que murió Guernica’, obra publicada en 1975.

Los archivos alemanes exhiben públicamente un pequeño fragmento de siete páginas del diario de guerra de Von Richthofen, escrito a máquina y en alemán. El documento no es exactamente diario porque las operaciones se lo impedían. En el caso de Gernika, sus reflexiones están plasmadas a 30 de abril, cuatro días después. El estado mayor alemán tenía su base en el Frontón Hotel de la calle de San Prudencio de Vitoria y los aviones de la Legión Cóndor su base los dos aeródromos de la ciudad, principalmente en el campo de aviación de la actual Salburua ya que en Lacua, según algunos documentos, estaba la Aviazione Legionaria de Italia, que también tenía un importante contingente en la capital vasca. Está documentada la ocupación nazi de Vitoria al menos desde septiembre de 1936, ya que un aparato cayó en plena calle. El alcalde golpista, Rafael Santaolalla, era abiertamente fascista y gastó ingentes cantidades de dinero en 'engalanar' la ciudad con esvásticas y banderas de Italia, así como en organizar homenajes, paradas, comidas y obras de teatro para las naciones aliadas de Franco. En diferentes portales de coleccionismo hay recuerdos de esta época a la venta mientras que el material en posesión de los archivos locales es muy escaso.

La documentación de Von Richthofen, cuyo primo Manfred era el conocido como 'barón rojo' en la I Guerra Mundial, muestra cómo muchas unidades operativas recibían la denominación '88'. La octava letra del alfabeto es la H y ese código era una manera encubierta para decir 'Heil Hitler'. También demuestran que la comunicación con los sublevados era total, lo que igualmente descarta la hipótesis de que Alemania actuara unilateralmente en Gernika sin conocimiento de Franco. El 26 de abril de 1937 Von Richthofen mantuvo una comunicación regular con Juan Vigón, jefe del estado mayor del Ejército sublevado en el frente norte. Después del bombardeo, Franco y su mano derecha, Emilio Mola, que fallecería unos días después en un accidente aéreo, se reunieron con los nazis y fascistas tanto en el frente como en Vitoria. La revista de propaganda de la Falange 'Vértice' recoge imágenes de Franco y Mola paseando por un pueblo destruido de Bizkaia que no precisan. Otra publicación, 'Fotos', sí sitúa al menos a Mola muy sonriente en Gernika a las pocas horas de los hechos. Las pruebas de la cumbre en Vitoria las aporta Von Richthofen en su diario, una de cuyas entradas cierra explicando la invitación para una cena con colegas españoles e italianos. Gordon Thomas y Max Morgan Witts también publicaron una foto de Franco en Vitoria en esa época pero en la prensa local hay un silencio sepulcral al respecto, como en general sobre la presencia nazi-fascista.

El diario del jefe nazi, que conocía el simbolismo de la villa de Gernika y que explica someramente la historia del viejo roble que representa a los fueros vascos y en el que ahora juran los lehendakaris, señala que la ciudad de “5.000 habitantes” quedó “literalmente arrasada” por sus hombres. Viene a justificar la masiva destrucción porque, al haber durado tres horas la operación, tras las primeras pasadas “ya había humo por todas partes” y “nadie podía ver los objetivos”, por lo que las bombas cayeron en todos los lados. Eran bombas incendiarias y “la construcción de las edificaciones con techos de tejas, galerías de madera y con estructura de madera condujo a la destrucción total”. El alemán explica que era día de fiesta en el pueblo, que muchos salieron de Gernika “justo al comienzo” y que otros se guarecieron en refugios.

Las reflexiones de Von Richthofen describen también la destrucción de Durango, “bonito pueblo con bellos palacios nobiliarios”. “Es como si las bombas estuvieran buscando las iglesias”, dice sobre el operativo comandado por los fascistas al servicio de Benito Mussolini. “La gran catedral [por Santa María] recibió al menos seis bombas”, señala. Explica que los templos se habían convertido en “cuarteles rojos”. La situación en Eibar, una “ciudad industrial con fábricas de armas y metalurgias” también le pareció “impactante”. “El centro quedó completamente quemado”, señala.

Los diarios muestran un aire de superioridad de los nazis con respecto a sus socios españoles y, sobre todo, con respecto a los italianos. Von Richthofen ironiza que el gran éxito “rojo” en la Guerra Civil fue en Guadalajara, donde los fascistas eran “superiores en número” pero perdieron ante las fuerzas gubernamentales. También en operaciones mixtas en Bergara y otras localidades vascas se apreciaba tensión con las tropas de Mussolini. “¡Así son nuestros hermanos!”, protestaba por escrito el jefe nazi.