dijous, 22 de febrer del 2018

Polémica sobre la supuesta última foto de Gerda Taro



https://verne.elpais.com/verne/2018/01/25/articulo/1516903636_573323.html


La mujer de la fotografía sí era Gerda Taro

Una imagen de 1937 rescatada en Twitter era en realidad un documento históricoImprimir


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Durante días, el tuit del exsoldado e historiador británico John Kiszely ha despertado una investigación histórica que ahora se cierra. Compartió sin saberlo la última imagen de Gerda Taro. La reportera de guerra se escondía, junto a su pareja Endre Ernö Friedmann, tras el seudónimo de Robert Capa. Fue la primera mujer dedicada a esta profesión que murió en el frente.



Just dug out this photo of a young doctor with the International Brigade in the Spanish Civil War in 1937 - my father.
La intención de Kiszely era la de mostrar una vieja imagen de su padre, médico húngaro que colaboró con las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española. Pero terminó desatando un inesperado debate. Una de las respuestas a su mensaje en Twitter se planteaba si la mujer que aparecía herida en ella era Taro.
Algunos detalles escritos en el reverso de la imagen eran inexactos: la fecha bailaba por un mes con respecto a la muerte de la reportera y la nota se refería a ella como la esposa de "Frank" Capa, por lo que existían dudas sobre si esta posibilidad era cierta.
El debate que se inició a mediados de enero concluye ahora con la investigación del periodista de Televisión Española Carlos del Amor, quien ha hablado con biógrafos de la fotógrafa de guerra y ha dado con una grabación de 1992 archivada en el Imperial War Museum de Londres. En ella, el propio médico que aparece en la foto confirmaba décadas después que estaba atendiendo a Taro.



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"Llegó a mis manos una mujer herida, casi muerta, aunque no tenía ni idea de quién era, descubrí más tarde que era la esposa del fotógrafo Robert Capa. Ella era periodista, reportera", cuenta el doctor Kizsley en la grabación.
La historia de la foto
"Mi padre era húngaro y se formó como médico en Budapest. Mientras se especializaba, decidió irse a España con Cruz Roja Internacional y sumarse a las Brigadas Internacionales. Estuvo allí desde enero de 1937 hasta el final de la guerra. Hungría tenía entonces un gobierno de derecha radical cercano a la Alemania de Hitler, así que él ya no era bienvenido en su propio país. En España hizo amistad con un grupo de británicos y decidió ir a Escocia con ellos. Se convirtió en un refugiado por haber ayudado a los combatientes españoles republicanos. Pero así es como conoció a mi madre", contaba a Verne John Kiszely después de que la imagen se hiciera viral en Twitter.
Cuando su padre falleció, hace 30 años, el británico acudió a una reunión de antiguos miembros de las Brigadas Internacionales. "Uno de los compañeros de mi padre -Reggie Saxton- me entregó la foto, pero no me dijo nada de la mujer que aparece en ella", cuenta. El exsoldado recuperó en 2018 la imagen de una caja de recuerdos y decidió compartir el descubrimiento en redes sin saber todo lo que iba a desencadenar.
"He recibido cientos de mensajes de agradecimiento desde España, llenos de sentimientos profundos", contaba el dueño de la instantánea.
El médico que atendió a Taro y su compañero en el frente que anotó la información en la parte posterior de la foto la definían como "la mujer de Capa". Era el signo de los tiempos. Robert Capa era en realidad el seudónimo compartido de la pareja formada por Endre Ernö Friedmann y Gerta Pohorylle(Gerda Taro), pero la historia ha hecho que se olviden los méritos de ella y el nombre se relacione solo con la mitad masculina de este tándem.

https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20180119/ultima-foto-gerda-taro-herida-muerte-6563325


Identificada la que podría ser la última foto de Gerda Taro, herida de muerte

Un general retirado británico, hijo de un médico de las Brigadas Internacionales, difunde en Twitter la foto de su padre atendiendo a la que parece ser la pionera fotoperiodista

