dimecres, 6 de març del 2013

Transición sin memoria

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Rosa Regàs gana el Premio Biblioteca Breve con 'Música de cámara' La novela refleja la claudicación de la sociedad española tras la muerte de Franco y propicia la reflexión

ELENA HEVIA 05/03/2013
No es la primera vez que Rosa Regàs (Barcelona, 1933) retrata el mundo de la posguerra y sus represaliados. Ya se asomó a esas tristezas en Luna lunera , su novela de trasfondo más autobiográfico, y ahora regresa a esas coordenadas con Música de cámara , que con una vocación históricamente más ambiciosa, le ha valido el Biblioteca Breve de Seix Barral, premio que se une al Nadal y al Planeta, que también obtuvo. De Rosa Regàs se puede decir que ha tocado todas las teclas en el negocio de la edición hasta desembocar, más bien tarde que pronto, en la escritura. Y los premios avalan su andadura.
Recordaba ayer la pelirroja autora una cita del periodista Ryszard Kapuscinski que ilumina el tema de fondo de su trabajo: "Todo país que ha sufrido una dictadura necesita 100 años para volver a la normalidad". De ese lapso, Regàs solo retrata las décadas que van desde la inmediata posguerra hasta bien entrada la Transición (parafraseando al extremeño Isaac Rosa, esta es también otra maldita novela sobre la Transición) y su conclusión es demoledora: estamos como estamos porque tras la muerte de Franco la sociedad española claudicó al completo. No hicimos un necesario "borrón y cuenta nueva". De ahí que, en una evidente referencia a la crítica situación política y económica española actual, advierta: "Aquí no ha pasado nada, el poder ha quedado en manos de los mismos durante décadas y décadas, por lo que nuestra recuperación se hace cada vez más difícil".
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Regàs se vale de una protagonista de nombre simbólico, Arcadia, que a los 11 años, en 1949, regresa del exilio francés para vivir en la entonces asfixiante Barcelona y que más tarde se casará con un hombre de la alta burguesía, capaz de evolucionar de la tibieza política a un progresismo a la moda.
"Arcadia no soy yo", puntualiza la escritora quien también vivió el exilio en Francia y se vio separada de sus padres en la infancia. "Arcadia recuerda las cosas que le dijo su padre, los valores de la República. Yo no pude hacerlo porque tenía seis años cuando me separaron de mi padre y no recuperé sus palabras hasta los 30 años".
La memoria es, pues, clave en la vida de la autora, y clave, según sus palabras, en la necesaria regeneración de España. "Nos hicieron comulgar con ruedas de molino y nos hemos acostumbrado. No tenemos conciencia de las injusticias sufridas". También apunta una salida: "Que todo el mundo haga bien su trabajo, así nos libraremos de la podredumbre y la corrupción".