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21 de junio de 2019
Un diálogo sobre el negacionismo franquista
La Justicia se rehúsa a dejar sacar al dictador del santuario que se construyó en vida. El monje Cantera reza y sigue negando lo que pasó.
El monumento del Valle de los Caídos, creado por el dictador Francisco Franco con el trabajo de prisioneros republicanos.
Desde Madrid
Los magistrados de la Sala III del Tribunal Supremo paralizan, por unanimidad, el proceso de exhumación del dictador Francisco Franco del mausoleo del Valle de los Caídos, aprobado por el gobierno de Pedro Sánchez justo antes de las elecciones de abril. En el auto, se describe al dictador como “el Jefe del Estado desde el 1 de octubre de 1936 hasta su fallecimiento”. Ninguna palabra sobre golpe de estado ni sobre dictadura. Los magistrados validan que fuera legítimo jefe del Estado, sin mencionar la Segunda República.
La familia del dictador y distintas organizaciones de corte fascista están detrás de los recursos que impiden que el Valle deje de ser un lugar de peregrinaje fascista pagado desde Patrimonio Nacional, algo impensable en Alemania o Italia respecto a las figuras de Hitler o Mussolini. Pero eso no es todo, uno de los cinco magistrados, José Luis Requero, tiene fuertes vínculos con La Fundación Nacional Francisco Franco y con Santiago Milans del Bosch, sobrino del militar golpista del 23 de febrero de 1981 (el Tejerazo) y eminente abogado ultra con antecedentes.
El Valle de los Caídos está en el valle de Cuelgamuros, al noreste de Madrid. El complejo de 1300 hectáreas es un mausoleo en forma de catedral excavada en la roca en el que reposan en un lugar prominente los restos del dictador Francisco Franco y el dirigente de la Falange José Antonio Primo de Rivera. Fue construido entre 1940 y 1958 con el trabajo esclavo de prisioneros republicanos. Estos formaban parte de los batallones de trabajadores que el franquismo usó para represaliar a las víctimas de más de cien campos de concentración que poblaron la geografía española hasta entrados los años 50.
En los últimos años, tanto el Partido Popular como Ciudadanos se negaron a reprobar el franquismo en sede parlamentaria y se oponen, como los responsables de la abadía, al decreto de Pedro Sánchez para permitir la exhumación del dictador. Patrimonio Nacional dedica 1,8 millones de euros al año a su mantenimiento.
El Valle está últimamente lleno a rebosar y es uno de los últimos lugares donde se puede ver la bandera española con el águila fascista y símbolos nazis. Es también la sede de un convento que usa la iglesia donde descansan Franco y Primo de Rivera, lo que no es casual: las homilías suelen terminar con un sentido recuerdo a los “mártires” que cayeron en la Guerra Civil “por Dios y por la Patria”. Santiago Cantera es el prior del Valle. Es también doctor en historia y fue candidato por la Falange en 1993 y 1994.
–¿Cuántos monjes forman la comunidad?
–Unos 23, porque hay uno que está trabajando en Roma, en la Congregación de las Causas de los Santos, y otros en formación.
–El orden de los benedictinos es quien dirige la parte religiosa del Valle. ¿Cómo funciona la adscripción a una comunidad?
–La vocación va ligada a la estabilidad, que se vincula siempre a una comunidad concreta.
–¿Cómo escogió usted esta comunidad?
–A los 30 años escuché la llamada a la vida monástica, dejé las clases en la Universidad San Pablo CEU, y me planteé distintas órdenes monacales. Probé con los cartujos y al final me decidí por el Valle.
–He visitado la basílica, escuché la homilía, y no entiendo el encaje entre el espíritu de “reconciliación” que ha reclamado hasta en seis ocasiones, y una simbología e iconografías donde no se percibe por ningún lugar este supuesto espíritu…
–Si lo dices por los arcángeles de la entrada, recuerdan los ángeles del Paraíso, del Génesis…
–No me refería solo a la iconografía, pero ya que lo dice, tienen más de cinco metros de altura, empuñan una enorme espada y tienen unas facciones muy agresivas…
–Dios los puso allí para que impidieran el paso al Paraíso a Adán y Eva…
–En cuanto a las figuras del enorme paso central, con las caras inclinadas bajo capuchas, no me negará favorecen una actitud de temor.
–Representan a los combatientes y caídos de tierra, mar y aire, que piden silencio por el hecho de entrar en un lugar sagrado que es el cementerio…
–No veo que el escultor Juan Avalos propusiera ninguna actitud conciliadora sino más bien represiva.
–Es la estética de ese momento, del triunfalismo, en consonancia con el arte de estas magnitudes.
–¿En consonancia con qué estilo, el fascista que ya había sucumbido en Europa?
–Un cierto neoclasicismo que puede recordar a la Italia fascista, sí, pero en cambio el conjunto escultural de la Virgen del Valle, de Ramón Lapayese, tiene unos aires más de ruptura. Y la cúpula tiene un aire entre bizantino y romántico.
–No sé… lo que es clarísimo es que está la bandera de la Falange y las tumbas de Franco y Primo de Rivera en primer plano.
–Parece que en el momento de traer a Primo de Rivera se hicieron gestiones con la familia de Federico García Lorca para que también fuera llevada aquí, pero parece que no fructificaron. Ciertamente que los dos que hay aquí son los que hay. En todo caso, nuestro trabajo es desde la voluntad reconciliadora.