Barcelona - Viernes, 19/01/2018 | Actualizado el 02/02/2018 a las 20:22 CET



Gerda Taro y Robert Capa, en la terraza del Café du Dôme de París, retratados por su amigo Fred Stein (principios de 1936). / FRED STEIN SCRT ESTATE OF FRED STEIN INTERNATIONAL CENTER OF PHOTOGRAPHY

Un general británico retirado, Sir John Kiszely, puede haber identificado en su casa la última fotografía, herida de muerte o ya fallecida, de la primera mujer fotoperiodista caída en el campo de batalla, Gerda Taro. Hijo de un médico húngaro que sirvió con las Brigadas Internacionales, Kiszely compartió esta semana en Twitter una fotografía de su padre atendiendo a una mujer herida durante la batalla de Brunete, en 1937. Al poco, otro usuario de la red social le advirtió de que muy probablemente esa mujer era la fotógrafa alemana, que fue atropellada por un tanque en el transcurso de esa batalla del frente de Madrid. Y todo parece confirmarlo: no solo la coincidencia de momento y lugar y la similitud de las facciones apuntan a ello sino que el reverso de la foto incluye una información prácticamente definitiva.


Kiszely, de hecho, compartió la imagen de su padre, "un joven doctor con las Brigadas Internacionales en la guerra civil española". Antiguo comandante de la guardia escocesa de la Reina, de la séptima brigada blindada y de la primera división acorazada del Ejército británico, Sir John Kiszely es un veterano condecorado de las guerras de las Malvinas, Bosnia e Irak, y hasta su jubilación, en el 2008, fue director de la Academia de la Defensa del Reino Unido. Desde entonces se ha dedicado a la historia militar. Precisamente, el gestor de la cuenta de una institución con la que colabora fue quien le apuntó que la mujer de la foto, a la que él no había identificado, parecía tratarse de Gerda Taro.


A petición del periodista de Televisión Española Carlos del Amor, el general Kiszely ha mostrado el reverso de la fotografía. Y allí está escrito que la persona "muerta en Brunete" y atendida por su padre en Torrelodones es la "señora Frank Capa" del medio francés "Le Soire de París". Taro, compañera del fotógrafo Robert Capa (de hecho, este seudónimo inspirado en el nombre de Frank Capra lo compartieron durante los primeros meses de la guerra tanto el fotoperiodista húngaro, de nombre real Andre Friedmann, como su compañera alemana Gerta Pohorylle, aunque finalmente se lo apropió su compañero y ella empezó a reivindicarse firmando con su propio seudónimo, Gerda Taro, también de resonancias cinematográficas), efectivamente publicaba sus fotografías en medios como 'Regards', 'Vu' y 'Ce Soir'.


"Para mí, era la fotografía de mi padre atendiendo a otra persona. Nunca me había fijado en el reverso de la fotografía hasta que la he recuperado ahora", ha explicadoa este diario Kiszely, que recibió esta imagen hace unos 30 años. "Después de la muerte de mi padre fui invitado a una reunión de excombatientes de las Brigadas Internacionales. Reginald Saxton [un conocido médico de origen surafricano que desarrolló un pionero sistema de transfusiones durante la guerra] me la dio, pero nunca presté atención a la parte de atrás. Y él no me dijo nada sobre la identidad de la mujer. De hecho, Gerda Taro es conocida en España pero no en el Reino Unido, así que tuve que buscar quién era. Ignoraba que fuese una figura tan inspiradora e icónica".

Aunque su padre habló raramente con él de su experiencia en España, sí fue objeto de una larga entrevista para el programa de memoria oral del Imperial War Museum de Londres. Tampoco él hacía allí ninguna alusión a la figura de Taro, pero sí queda claro que sirvió en los hospitales del frente de Madrid que atendieron a los heridos en la batalla de Brunete. 

Un atropello en la retirada 
Contactada por TVE, la biógrafa de Gerda Taro, la alemana Irme Schaber, se ha confesado "impresionada" por la imagen y afirma que es "altamente probable" que se trate de la fotógrafa. El 23 de julio de 1937, Gerda Taro se dirigió al frente de batalla de Brunete con las tropas republicanas, entonces victoriosas, acompañada del canadiense Ted Allan. Pero cuando se desencadenó la retirada, Taro se tuvo que colgar del exterior de un vehículo para huir, y tuvo el infortunio de caer y ser atropellada por un tanque soviético. Trasladada al hospital de campaña, murió en las primeras horas del 26 de julio, víctima de gravísimas heridas internas. 

