dimarts, 29 de desembre del 2015

El leonés más rápido que el sonido se cae del callejero.


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El nieto del comandante Zorita inicia una campaña para que pase a la historia como héroe y no como combatiente franquista

  • El aviador falleció probando un caza en 1956 - ARCHIVO DEMETRIO ZORITA
    El aviador falleció probando un caza en 1956 - ARCHIVO DEMETRIO ZORITA
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E. GANCEDO | LEÓN 29/12/2015
Demetrio Zorita Gómez-Escolar se llama y se apellida de primero igual que su abuelo ponferradino, un pionero de la aviación que fue el primer piloto español en romper la barrera del sonido. Pero que también luchó del lado franquista en la Guerra Civil y que se alistó en la División Azul para combatir a Stalin en Rusia, mano a mano con los nazis. Ahora Demetrio intenta ayudar a su antepasado —60 años después de muerto— a librar una última batalla: la que lo enfrenta al ayuntamiento de Madrid desde que el pleno del pasado día 22 acordara suprimir del callejero treinta nombres relacionados con el régimen de Franco en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica. El comandante entre ellos.
«Mi abuelo fue un chaval de incorporación tardía a la guerra y participó en ella como todos los españoles de su época —explica Demetrio Zorita Gómez-Escolar—; y es cierto, también ante la Rusia comunista en el bando de los que consideraba aliados ideológicos pero en quienes descubrió con decepción a un ejército imperialista». El nieto del comandante, embarcado en la tarea de reivindicar su buen nombre —«su memoria», especifica—, argumenta que el piloto ponferradino «no participó en los aparatos del Régimen posterior sino que se dedicó enteramente a su profesión, y en ella destacó por una hazaña que no tiene nada que ver con méritos bélicos ni dictaduras. Por ella, y dada su trágica y temprana muerte, se le quiso recordar y honrar con calles en Madrid, León y Ponferrada».
Y aunque aún no se han publicado las actas del pleno madrileño —en León y el Bierzo reina la calma en este sentido—, la propuesta del PSOE era poner en marcha un plan de cuatro meses para aplicar la Ley de la Memoria Histórica, y el listado concreto de treinta calles fue aportado por el grupo municipal de Ahora Madrid. «De todas formas, los nombres tienen que ir a la Junta de Distrito para ser refrendados o no, y de nuevo al Consejo de Gobierno del ayuntamiento. Por lo tanto la decisión no es firme aún, y la placa no se puede retirar», especifica Demetrio Zorita. El mismo que recurre a la Ley de la Memoria Histórica para defender que el nombre de su abuelo no debería formar parte del listado: «El artículo 15 de esa ley habla de ‘retirar menciones de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura’. Sin entrar a valorar la ley, creo sencillamente que no afecta al comandante Zorita en ninguno de sus aspectos».
En una tribuna publicada en el diario digital El Español, Pedro Cifuentes recuerda que el pasado martes la concejala de Cultura, Celia Mayer, afirmaba que Zorita fue «un aviador sublevado contra la República en 1936, que vulneró pues un régimen legítimamente democrático mediante las armas, y que combatió con los nazis en la II Guerra Mundial», pero el periodista también objeta que, cuando estalló la guerra, «Demetrio Zorita Alonso se preparaba para ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos» y que «al igual que ocurrió para toda una generación de españoles, el conflicto trastornó (o destrozó) la vida del joven leonés».
En ese texto, Cifuentes repasa la proeza según la cual el nombre del comandante Zorita se ha venido incluyendo en las enciclopedias, la de pilotar un avión a 340 metros por segundo (1.100 kilómetros por hora). Fue en 1954, en la base francesa de Brétigny, donde Zorita se preparaba como piloto de pruebas y cuando surcaban los cielos de Europa los primeros reactores. Cifuentes rescata el parte firmado por el propio aviador berciano: «Me pongo en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. El avión entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas, obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos cuatro kilómetros del campo. El machímetro sigue subiendo; empieza a recoger suavemente para correr el aeródromo. En tierra han oído el bam-bam y me felicitan por radio. Ha resultado más fácil de lo que creía».
Dos años después, el ejército español se debatía entre dos modelos de cazas. Uno de ellos, la avioneta francesa Dewoitine, era un auténtico peligro según algunos profesionales, y fue el ya entonces comandante (lo nombraron en 1949), quien decidió asumir el riesgo. Despegó en Torrejón pero, de repente, el aparato se precipitó al suelo y el piloto falleció instantáneamente. El ejército, claro, acabó comprando el otro modelo.
Zorita Gómez-Escolar valora así la actual polémica: «Me parece un error causado probablemente por la precipitación del grupo municipal de Podemos ante la presión que había creado el PSOE y una denuncia presentada a mitad de diciembre por no estar aplicando la ley. Eso sí, estamos seguros (aunque inquietos) de que a la hora de materializar una resolución en firme el ayuntamiento aplicará el máximo rigor histórico y respetará la memoria de mi abuelo».