Apertura de una fosa común. MÓNICA PATXOT
04 de febrero de 2015
09:39
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Al tiempo que leo la noticia de que una jueza deniega la exhumación de un fosa común porque no se cree los documentos oficiales, me entero de otras en la que se nos dice que gracias a los 100.000 dólares de dotación del Premio ALBA/Puffin, concedido a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) por su activismo en pro de los derechos humanos, esta entidad va a poder investigar hasta en medio centenar de fosas para recuperar e identificar los restos de un total de 200 víctimas del franquismo.
Tal actividad hubiera sido imposible desde el momento en que el vigente Gobierno retiró de los presupuestos generales del Estado la dotación de 300.000 euros acordada por la Ley de Memoria Histórica. El vicepresidente de la ARMH, Marco González, considera que todas las fosas son igual de importantes a la hora de acometer lo más pronto posible las tareas de excavación e identificación, pero tendrán preferencia aquellos enterramientos en los que se encuentran los padres de los hijos e hijas que ahora tienen más avanzada edad: “No vamos a perder un minuto. Cada día que pasa te enteras del fallecimiento de alguno de los descendientes, que son personas que se han pasado la vida buscando a sus padres”.
La actividad de la ARMH se centrará en este año en esos casos. Ya hay algunos proyectos a la vista. De la fosa de San Justo de la Vega se espera ahora poder contrastar genéticamente los restos hallados para su identificación, ya que la aportación económica del premio permitirá también mantener con vida el laboratorio de la asociación. También se retomará el caso de los mineros desaparecidos en Sabero. La localidad de Valderas será otro de los focos de atención. Todo ello con la experiencia de estos dos últimos años, en los que el colectivo se ha visto obligado a optimizar y profundizar más en la investigación en diferentes fosas. “Hemos aprendido a tener la cabeza más fría, investigar más, reunir más testimonios y tener las localizaciones más claras”. Pero también, se ha logrado realizar un esfuerzo de masa social ante la necesidad de buscar socios para sufragar la actividad de la asociación.
En muchas ocasiones no se ha llegado a tiempo, ha reconocido González, para que los más ancianos de los descendientes pudieran recuperar en vida los restos de los suyos. El hecho de que se hayan dado estos casos y se puedan seguir dando, supone ni más ni menos que esos ciudadanos y ciudadanas de avanzada edad, aparte de fallecer con el dolor y la impotencia de saberse despreciados como tales en la memoria de los suyos, se han llevado consigo el convencimiento de que la Democracia del 78 no sólo no ha reparado esa memoria, sino que ha colaborado también al mantenimiento del enterramiento ignominioso que dieron a sus víctimas los asesinos. Y esto, casi cuarenta años después de instaurado el actual régimen.
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