De hecho, solo restan un par de detalles por encajar: aunque toda la información sobre las circunstancias de su muerte la sitúan en el hospital de campaña de El Escorial, en la fotografía del doctor Kiszely se hace constar que Taro fue atendida en la localidad, muy cercana en cualquier caso, de Torrelodones. Por otra parte, el reverso de la foto la sitúa en junio de 1937, en lugar de julio. "Creo que la anotación la escribió Reginald Saxton, y es fácil, aún más en español, confundir julio y junio", apunta Kiszely. La batalla de Brunete, por otra parte, se desarrolló íntegramente durante el mes de julio. En cuanto a la apariencia serena de la mujer, sería compatible con una fotografía post-mortem, mucho más que con una tomada mientras estaba siendo tratada, en el caso de que fuera Taro: la parte inferior de su cuerpo quedó aplastada por el tanque y murió entre atroces dolores.

El doctor Kiszely llegó a España nada más licenciarse como médico con la Cruz Roja. Tras salir del país, Hungría le negó la entrada por haber colaborado con las Brigadas Internacionales, por lo que se exilió al Reino Unido, donde ejerció como médico generalista en Londres y la Isla de Wight. Gran amigo del médico catalán Moisés Broggi durante la guerra, prometió no volver a España hasta la muerte de Franco, promesa que cumplió.

Janos Kiszely, en las memorias de Broggi
La relación profesional y de amistad entre el cirujano catalán Moisès Broggi y el húngaro Janos (después John) Kiszely, y su llegada a España en busca de "aventuras", más que por militancia política, queda reflejada en las memorias del primero. "Era d'una família benestant de Budapest i, en acabar els estudis, va fer oposicions a metge militar i va obtenir el grau de tinent. El seu pare, com a premi, li va pagar un viatge per Itàlia, que ell va aprofitar visitant diverses ciutats i les belleses d'aquell país. De retorn a Hongria, i acabats els diners, el van informar que a Marsella es reclutava a gent per anar a Espanya amb les Brigades, a les quals s'incorporà tot seguit pensant que això li permetria visitar un altre país interessant". 


"Un dia -recoge Broggi en otro pasaje- en el curs d'un aquests passeigs, Kiszely em va mostrar un periòdic de Praga que deia, amb un format remarcable, que John Kiszely, fill d'una coneguda família hongaresa i membre de l'exèrcit hongarès es trobava a Espanya al costat de la República lluitant contra els militars feixistes. 'Això -em digué apenat Kiszely- vol dir que no em serà possible tornar al meu país ja que Hongria és un país governat per una dictadura militar, en el qual tothom llegeix els periòdics txecs, i la me va situació serà considerada com una deserció, o pitjor, com una traïció al govern militr de l'almirall Horthy".

http://www.eldiario.es/cultura/fenomenos/Gerda-Taro-Robert-Capa-seudonimo_0_732126905.html

Todo empieza y acaba en Robert Capa. Incluso la canción de Alt-J titulada Taro trata mayoritariamente sobre él, aunque Gerda fuese tan Capa como Endre Friedmann.
La figura de la fototógrafa ha salido estos días a la luz gracias a una instantánea que, sin embargo, no tomó ella. Podría tratarse de la única imagen que documenta los últimos minutos de vida de Gerda Taro. En ella, la joven yace con la nariz sangrante justo después de ser atropellada por un tanque el 26 de julio de 1937, en la batalla de Brunete. O, al menos, eso dictaminaron las redes.
Cuando John Kiszely subió una fotografía a Twitter para honrar la memoria de su padre, médico de las brigadas en la Guerra Civil española, no imaginaba que estaba a punto de compartir con el mundo un momento histórico. Para corroborar la versión del británico, muchos tuiteros le pidieron que publicase también el reverso de la foto, donde se puede leer "Mrs Frank Capa, Brunete". 
"El mensaje en el reverso fue escrito por alguien desconocido, probablemente el fotógrafo, y muy probablemente en una fecha posterior. Se refiere erróneamente a "la señora Frank Capa", una confusión evidente entre Robert Capa y el director de cine Frank Capra. De hecho, para ser claros, Gerda Taro no era la mujer de Robert Capa. Nunca estuvieron casados", contesta a este diario Jane Rogoyska, autora del libro Gerda Taro: inventing Robert Capa.
Si bien el nombre es incorrecto, el apellido demuestra que ella también usaba ese seudónimo durante su trabajo en el frente. Porque Robert Capa va mucho más allá del hombre que inmortalizó, o diseñó al milímetro, la Muerte de un miliciano. Robert Capa fue bautizado y existió gracias a su ánima femenina; y esa fue Gerda Taro.

