dimecres, 28 de juny del 2017

Culmina el 'Diccionario del exilio' tras más de dos décadas de trabajo.


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El atlas de la 'España peregrina'

La escritora María Zambrano a su regreso a España, el 20 de noviembre de 1984, tras su largo exilio en Cuba.
La escritora María Zambrano a su regreso a España, el 20 de noviembre de 1984, tras su largo exilio en Cuba. / Efe

Un centenar de investigadores culmina el 'Diccionario del exilio' tras más de dos décadas de trabajo | Recorre todos los mapas del destierro con sus más de 1.500 entradas en cuatro volúmenes y 2.300 páginas

Miguel Lorenci
MIGUEL LORENCIMadrid
El talento huyó de una España desangrada cuando Franco ganó la guerra en 1939. Fue un exilio masivo del que apenas conocemos la punta del iceberg. Fueron legión los intelectuales y creadores forzados a huir. Ahora es posible calibrar la dimensión de la tragedia, conocer la parte sumergida del gigantesco carámbano de la 'España peregrina' gracias al 'Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939'. Una colosal hazaña editorial e historiográfica sustanciada en cuatro volúmenes con más de 2.300 páginas que publica la sevillana Editorial Renacimiento. Habrá versión digital en 2019.
Este definitivo atlas del exilio incluye a autores en lengua castellana, catalana, gallega y vasca. «A todos los escritores de la República española de las letras» según los editores del exigente trabajo colectivo, el Grupo de Estudios del Exilio Literario (GEXEL), una agrupación de 102 investigadores adscritos al Departamento de Filología Española de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) creado en 1993. Un centenar de expertos que ha culminado su desafío tras más de dos décadas de trabajo, con la ayuda de muchos colaboradores, para rescatar la memoria «de quienes el franquismo condenó al silencio y al olvido» y que en muchos casos «siguen siendo escritores ignorados».
Las cerca 1.500 entradas de este monumental diccionario -todas firmadas por sus autores- dan cuenta de la trayectoria vital y creativa de los casi 1.200 intelectuales españoles trasterrados tras nuestra guerra fratricida guerra. Una generación brillante con iconos muy recocidos, como Antonio Machado, Luis Cernuda, Rafael Alberti, María Zambrano, Pedro Salinas, Francisco Ayala, Max Aub o León Felipe, pero con otros nombres mucho menos familiares entre los 1.191 que se reseñan. En muchos casos marginados de nuestra memoria intelectual que ha ignorado su labor y su legado.
«El mejor homenaje a un escritor, vivo o muerto, es leerlo, tarea particularmente difícil en el caso del exilio», apunta en su introducción Manuel Aznar Soler, catedrático de Literatura Española Contemporánea de la Autònoma de Barcelona. Es el director del GEXEL y el coordinador del diccionario junto al profesor José Ramón López García. Consideran que España debía «saldar una deuda moral con aquellos españoles que pagaron con el destierro forzoso su fidelidad a la legalidad democrática republicana», como argumentan en el Manifiesto Fundacional de GEXEL. Casi todos creían que su exilio sería corto; confiaban en que la muerte de Franco les permitiera regresar, pero la situación «provisional» se prolongó 40 años.
En este gran atlas caben así «los distintos mapas de nuestro exilio republicano», todas sus carretera, caminos y callejuelas. De Londres a Buenos Aires, de La Habana a Nueva York, de París a Ciudad de México. Por ellas deambularon españoles doloridos como el malagueño Esteban Salazar Chapela, el 'tío de Londres', que mataba las horas y la nostalgia en el café Bretagne o en la sala de pintura Española de la National Gallery.
Es especialmente cuidadoso el diccionario con la labor de unas mujeres doblemente exiliadas, primero en casa, por la exclusión 'de género', y marginadas después de la memoria intelectual. Pioneras como Victoria Kent, primera directora de prisiones, que pasó varios años en París escondida de de los nazis en un cuartucho, de la poeta e impresora Concha Méndez o de María Lejárraga, a quien su esposo, Gregorio Martínez Sierra, usurpó la autoría de los textos que hubo de reivindicar desde el exilio.
Quieren los autores «recuperar su patrimonio cultual y literario». «Olvidarlas, ahora que aún puede reconstruirse buena parte de su historia documental y literaria, sería una segunda muerte, acaso definitiva», apuntan en su empeño de aprobar «una asignatura pendiente de la política cultural de la España democrática».
Algunos de los autores destacaron más como políticos, pintores, o historiadores. Entienden por 'escritor' a cualquier artista o intelectual -abogado, científico, filósofo, o perioista- que publicara un libro, sea de artículos o de memorias, a partir de 1939. Hay algunas exclusiones llamativas, como Ramón Gómez de el Serna que moriría en Buenos Aires. «El hecho de vivir en el extranjero durante la dictadura franquista no otorga la condición de exiliado al escritor si no es vencido republicano», se precisa. También quedan fuera los de segunda generación, autoexilados a partir de los cincuenta como Juan Goytisolo, Fernando Arrabal o Agustín Gómez Arcos.
No se limita el diccionario a los escritores del exilio republicano e incluye editoriales y publicaciones. Y lo hace desde la convicción de que «además de la importancia de las actividades en el campo editorial, las revistas constituyen el borrador de la literatura del futuro y son fundamentales para situar a los escritores en su contexto literario, social, ideológico y político».
El precedente de esta magna obra está en la que dirigió José Luis Abellán para el sello Taurus en 1976, 'El exilio español de 1939', en la que colaboraron víctimas del destierro como Juan Marichal, Manuel Tuñón de Lara, Manuel Andújar o Aurora de Albornoz. Se ocupó de la literatura, el teatro, el cine, la ciencia o el pensamiento, y destacaba ya la importancia de las revistas y las editoriales en los países de acogida, como Fondo de Cultura Económica en México o Losada en Argentina. Empresas que fueron decisivas para la subsistencia de los exiliado que realizaron para ellas traducciones, correcciones e ilustraciones.
Quieren sus responsables queel diccionario sea un texto de consulta «que proporcione una información rigurosa y facilite futuras líneas de investigación». Que estimule a nuevos y jóvenes investigadores «a estudiar y editar a autores olvidados, poco o mal estudiados». Unas figuras acaso «menores» pero «sin cuyo conocimiento nunca estará completa la historia y cultura españolas del siglo XX».
«Cuando el tema de nuestro exilio ha llegado en ocasiones a banalizarse, GEXEL reivindica con orgullo haber sido el grupo de investigación pionero en España en la reconstrucción de su memoria histórica, cultural y literaria, tarea de evidentes implicaciones éticas y políticas», se afirma en el Manifiesto fundacional de grupo creado en 1993 para reconstruir la memoria cultural del exilio.