dissabte, 30 de setembre del 2023

27 de septiembre 1975: terrorismo franquista hasta el final

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Los condenó un régimen ilegal, unos tribunales ilegales, con unas declaraciones escritas por la policía y obtenidas bajo salvajes torturas. Las sentencias estaban dictadas de antemano, aquello fue un trámite siniestro.

Por Iñaki Alrui | LQSomos

Este próximo miércoles 27 de septiembre, se cumplen cuarenta y ocho años de los últimos fusilamientos del franquismo. Tras una farsa de consejos de guerra que fueron deslegitimados por el mundo entero, cinco jóvenes militantes antifranquistas fueron asesinados. Era muy caro luchar por la libertad en esos años, pero ellos no lo dudaron y simbolizan a toda una generación de resistentes que se enfrentaron a un franquismo terminal cuya crueldad era directamente proporcional a su nivel de agonía.

El relato de la memoria histórica sigue pendiente de construir en todo el estado, por lo que, mientras no se cumpla la Verdad, con Justicia y la necesaria Reparación, siempre seguiremos lejos de la NO Repetición. Hoy vemos cómo banalizan lo que fue luchar contra el franquismo, blanqueando los últimos años del terror de la dictadura. Terror, porque la dictadura franquista fue un constante acto de terrorismo de estado, de principio a fin. El franquismo asesinó, encarceló y torturó hasta el final, y aún hubo una prórroga con la sangrienta Transición que el relato oficial edulcora.

Era la España del miedo y el terror, miedo a hablar, miedo a posicionarse, miedo a ser, el lema por excelencia era “no te metas en política”, una frase muy común predicada por su excelencia el dictador criminal. Y a pesar de todo ello, frente a la dictadura del régimen terrorista franquista, a finales de los sesenta y principios de los setenta arrancó con fuerza un impulso de lucha del movimiento obrero y del movimiento estudiantil. En ocasiones hubo movilizaciones de carácter masivo: las manifestaciones obreras de 1967 en Madrid, las huelgas generales durante los años setenta en el País Vasco y Cataluña, las luchas de Vigo, El Ferrol, el 1 de mayo del 73 en Madrid… todo organizado desde la clandestinidad y la ilegalidad total declarada por un régimen totalmente ilegal.

“Salto” del FRAP el 1º de mayo de 1973 en Antón Martín, Madrid

Sin embargo, todo este movimiento no se pudo encauzar en formas organizativas estables, como es lógico. El número de personas organizadas sindical o políticamente fue mínimo en relación con la capacidad de movilización que hubo. La clandestinidad y el carácter ilegal de partidos y sindicatos lo hizo imposible. La otra cara de las movilizaciones siempre serán los muertos por disparos de la policía y las personas encerradas y torturadas.

Recordemos: 28 asesinatos en 1975. ¡Terrorismo de estado! Ninguno de ellos investigado a día de hoy. El franquismo empezó matando y acabó matando. Y a pesar de que eso es una realidad histórica, durante estos 48 años los fieles defensores de la Constitución del 78 se han afanado por desdibujar que el franquismo fue una dictadura terrorista también en su última etapa, que hoy se pretende describir como una época de “apertura”. La fake news más antigua de nuestra democracia.

Fueron los más jóvenes quienes encabezaron esos años la lucha por las libertades democráticas, de entre los miles de detenidos que se produjeron en aquel 1975, fueron procesados en Consejos de Guerra sumarísimos los militantes del FRAP: Xosé Humberto Baena Alonso (24 años); Fernando Sierra Marco (19 años); Vladimiro Fernández Tovar (21 años); Manuel Blanco Chivite (30 años); Pablo Mayoral Rueda (24 años); Ramón García Sanz (28 años); José Luis Sánchez-Bravo Solla (21 años); Manuel Cañaveras de Gracia (20 años); Concepción Tristán López (21 años); María Jesús Dasca Penelas (20 años); José Fonfría Díaz (30 años). Y los miembros de ETA político-militar: Ángel Otaegui (33 años); José Antonio Garmendia Artola, (24 años); y Juan Paredes Manot “Txiki” (21 años).

Esas edades dicen mucho: hablan de una juventud que no estaba dispuesta a vivir bajo el aire irrespirable de la dictadura. Una generación que, a mediados de los años sesenta, recogió el testigo de la lucha por la libertad. Una lucha, y es bueno recordarlo, que el franquismo tuvo siempre de frente. Nunca la dictadura terrorista de Franco pudo dormir tranquila, siempre hubo rebeldía, disidencia y enfrentamiento contra el régimen.