Inventando al intersexual Robert Capa

Durante la Guerra Civil, las crónicas de la época mencionaban en ocasiones a una fotoperiodista apodada "el pequeño zorro rojo". Su edad (murió con poco más de 26 años), el color de pelo, su sonada belleza y su astucia para colarse entre los hombres y conseguir la mejor foto dieron forma a este mote.
Gerda Taro llegó a España porque su temperamento, tan conocido y admirado entre las filas republicanas, no pasó desapercibido en la Alemania nazi, donde se convirtió en presa del nacionalsocialismo. 
Taro nació como Gerta Pohorylle en Stuttgart el 1 de agosto de 1910, en el seno de una familia judía de origen polaco. Durante la República del Weimar, sus padres le imbuyeron de una ideología libertaria y una tendencia al activismo que le forzaron a emigrar a París en 1933 para mantenerse alejada de la lupa del káiser.
Allí, la joven Gerta repartió el tiempo entre los cafés de Montparnasse y su trabajo de secretaria en la agencia Alliance Photo. Los primeros le brindaron una buena agenda de contactos, pero fue en esas oficinas donde descubrió su verdadera vocación.
Gerda Taro fotografiada en París por Robert Capa (1935)
Gerda Taro fotografiada en París por Robert Capa (1935)
En una de estas reuniones, Taro conoció al hombre que le acompañaría hasta el final de su vida: el húngaro de ascendencia judía Endre Friedmann. El fotógrafo tenía madera de leyenda, pero le faltaban unos remiendos a nivel de imagen y estrategia que ella le confeccionó con soltura.
Su conocimiento de la industria era lo suficientemente amplio como para saber que dos veinteañeros judíos debían reinventarse a sí mismos si querían sobrevivir en una Europa antisemita.
Ella escogió Gerda Taro por su ortografía básica, fácil de pronunciar y su sonoridad parecida a la de Greta Garbo. Para él se inventó la identidad de Robert Capa, un rico fotógrafo estadounidense, muy exitoso y recién llegado a Europa. "Era importante que Capa, al ser un pez gordo, aceptase nada menos que el triple del precio actual de su trabajo", cuenta Jane Rogoyska.
Así se forjó un mito al que Taro no solo contribuyó con la idea del nombre y de los trajes caros, sino con su propio dominio detrás de la cámara, aunque tardase muchos años más en ser reconocido.