–Aquí no hay ninguna lectura plural, ni mención alguna del lugar donde fueron enterrados con nocturnidad y sin permiso alguno los republicanos que lucharon contra los fascistas.
–El conjunto monumental tiene y tendrá unas connotaciones innegables e inevitables.
– No percibo esfuerzo alguno por resignificar lo que tiene una sola lectura.
–Entiendo que haya quien se pueda sentir incómodo, pero aquí viene gente de todo tipo.
–Si se buscara esta “reconciliación” haría falta desplazar de su lugar de privilegio a Franco y Primo de Rivera para permitir una lectura democrática del recinto, como concluyó la Comisión de Expertos hace años, y como pretende el gobierno.
–Tocar un monumento con un significado histórico y artístico determinados… Por ejemplo ¿crees que tendríamos que desplazar Enrique IV de su lugar en el Monasterio de Guadalupe por el hecho de que caía mal a mucha gente?
–Nada tiene que ver caer bien o mal cuando hablamos de un dictador que ejerció una de las represiones más brutales del siglo.
–Mira, todo esto estaba bastante calmado hasta hace poco. Muchas de las cosas de hace 70-80 años de la guerra y 43 de la muerte de Franco ya estaban superadas. ¿Ahora hay que pensar en mover a Franco? No es lo que quiere la comunidad y en todo caso Primo de Rivera tiene todo el derecho de estar aquí.
–Según esta lógica, los republicanos enterrados sin el consentimiento de sus familias en las capillas laterales también tendrán el derecho de decidir dónde quieren a sus muertos, ¿no? Porque hasta ahora ustedes se han negado sistemáticamente
–Todo se ha revuelto mucho en los últimos tiempos por finalidades políticas en las cuales no quiero entrar, y yo creo que el tiempo lo calma todo. Hay muchos intereses políticos, que sufrimos la comunidad. Puedo llegar a entenderlo… pero, a ver, el tema de las exhumaciones es complicado porque se mezclan los restos de los que están identificados con los que no lo están…Yo creo que se han reabierto muchas heridas.
–No sé si es reabrir una herida algo tan sencillo como que centenares de miles de familiares puedan saber después de 70 años dónde llorar a sus seres queridos asesinados en cunetas o fosas.
–Eso sí… pero ahora se ha dado la vuelta a la tortilla, puede que antes solo se hiciera memoria de una parte y puede que ahora más de la otra…
–¿Será porque la memoria democrática no se había podido hacer hasta hace poco y solo había un relato oficial, el fascista?
–No se había hecho, no… Pero se han crispado mucho los ánimos y ahora esta crispación aún puede aumentar mucho más. ¡Lo que es cierto es que durante la posguerra se había conseguido vencer la crispación! Claro, porque las tensiones sociales y laborales y las injusticias sociales llevan siempre a crispaciones como las de ahora.
–Ahora estamos en democracia y antes no, y el modo de resolver conflictos no tiene nada que ver con el modo de hacerlo de un estado totalitario.
–En teoría, según algunos, el año 1931 (cuando se proclama la República) llegó la democracia. Pero otra cosa es que fuera real o no…
–Usted es doctor en Historia, no puede decir esto… ¿Me negará que de 1939 a 1975 hubo una dictadura?
–Yo lo que quiero decir, sin entrar en consideraciones políticas, es que un estallido social puede producirse bajo cualquier régimen. Lo que puede garantizar que no estalle una guerra no es tanto un régimen político como mayor nivel de igualdad social.
–No respondió mi pregunta. Y además vuelve a hacer lo que niega: valoraciones políticas.
–Ahora puede que sí que haya hecho una valoración política.
–Hubo 180.000 asesinados. Según su colega Paul Preston, solo hubo más desaparecidos en Camboya.
–No haré valoraciones políticas… porque en democracia la policía también actúa.
–Aquí hubo cerca de 2000 presos republicanos trabajando en la construcción del complejo. Y usted sabe mejor que nadie que aquí murieron unos cuantos.
–No eran esclavos, ¡no era un campo nazi esto!
–No dije eso, sé lo que eran los campos nazis perfectamente. Pero las condiciones…
–¡Aquí venían voluntariamente!
–¿Qué, les ofrecían trabajo y cuando terminaban la jornada se iban a sus casas a cenar y dormir con sus familias?
–¡No hombre, no! ¡Estaban condenados!
–¿Su delito era ser republicanos?
–La cuestión es que aquí comían cerdo cuando nadie podía comerlo y redimían las penas con el trabajo bien pagado que tenían…
–Eso no es lo que dicen los sobrevivientes ni los estudios rigurosos. En la homilía se dijo que el verdadero camino se encuentra “por encima de las leyes y los partidos políticos”. ¿No cree que este mensaje no tiene nada de democrático ni de cristiano?
–Efectivamente yo creo que el único mensaje, por encima de todo, es el de Jesucristo en la cruz. Yo nunca pondré la esperanza ni en un político, ni en un economista, ni en un sistema político.
A fecha de hoy, los restos de los republicanos hacinados en las capillas del Valle no pueden devolverse a sus familias. Y el Valle y los restos de Franco y José Antonio siguen donde siempre para que puedan ser homenajeados por fascistas. Con dinero público de Patrimonio Nacional.
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