Los Consejos de Guerra fueron una farsa que superó todos los límites imaginables. Se aplicó con carácter retroactivo la llamada “Ley de prevención del terrorismo”, saltándose la propia legalidad franquista. Los abogados defensores, en los consejos de guerra de El Goloso, Madrid, tuvieron acceso a los sumarios unas horas antes. Cuando los abogados defensores, titulares y suplentes quisieron hablar, fueron expulsados de la sala y llevados a punta de pistola fuera del acuartelamiento. La “defensa” quedó a cargo de los abogados de oficio, que eran militares de profesión.

Los condenó un régimen ilegal, unos tribunales ilegales, con unas declaraciones escritas por la policía y obtenidas bajo salvajes torturas. Las sentencias estaban dictadas de antemano, aquello fue un trámite siniestro.

De entre todos los procesados, cinco jóvenes fueron condenados a muerte: Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez-Bravo Solla, Ramón García Sanz, Ángel Otaegui y Juan Paredes Manot “Txiki”. Y pese a ello, no quisieron rendirse. Por eso pudo Xosé Humberto Baena comenzar su carta de despedida con una serenidad escalofriante: “Papá, mamá: me ejecutarán mañana…”, o pudo Juan Paredes Manot “Txiki”, dedicar a sus hermanos pequeños, en el reverso de una fotografía, las palabras del Che que figuran en su epitafio: “Mañana cuando yo muera, no me vengáis a llorar. Nunca estaré bajo tierra, soy viento de libertad”.

La indignación internacional fue inmensa, por todas partes hubo acciones de protesta, embajadores que intervenían, manifestaciones multitudinarias, fue la aceleración para acabar con la dictadura. A los pocos días a Franco lo ingresaban en el Hospital para poner fin a tan siniestro personaje.

Los sucesos de aquel 27 de septiembre, gracias al sacrificio de nuestros compañeros y a las luchas colectivas contra la dictadura, marcaron el inicio del declive del franquismo que preludió la (mejor o peor) democracia. Los cambios políticos acaecidos tras la muerte de Franco no habrían tenido la misma evolución sin los fusilamientos de 1975 que aíslan internacionalmente al régimen, esto y las inmensas movilizaciones populares de aquellos años impidieron cualquier posibilidad de continuismo directo. Es bueno también recordar que Felipe González y Santiago Carrillo, amparados detrás de unas históricas siglas, capitalizaron aquel impulso al que se llegaba, llamado transición, y todo quedó en un cambio pactado que dejó intactas las estructuras del franquismo para más tarde ser “maquilladas” –por ejemplo TOP-Audiencia Nacional– y, en otros casos, ni tocadas, como el Ejército, la Guardia Civil o la policía. Pero el cambio llegó.

Hace falta rescatar la memoria de aquel tiempo para satisfacer una justicia que, cuarenta y ocho años después, aún espera. El mundo condenó a Franco. Pero aquellas condenas ilegítimas aún no han sido revisadas ni anuladas, ni quienes las firmaron, en nombre de un régimen sangriento, han respondido de ello. Como de tantas otras cosas.

Los fusilados del 27 de septiembre de 1975 cumplieron con su deber ético de resistir a un régimen tiránico, y aquellos cinco jóvenes asesinados representan a todos los luchadores de la última etapa del franquismo, muchos afortunadamente vivos aún, que han abierto paso a las libertades en nuestro país, a veces pagando un precio muy alto por ello.

La Plataforma abierta “Al Alba” ha preparado un acto en homenaje, Madrid, a la Resistencia Antifranquista y en reivindicación de la Memoria Histórica, pues sabemos que con impunidad no hay democracia. Queremos contribuir a mantener viva la historia de la resistencia al régimen de terror del franquismo, declarando el 27 de septiembre como “Día de Resistencia Antifranquista”.

Este acto se suma a todos los homenajes en recuerdo y reivindicación de la resistencia antifranquista que se harán por todo el Estado español en estos días, rompiendo el olvido impuesto desde la Transición. Hay muertes y sangre silenciadas en el origen de esta “democracia”, por eso no faltarán los homenajes en los cementerios donde reposan los restos de los fusilados, el recuerdo frente a los paredones, las palabras en los barrios. Es un camino largo, pero el fascismo del Estado español tendrá que ser juzgado.