El pequeño zorro rojo

En aquel momento, España era el lugar ideal donde forjarse una buena reputación en prensa e incluso grandes fortunas, lo que decidió a la pareja a desplazarse hasta Madrid. En su caso, y a diferencia de otros más materialistas como Hemingway y Martha Gellhorn, les movió también la injusticia social, el antifascismo y sus ideales revolucionarios. Por eso la trinchera republicana de la Guerra Civil resultó ser el mejor de los destinos.
Durante años se extendió el rumor de que Gerda Taro se quedaba en las grandes ciudades, mientras que Endre (o Robert) trabajaba como un animal en el campo de batalla. Algo que, como dice Rogoyska, está muy lejos de la realidad. "En ningún caso fotografió más a niños o a otras mujeres. Ella estuvo tan presente en los escenarios de combate y en las operaciones militares como él", reivindica la escritora.
Miliciana en Tacones, Gerda Taro © International Center of Photography
Miliciana en Tacones, Gerda Taro © International Center of Photography
"Taro participó en gran medida en la Guerra Civil española. Era una apasionada y estaba muy preocupada por el sufrimiento del pueblo español. Era una especie decelebrity en Madrid, muy querida por los combatientes republicanos, quienes la apodaron Little Red Fox", cuenta Rogoyska. 
Gerda Taro solo usó el seudónimo compartido al comienzo de su estancia en España, ya que su compañero era el más conocido de los dos y les interesaba para vender las fotografías. Sin embargo, pronto comenzó a firmar sus propias instantáneas como Taro.
Aún así, y como descubrió la maleta mexicana en 2008, ella tuvo tiempo suficiente para disparar cientos de negativos como Robert Capa. Ese tesoro en forma de valija incluía más de 4.000 fotografías que ayudaron, décadas más tarde, a desligar la figura de Taro de la sombra alargada de su contraparte masculina. 
"Es difícil afirmarlo, pero es bastante probable que todavía hoy haya imágenes de Gerda Taro mal atribuidas a Robert Capa (el hombre)", se aventura Rogoyska. No en vano, Capa cubrió cinco guerras más tras la desaparición de su otra mitad y cofundó la influyente agencia Magnum antes de morir en 1954.

Invisibilizada por joven, mujer y comunista

Existen muchas razones por las que Gerda Taro no es tan conocida como se merece, a pesar de la maleta mexicana. "Una de las principales es que su carrera fue muy corta. Solo tomó fotografías de forma profesional al comienzo de la Guerra Civil, en agosto de 1936, y murió justo un año más tarde", dice  Jane  Rogoyska.
Gerda Taro tras el objetivo
Gerda Taro tras el objetivo
Después de su fallecimiento, una combinación de diferentes factores conspiró para hacerla invisible: el hecho de que la Guerra Civil fuese inmediatamente seguida de la Segunda Guerra Mundial; que Franco destruyese el trabajo muchos fotógrafos del bando republicano; y que su asociación con el comunismo, al menos en Occidente, no resultase interesante.
Rogoyska no cree que esta invisibilización, por tanto, se deba solo al hecho mismo de ser mujer. También destaca que, aunque la amó incondicionalmente hasta el final de sus días, Robert Capa no facilitó la labor de atribución.
Gerda Taro no fue ninguna amateur. Captó grandes instantes "lo suficientemente cerca", e incluso murió preocupada únicamente por el estado de sus cámaras. Para su biógrafa, "no solo era una fotógrafa talentosa, sino la primera fotoperiodista de guerra que murió en plena acción. Su historia es extraordinariamente dramática pero también sigue siendo relevante hoy en día", concluye.
Taro demostró la "solvencia" a corto plazo de firmar con un seudónimo masculino, pero también el riesgo de que tu legado vital sea engullido por el de un hombre con más medios, más publicidad y, sobre todo, con mucho más tiempo. 



Razones para creer que (probablemente) la mujer de la foto no es Gerda Taro

La difusión de esta fotografía de la guerra civil española ha generado una enorme expectación en el mundo, al especularse con que podría ser la última foto de Gerda Taro con vida. 

Fernando Olmeda 19 de Enero de 2018 (11:45 h.)

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Albergo dudas razonables sobre la hipótesis de que la mujer de la foto que ha difundido el general retirado inglés John Kiszely a través de Twitter sea Gerda Taro. Una foto que no es nueva, por cierto, sino que fue publicada en el libro "Sanidad de las Brigadas Internacionales", como ha recordado en las últimas horas la revista FV. Me baso en los siguientes puntos:

1.- La "apariencia de muerte": Un carro de combate T-26 pasó por encima del cuerpo de Gerda Taro en la tarde del 25 de julio de 1937. Las diez toneladas de peso del tanque aplastaron el frágil cuerpo de la fotógrafa, que había caído al suelo tras una maniobra del vehículo de mando en que cubría la batalla. En "Gerda Taro, fotógrafa de guerra" escribí:

