A finales de marzo de 1939 los franquistas tomaron los centros de poder en la capital y la provincia, los casi 5.000 Republicanos concentrados en el puerto de Alicante fueron llevados a campos de concentración. Tras la guerra comenzaba la victoria, pero no la paz. Empezó de inmediato la instauración de un sistema totalitario similar al de la Alemania nazi. Se revirtió toda la labor modernizadora de la II República, la sociedad quedó rígidamente dividida entre vencedores y vencidos, con la colaboración del ejército, la falange y la iglesia, los tres pilares fundamentales del franquismo.
La historia de los campos de concentración de Franco es la historia de la humillación y de la lucha por la integridad. Es la historia del maltrato arbitrario y del sufrimiento premeditado, de la explotación laboral y el enriquecimiento aprovechado, de la violencia de la dictadura europea más cruenta en tiempos de paz, que necesitó una larga guerra civil para imponerse sobre sus vencidos. Allí fueron a parar los mandos del ejército republicano, los dirigentes políticos y sindicales más destacados, los presuntos responsables de delitos de traición, rebelión o los de índole política o social cometidos antes o después del golpe, los individuos señalados por actos de hostilidad contra las tropas sublevadas.
Los testimonios señalan terribles condiciones de vida, los presos fueron sometidos a las mas crueles experiencias, dormir al raso incluso cuando llovía, hacinamiento, suciedad, falta de higiene, hambre, sed, parásitos, vejaciones, enfermedades como el tifus, fiebres palúdicas, sarna, estreñimiento, diarreas, calor, sed, mala y escasa alimentación, palizas, fusilamientos. Los prisioneros eran tratados como enemigos a los que había que humillar y eliminar. Según cifras franquistas, en mayo de 1940 había en España al menos 240.916 prisioneros, en los campos de Alicante hubo hasta 30.000, más de 11.000 en cárceles.
En una carta a su esposa Josefina Manresa, Miguel Hernández pedía vendas, algodones, “se ha acabado todo en esta enfermería..cada día se hace más precisa mi salida a un sanatorio, aquí no me recuperaré nunca”. Miguel falleció el 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad, en el ”reformatorio de Adultos” de Alicante a consecuencia de una bronquitis, complicada con tifus y tuberculosis. Contaba Josefa, “Lo que sufrió Miguel. Se le pusieron los pies negros del frío. Se le quemaron. Y las palizas. Y dejarlo solo encerrado un mes entero. Eso no se le hace a un hombre. ¿Qué país es este?”. Las enfermedades, las lamentables condiciones higiénicas, la escasa alimentación, la escasez o falta total de medicinas, originaron centenares de muertes en las cárceles. Muchos reclusos sucumbieron al hambre, a enfermedades contagiosas como la tuberculosis, la colitis epidémica, el tifus.
Además del terrorífico campo de Albatera, otras cárceles y campos de internamiento de presos alicantinos fueron Portacoeli (València), Alcoi y Orihuela, Elche, Monóvar, San Miguel, Novelda. Una vez juzgados, muchos fueron a parar a diversas cárceles, la Modelo de Valencia, la prisión de Burgos, Cartagena, San Fernando (Cádiz), El Dueso (Santoña), fuerte de San Cristóbal (Pamplona), San Marcos (León), San Pedro de Cardeña, Saturriarán (Guipuzcoa), la Cárcel Modelo en Valencia, y muchas otras en distintas provincias.
Muchos alicantinos fueron esclavizados en tareas de fortificaciones, construcciones militares y civiles, reforestación, minas, carreteras, canales de riego, ferrocarriles, aeródromos, pantanos, ciudades, etc, trabajos forzados prohibidos por la Convención de Ginebra de 1929. Hubo batallones y colonias penitenciarias en Talavera de la Reina, Añover del Tajo, Oyarzun, Gaucín, Dos Hermanas o Aranjuez, Belchite, Bielsa, Cangas de Onís, Oviedo, en la construcción del pantano de Benagéber, en ferrocarriles como el Madrid-Burgos, en Caminos y Puentes de Cataluña, el canal del Guadalquivir, Dos Hermanas y Los Palacios, o el Valle de los Caídos, en Cuelgamuros.. Al final de la guerra, el total de prisioneros en campos de concentración se aproximaba a los 300.000, y había 90.000 en Batallones de Trabajadores.
Documentos: La represión franquista en la provincia de Alicante, Universidad de Alicante). Imagen de el universal
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