Con el golpe fascista de 1936, en Mallorca se implantó un régimen autoritario para exterminar violentamente a los representantes del gobierno democrático, gobiernos municipales, e instituciones Republicanas. La clase conservadora, militares, guardias civiles, falangistas, iglesia católica, requetés, monárquicos, élites económicas locales, se implicaron en la represión, fusilamientos, asesinatos, torturas,confinamiento en prisiones y campos de concentración, para recuperar el poder perdido durante el gobierno del Frente Popular. A cientos de personas se les aplicó una violencia física desmedida y terrible.
Las torturas, palizas, mutilaciones, eran características del sistema franquista practicado sin límites legales por agentes del nuevo régimen durante los 3 años de la guerra y los 40 de dictadura franquista. La tortura servía para conseguir información mediante el sufrimiento, la extensión del miedo, el destrozo psíquico, fue un ritual habitual previo a las ejecuciones o al ingreso en prisión, y formó parte constitutiva del universo penitenciario.
Se produjeron sacas de las prisiones mallorquinas con el consentimiento del mando militar. Noche tras noche, falangistas, fascistas adictos al nuevo régimen, incluso curas del pueblo, sacaban a los Republicanos de los centros penitenciarios de Can Mir, Castillo de Bellver y prisión de mujeres de Can Sales. Al caer la tarde, por los altavoces de la prisión se leía una relación de hombres que iban a ser liberados. Debían presentarse en las oficinas de la cárcel. Allí les ataban las manos. Fuera esperaba un pelotón de falangistas ebrios de sangre que los transportaban para fusilarlos en cualquier lugar, en la mayoría de ocasiones detrás de la cruz de Porreres, situada muy cerca del cementerio de la misma localidad. Para ocultar los fusilamientos las ejecuciones se hacían estrictamente por la noche, en lugar fuertemente vigilado de acceso muy restringido.
Los sacrificados eran personas adeptos al régimen republicano, afiliados a partidos de izquierda o sindicatos obreros, o simplemente individuos que no eran del agrado de las nuevas autoridades. Sus cuerpos fueron enterrados en una o varias fosas comunes del cementerio de Porreres. En este lugar fueron asesinadas las 5 Rosas del Molinar, entre ellas Aurora Picornell Femenies, dirigente del Partido Comunista de España. A veces los cadáveres eran quemados en una hoguera, o eran tirados a un pozo. Se supone donde fueron asesinados muchos, los restos de la mayoría no se han podido recuperar nunca.
No se realizaba identificación, las víctimas eran arrojados a las fosas indiscriminadamente. Los parientes que buscaban el familiar desaparecido y el lugar donde fue ejecutado quedaban totalmente desorientados. Algunos verdugos cobraban a cambio de dar el cuerpo a sus familiares y poder enterrarlos en una tumba familiar. Como los cadáveres eran enterrados en ropa interior el resto de la vestimenta de la víctima era colocada cerca de la fosa o colgada de un árbol cercano, a fin de ser identificada por los muchos familiares que acudían obligadamente a las fosas. Venían sobre todo mujeres de todos los lugares de la isla, buscando pruebas entre montones de ropas llenas de sangre, para constatar que el cuerpo de su familiar estaba dentro de alguna fosa.
El dirigente comunista Damià Campins Rayó, de Alaró, fue sacado de Can Mir y asesinado a las 4 de la madrugada del día 19 de septiembre de 1936 en la carretera de Sóller. Es bien posible que el binissalamer Mateu Barceló Moyà fue asesinado en las mismas fechas. La represión comenzó el mes de julio de 1936, durante agosto se registraron 3 muertos diarios, en septiembre hubo 58, en octubre fueron ejecutadas 34 personas. Todos mayoritariamente ejecutadas en La Cruz de Porreres.
El 8 de enero de 1978, detrás de la iglesia de Santa Cruz de Porreres, se rindió un homenaje a la activista Aurora Picornell Femenias, fusilada la noche del 5 de enero de 1937 junto con Catalina Flaquer y sus hijas Antonia y Maria Pasqual Flaquer. Allí siguen sus restos. Al parecer el resto de cadáveres pertenecen a hombres. La fosa de Porreres es la más grande de Baleares y se calcula que hay al menos 117 cadáveres. En esta fosa se han encontrado 55 cuerpos y sa han exhumado 49, se han podido entregar a las familias 14 cuerpos identificados.
Un picapedrero del Molinar, un payés de Selva, un maestro de obras de Muro, un dentista de Pollença, un carpintero de Palma, un ferroviario de Búger, figuran entre los identificados, varios de ellos comunistas, otros republicanos, socialistas, de Esquerra Republicana y sindicalistas. En todos los casos fueron víctimas de desapariciones forzosas.
Las víctimas son Mariano Galiana Galiana, de Alcúdia; Ignasi Picornell Femenies, Palma, hermano de la política y sindicalista Aurora Picornell; Guillem Frau Moragues, Palma; Rafel Cifre Torres, Palma; Gaspar Macià Ventaloni, Campanet; Gabriel Ferriol Gelabert, Felanitx; Joan Losa Campomar, Pollença; Tomàs Seguí Seguí, alcalde de Esporles; Joan Canyelles Capllonch, Esporles; Pere Vallespir Amengual, alcalde de Costitx; Jaume Capó Amengual, Búger; Miquel Ques Torrens, Sencelles; Llorenç Coll Sastre, Selva, y Baltasar Moyà Bauzà, Capdepera.
Otras fosas Se han exhumado en Baleares, la primera fue en Sant Joan, siguiendo Porreres, Montuïri y Formentera. Se prevén nuevas exhumaciones en Porreres y Montuïri, así como en Llucmajor, Sencelles, Calvià, Marratxí, ses Figueretes o el Cementiri Vell (Eivissa), Alaró, Santa Maria y Deià. De forma paralela se estudiará la viabilidad de las fosas de Manacor y Bunyola.
Fuentes: Diario de Mallorca (Anabel Ruiz, Simó Tortella). Extraordinario documento, la tesis doctoral de Bartomeu Garí Salleras, (1936-1939): Memoria de una coerción planificada. Imagen de Última hora
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