"Durante el trayecto la transfunden sangre, pero el aspecto de la herida no invita al optimismo. Acentuando la épica del momento, Gustav Regler -que escribió sobre la muerte de Gerda sin haber estado presente- relata cómo sujetó sus tripas y las mantuvo en su vientre abierto hasta que llegó al hospital. Llega destrozada, pero aún con vida. Es intervenida quirúrgicamente sin anestesia por el eminente doctor Douglas Jolly, pero poco puede hacer por ella. Según María Teresa León, Gerda fuma un cigarrillo rabiosamente mientras es operada. Al desbordado personal médico sólo le queda dejarle morir, como ocurrió con Julian Bell. Se ocupan de ella las enfermeras Annemarie Brasch, húngara, y la norteamericana Irene Goldin que le administra morfina para evitarle sufrimiento:
El tanque le había abierto el estómago y tenía heridas abdominales muy graves: se le habían salido todos los intestinos. Recuerdo que Ted Allan estaba allí y me preguntó si podía verla. Pero yo no se lo permití porque me habían dicho que hiciera lo posible por que pasara buena noche, sin dolor. De haber sabido que iba a morir le habría dejado verla. Pero ella no preguntó por él. Lo único que dijo fue: ¿están bien mis cámaras? Son nuevas. ¿Están bien?" 

No parece que la persona que aparece en la foto tenga una herida abdominal gravísima, con los intestinos fuera, como relató Irene Goldin (Irene Spiegel) a Álex Kershaw en "Sangre y champán". 
La ausencia de sangre en la sábana y la posición de las manos es absolutamente reveladora. Médicos especialistas quizá puedan explicar el origen de la sangre que parece brotar de la boca, o la nariz, y la causa de la hemorragia. 





Ciertamente, podría tratarse de una foto de los últimos instantes de la vida de esa mujer -fuera o no Gerda-. En el caso de la fotorreportera alemana, Irene Spiegel los evocó así en el libro de Kershaw:
Cuando murió se limitó a cerrar los ojos. Le había dado morfina, no teníamos penicilina ni antibióticos, y no sufrió. Recuerdo claramente que era muy guapa, podría haber sido una artista de cine, y no estaba asustada.

La mujer herida aparece inmóvil, tranquila, quizá inconsciente o bajo los efectos de algún sedante. No se ve si tiene los ojos cerrados o abiertos. Sin embargo, en el libro antes citado, el pie de foto señala como escenario la "sala de recepción" del hospital de El Escorial. Es cierto también que el porcentaje de mujeres atendidas en hospitales de campaña fue notablemente inferior al de hombres, lo que aumenta la probabilidad de que sea Taro.
Respecto al supuesto "parecido", depende de la capacidad de sugestión del observador. Puede parecerse, o no. Es relativo y subjetivo. A unos les parecerá que sí, y otros albergarán dudas. Quizá algún experto pueda hacer una comparativa técnica de nariz, manos, barbilla, boca...



2.- La confusa data: En el reverso figura la fecha "junio de 1937". No ofrece lugar a la duda. Gerda Taro murió el 26 de julio a las seis de la madrugada. Si creemos en el rigor de la persona que dató, está claro que no es Gerda Taro. 

Si fue datada en días posteriores, la hipótesis menos probable es la del error. ¿La dató el autor mucho después, y no recordaba bien el mes?  ¿Se dató mucho tiempo después, por alguien ajeno al verdadero autor?

3.- Además, en el reverso figura "En Torrelodones". El accidente no se produjo en Torrelodones (fue en un lugar no exactamente concretado de los términos municipales de Brunete/Villanueva de la Cañada). Gerda fue evacuada de urgencia y atendida en el hospital número II de El Escorial, conocido como "hospital inglés", que se encontraba en el seminario San José de los Sagrados Corazones de El Escorial. En "Sanidad de las Brigadas Internacionales", Moisés Broggi recuerda a Johny Kiszely - médico checo que sirvió en las Brigadas Internacionales- como parte del personal médico destinado en Torrelodones en algún momento de la contienda.

Si estaba destinado en Torrelodones atendiendo heridos graves, si atendió a Taro, como parece haber testimoniado, lo hizo en un momento de extrema gravedad, de extrema inquietud. ¿Se desplazó después al "hospital inglés"?. No sabemos.

