ERC -que la propuso-, PSOE y Sumar respaldan una iniciativa que pide al Gobierno reconocer a los guerrilleros antifranquistas como parte de la lucha democrática, frente al rechazo de PP, Vox y UPN.
La Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados aprobó este miércoles 7 de octubre una proposición no de ley (PNL) presentada por Esquerra Republicana (ERC) para reconocer a los miembros de la guerrilla antifranquista —también conocidos como maquis,— como combatientes por la libertad y la democracia. La iniciativa contó con el apoyo de ERC, PSOE, Sumar y sus aliados parlamentarios, mientras que PP, Vox y UPN votaron en contra.
En la proposición se insta al Gobierno a aplicar diversas medidas en el marco de la Ley 20/2022 de Memoria Democrática, entre ellas el reconocimiento público e institucional de Francisco Martínez López «El Quico» y Esperanza Martínez García, dos de los últimos supervivientes de la guerrilla antifranquista, como combatientes por la libertad y la democracia. También propone concederles la máxima distinción civil y honorífica prevista legalmente, en un acto solemne que represente al conjunto de los guerrilleros, que también operaron en los montes de Cantabria durante décadas.
Entre las medidas planteadas se incluye el reconocimiento del carácter militar de los combatientes de la guerrilla, asimilándolos al Ejército Republicano, con el objetivo de evaluar indemnizaciones y pensiones.
Además, se pide poner en marcha medidas de apoyo económico, sanitario y asistencial para garantizar una vida digna a los supervivientes; agrupar y digitalizar la documentación oficial relativa a la guerrilla, hoy dispersa en archivos como el de la Guardia Civil; y promover programas de recuperación y difusión de la memoria de la guerrilla en colaboración con universidades, entidades memorialistas y centros de investigación.
Durante el debate, ERC defendió la iniciativa como un acto de justicia pendiente, recordando que, pese a la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática hace casi tres años, el Estado no ha adoptado medidas específicas para reconocer a los últimos guerrilleros vivos. El portavoz republicano subrayó que el reconocimiento es «un deber democrático» hacia quienes siguieron combatiendo por la libertad tras la derrota de la República.
PSOE y Sumar respaldaron la propuesta tras negociar una redacción final que rebajó el apartado relativo a la equiparación jurídica plena con el Ejército Republicano.
Por su parte, el Partido Popular (PP) expresó un rechazo frontal a la iniciativa. El diputado Pedro Muñoz Abrines argumentó que la Transición fue «una de las épocas más brillantes de nuestra historia» y criticó las políticas de memoria impulsadas desde el Gobierno. El parlamentario cuestionó la legitimidad democrática de la Segunda República, a la que calificó como «una democracia sin demócratas», y sostuvo que «luchar contra el franquismo no convierte automáticamente en demócrata a nadie». Muñoz Abrines también acusó a los maquis de haber matado a «cientos» de civiles y al Partido Comunista de España (PCE) de «depurar» (interpretándolo él mismo como asesinar) a los guerrilleros que discrepaban internamente.
La intervención del PP dio como hechos lo que eran afirmaciones ideológicas más cercanas a las tesis del franquismo que a las de un partido en democracia: la Ley de Memoria Histórica no anuló ninguna medida de la Transición y se centró en en reparar a víctimas de la dictadura que no habían sido reconocidas (las heridas no estaban «cerradas», como sostiene el parlamentario) , la República fue un régimen democrático con sufragio universal y pluralidad de partidos, la ONU ha reconocido el carácter antifascista de la guerrilla, de la que, desde luego, ningún historiador ha contabilizado esos «cientos de civiles muertos», como tampoco consta que el PCE «asesinara» sistemáticamente a guerrilleros.
Algunos de estos argumentos, como el de Zapatero, el de la República o el del PCE, no tienen que ver con lo que se votaba: el reconocimiento de los guerrilleros a la lucha contra el franquismo y, por tanto, por la democracia.
LA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA
Los guerrilleros o emboscados fueron combatientes antifranquistas que, tras la Guerra Civil española, mantuvieron la resistencia armada contra la dictadura de Franco en zonas rurales y de montaña, especialmente entre 1939 y comienzos de los años cincuenta. Su memoria fue criminalizada durante el franquismo y marginada en las décadas posteriores. Solo recientemente, a través de la Ley de Memoria Democrática y de las iniciativas de asociaciones memorialistas, se ha comenzado a reivindicar su papel en la lucha por la libertad y la democracia.
En Cantabria, la guerrilla antifranquista contó con figuras destacadas que trabajaban en lugares como los montes de Liébana, pero también en Campoo, Miera o Arredondo como Jesús de Cos; los míticos Juanín (Juan Fernández Ayala) y Bedoya (Francisco Bedoya Gutiérrez), activos en los Picos de Europa hasta su asesinato bien entrados los años cincuenta; o José Lavín Cobo, (Pin El Cariñoso), ejecutado en 1941 y cuya figura dio nombre a una de las primeras agrupaciones guerrilleras en la región. También participaron guerrilleros y enlaces como Félix Adiego, de Torrelavega, o Pedro Fernández Cuevas ‘Pedrucu’, de Rionansa. Entre las principales agrupaciones en Cantabria estuvieron la Agrupación Guerrillera del Cariñoso, la Brigada Machado y la Agrupación Guerrillera de Santander, con conexiones con redes de resistencia de Asturias, León y Palencia.
La semana pasada, la delegada en Cantabria de AGE (Archivo, Guerra y Exilio), Marisol González repasaba en una conferencia el legado, menos reconocido por la historia –pese a que sufrieron una cruel represión–, de las mujeres en la guerrilla, en la que actuaban como enlaces, transportando alimentos, medicinas y mensajes, y ofreciendo refugio a los guerrilleros. Nombres como Lola Lavín, fusilada por su relación con la Agrupación Guerrillera del Cariñoso; María Oti, suegra del Cariñoso, también ejecutada, y María Solano, su pareja, que pasó doce años en prisión y evitó el fusilamiento por estar embarazada. O Carmen de Miguel y su hija Carmen Gómez, asesinadas en Tama en 1952 por apoyar a la Brigada Machado. Asimismo, Fidela Gutiérrez Gómez, de Caranceja, ofreció su casa como punto de apoyo para los guerrilleros, entre ellos Jesús de Cos y Agapita González, ambos exiliados después en Francia. En Torrelavega, Carmen Manrique Santamaría fue detenida, torturada y encarcelada por su labor como enlace, logrando fugarse y continuar su militancia republicana en el exilio, donde llegó a ser nombrada sargento del Ejército republicano en 1963.
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