dissabte, 3 de juny del 2023

Descendientes de brigadistas denuncian dificultades para pedir la nacionalidad española

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Sol Carreras

Madrid, 31 may. La Ley de Memoria Democrática de España permite solicitar la nacionalidad a hijos y nietos de exiliados, pero también a descendientes de miembros de las Brigadas Internacionales que lucharon en la Guerra Civil (1936-1939), algunos de los cuales denuncian dificultades en los consulados para gestionar un proceso que emprenden por un motivo "sentimental".

"El consulado (en Argentina) está desbordado con la 'ley de nietos'. Conseguir un turno es prácticamente imposible", dijo a EFE Gustavo Corach , descendiente de brigadista, que se encuentra inmerso en ese proceso y tiene previsto viajar a España para hacer los trámites ante las dificultades que ha encontrado en su país.

Se trata de una cuestión "sentimental" y "simplemente es algo que le hubiera gustado a mi padre", comenta este argentino de 71 años, hijo de Luis Corach, que se unió a las Brigadas Internacionales que lucharon en la contienda en España.

En concreto, su padre viajó de Argentina a España a comienzos de 1937 para apoyar al bando republicano movido por sus convicciones políticas y se dedicó a asistir a heridos, al ser en aquella época estudiante de Medicina, hasta que se exilió en 1939 en Francia, donde acabó en campos de concentración.

"Siempre fue un hombre de izquierdas", señala Corach, que lamenta que su padre no pudiera solicitar la nacionalidad española por haber fallecido cuando el Gobierno de España dio por primera vez la oportunidad de hacerlo a los brigadistas a través de un Real Decreto en 1996, ya que asegura que "España la llevaba dentro".

En 2007, la Ley de Memoria Histórica facilitó el proceso al evitar a los brigadistas tener que renunciar a la anterior nacionalidad.

Y la Ley de Memoria Democrática que entró en vigor el pasado mes de octubre amplió la posibilidad de solicitar la nacionalidad española a los descendientes de voluntarios de este cuerpo, un paso relevante teniendo en cuenta que el último de sus miembros murió en 2021.

CONSULADOS SIN INFORMACIÓN

Adrián Bodek, de 69 años, residente en México, lamenta que en el consulado de su país "no tenían ni idea" sobre la posibilidad de que los descendientes de brigadistas puedan solicitar la nacionalidad por carta de naturaleza (una medida de gracia).

Él también viajará a España para trabajar en un proyecto y de paso hacer los trámites en memoria de su abuelo, Günter Bodek, de origen alemán.

La Guerra Civil lo sorprendió en España, donde había emigrado con su familia después del ascenso de Adolf Hitler al poder, y tras intentar sin éxito unirse al ejército republicano, acabó al frente del hospital de las Brigadas Internacionales ubicado en la localidad de Benicasim (este).

"Mi abuelo era director del hospital y mi abuela (Käte Kirstein) asistente de rayos X", cuenta Adrián, que explica que en 1942 ambos emigraron de España a México, donde adquirieron la nacionalidad mexicana.

Adrián actualmente tiene doble nacionalidad alemana y mexicana, pero le interesaría mucho adquirir la española porque asegura que se siente "muy identificado" con España, donde residió también su padre.

HIJA DE UN BRIGADISTA ESPAÑOL

Aunque la inmensa mayoría de miembros de las Brigadas Internacionales eran extranjeros (en concreto, fueron más de 35.000 hombres y mujeres de 53 países distintos, según la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales), hay excepciones, como la de Eugenio Pacha, español que ejerció como comisario político.

Tras la Guerra Civil cruzó la frontera española con Francia, estuvo en dos campos de concentración franceses y llegó a combatir en el país vecino durante la Segunda Guerra Mundial, donde conoció a su mujer.

"Siguió el compromiso político en el exilio sin tener ningún cargo", relata a EFE su hija, Victoria Pacha, de 77 años, que nació en Francia y desde allí acompañó a sus padres por un largo periplo que los llevó a Argelia, Hungría y desde 1963 a Cuba, donde permanece enterrado su padre, que recuperó la nacionalidad española en 1978, diez años antes de morir.

Victoria fue apátrida hasta los 22 años y tiene actualmente la nacionalidad francesa, país donde reside, pero querría adquirir la española a través de la ley de memoria como una forma de rendir "homenaje" a su padre.

Otros descendientes de brigadistas como Steve Bennett, inglés residente en España, están interesados en pedir la nacionalidad pero no lo van a hacer por una cuestión económica, al no poderse "costear los gastos" de los trámites, que estima en alrededor de 1.000 euros.