diumenge, 6 de març del 2016

José Banús, de quintacolumnista en el Madrid republicano a promotor de lujo en la España franquista


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MARÍA SERRANO / 6 Mar 2016
El promotor José Banús, fallecido en los años 80, en una imagen de archivo. // DIARIO SUREl promotor José Banús, fallecido en los años 80, en una imagen de archivo. // DIARIO SUR

Cuando el empresario catalán José Banús se trasladó en 1962 a la Costa del Sol, no podía imaginar la herencia turística que su nombre dejaría en el fastuoso puerto de la jet set marbellí, hoy sitio de referencia para las clases adineradas y en aquella época apenas unas hectáreas de terreno agrícola. Este constructor y promotor inmobiliario se trasladaría en su juventud al Madrid Republicano donde terminó por convertirse en un espía del régimen franquista. Hoy su nombre rinde homenaje a la ostentación entre los privilegiados que disfrutan del exclusivo enclave.

La creación de un Beverly Hills malagueño lo catapultaría a la fama, gracias a la idea del promotor alemán Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, que lo ayudó en la construcción de su imperio. Con apenas catorce años, Banús se trasladó con su familia al Madrid, donde viviría de primera mano la Guerra Civil española. En la primavera de 1937 el joven Banús había entrado en contacto con la resistencia franquista dentro del Madrid republicano con la idea de realizar espionaje a favor de la España fascista.

La red conseguiría tener un grupo de enlaces cuyos mensajes cifrados pasaban a los derechistas que se encontraban en los hospitales militares o los hacían llegar, a través unidades militares clandestinas, hasta la España nacional que rodeaba con sus efectivos la capital. Uno de los modos de pasar información a la otra zona era a través de Radio Salamanca, mediante un transmisor clandestino que transmitía mensajes encubiertos como ‘El zamorano llegó bien’ o ‘Artagna vas bien’

ESPIONAJE PARA LA ESPAÑA DE FRANCO
Sus actuaciones no dejarían impasible al ejército republicano que, siguiendo sus pasos, detendría a muchos miembros de la red, entre ellos a Banús, en una redada: serían acusados de espionaje y alta traición el 5 de abril de 1938. El constructor reconocería en su interrogatorio el trabajo de espionaje contra el Gobierno de la Segunda República. Sin embargo, el Gobierno republicano tenía muy presente que estaba perdiendo la contienda, por lo que conmutaría su pena a Banús, que fue liberado en marzo de 1939 tras la llegada de las tropas nacionales a Madrid.

Terminada la contienda, José Banús consiguió, gracias a los favores del régimen naciente, contactos para participar como constructor en las obras de la carretera de acceso al Valle de los Caídos. Según Nicolás Sánchez Albornoz, el destacamento encargado en esta obra fue el de “peor trato” de los tres que operaban, utilizando mano de obra esclava con presos políticos del régimen en plena posguerra.

La amistad con el caudillo era muy estrecha, lo que le permitió a Banús iniciar una importante carrera inmobiliaria. El régimen le daría licencias para la construcción del Barrio del Pilar y el barrio de la Concepcióncon el objetivo de crear viviendas sociales para la clase media que comenzaría a despuntar hacia 1950 tras la posguerra.

EL IMPERIO BANÚS
La afluencia masiva del turismo llevó al avispado empresario hacia otras miras. El arquitecto Noldi Schreck, que participó anteriormente en construcción de Beverly Hills, propuso a José Banús hacer un puerto deportivo en plena costa del Sol, una idea que el adinerado constructor quiso llevar a cabo para consolidar su imperio.

La sociedad Banús Andalucía la Nueva S.A fue la encargada de realizar las obras con un capital de 950 millones de pesetas. El director gerente al frente de la empresa sería José María Piñar Miura, alcalde de Sevilla entre 1947 y 1952. El proyecto, presentado en 1962 ,se conocería como ‘Plan de ordenación de la ciudad Parque de Turismo Andalucía la Nueva’.

Hoy la página oficial del importante enclave turístico define al constructor Banús, fallecido en 1984, como un “emprendedor, adelantado, visionario… cualquiera de estos términos define perfectamente el significado de la personalidad del constructor, padre de uno de los más importantes enclaves turísticos del mundo”. Nada se dice de su pasado franquista ni de la intensa etapa de espionaje que le condujo al corazón del régimen.

En 1970, José Banús bautizaría así el complejo y el puerto deportivo que lleva íntegramente su nombre. Puerto Banús ofrecía lujo, dinero y grandes oportunidades en la burbuja inmobiliaria. A la inauguración no faltó ni el príncipe Don Juan Carlos o el mismísimo Julio Iglesias. Al poco tiempo de su inauguración, la empresa de Banús fue acusada por desviación de fondos. Una década más tarde presentó en suspensión de pagos. Fallecido en 1984 sin descendencia, el constructor Banús no pudo remontar aquel imperio amparado bajo las alas de un régimen que ya no existía.