Pero la foto, desde luego, no transmite sensación de "operación de urgencia", sino más bien de preparación de un cadáver post-mortem. Y desde luego, no demuestra que "esa mujer" sea ella.
Se escribe en castellano "Frente Brunete Junio 37 Torrelodones", y en inglés "of Paris. Killed at Brunete). ¿Cuál es la nacionalidad de quien escribe en el reverso, que puede o no ser el autor de la foto? Si es español, habría escrito todo en español. Si es británico, habría escrito "june" en lugar de "junio". Hay además una errata en el nombre del diario. No es "Le Soire", sino Le Soir. ¿Quién puede cometer una errata así? Un fotógrafo o un periodista, improbable. ¿El doctor Kiszely, que era checo? Quizá.

Además, no se identifica como "Gerda" o "Gerta" (su nombre real), sino como "Ms. Frank Capa". ¿Por qué no aparece el nombre verdadero de una reportera conocísima en aquel momento en Madrid y en Europa? Ni siquiera se especifica que sea la esposa o la pareja de Capa ¿Quizá porque no se trata de Gerda? 

¿Ms? ¿Se refiere a "señora", a señorita"? ¿Por qué tampoco figura su apellido, y sí el de Capa? En todo caso, si quien lo escribió hiciese referencia a la esposa de Capa (que no lo era) el nombre de Capa era Robert, no Frank. Más dudas acerca de la única fuente disponible.

3.- La autoría: ¿Quién tomó la foto? ¿Un reportero profesional? ¿Un médico? ¿Una enfermera? No se menciona. Esta cuestyión es clave.
La calidad de la imagen, el encuadre, el gesto del médico, hacen pensar que es de un profesional (aunque parecería que el gesto del médico no es espontáneo, quizá es una escena preparada). No sería descartable una foto de propaganda de las Brigadas Internacionales. 

Sin embargo, nadie mencionó nunca que, en aquella agitada noche, en la que el personal médico atendía sin descanso a los numerosos heridos que llegaban, hubiese un fotógrafo en el "hospital inglés". Ni siquiera lo mencionó Ted Allan, amigo de Gerda, que resultó herido como ella y también fue atendido allí. Tampoco lo mencionó María Teresa León, ni Rafael Alberti, que recogieron el cuerpo sin vida de Gerda en el "hospital inglés" (no en Torrelodones) y lo trasladaron a Madrid.



Si hubiera sido un profesional, es probable que se hubiera difundido a través de los medios. En el caso de un fotógrafo casual, quizá también, por la relevancia de Gerda Taro. En cambio, no fue así.
El formato difundido no es convencional, ni propia de Leica ni de Rolleiflex. ¿Se reencuadró después? ¿Dónde está el negativo original?

4.- Falta de información rigurosa: John Kiszely, la persona que ha difundido esta imagen, no ha afirmado en ningún momento que sea fuera Taro. Simplemente ha pretendido evocar la figura de su padre y compartir con el mundo una fotografía. Es poco creible que, si realmente es Taro, Kiszely no lo supiera. ¿Nunca le dijo su padre que atendió a "la pequeña rubia", a la pareja del archifamoso Robert Capa? Una experiencia así, ¿no se cuenta a un hijo? 

Solo a partir de una especulación viral en Twitter (a partir del comentario de @barne065 (War Talks at PCL sobre si tendría o no sentido que fuera Taro) se ha armado un revuelo que tiene más aspecto de "fake new" que de rigurosa hipótesis sobre la identidad de la mujer que aparece en la imagen. Da la sensación de que se confunde el deseo con la realidad. 


Como todo en la vida, todo es más complejo de lo que parece. Y como siempre en el periodismo, al menos dos fuentes para corroborar una información. Y aquí no hay, de momento, fuentes fiables que permitan una verificación al cien por cien de la identidad de esa mujer. Aunque es probable que se sepa.

http://www.huffingtonpost.es/2018/01/19/una-victima-espanola-o-la-fotografa-gerda-taro-la-imagen-de-la-guerra-civil-que-esta-generando-un-debate-viral_a_23337846/

http://www.lavanguardia.com/cultura/20180119/44101045353/misterio-mujer-herida-guerra-civil-viral-gerda-taro.html