La “última gran fosa” del cementerio de Alicante: 52 represaliados del franquismo esperan reparación y un adiós digno
En el cementerio de Alicante se encuentra “la última gran fosa” que aún debe ser abierta, la número nueve. Expertos ya han desarrollado un plan de intervención arqueológica que permitirá, en el futuro, exhumar los restos de 52 víctimas del franquismo, provenientes de diversas regiones de España, para que sus familias puedan recibir una reparación y realizar un entierro digno.
Esta información fue compartida por José Ramón García Gandía, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Alicante (UA), y Jorge García Fernández, arqueólogo y director gerente de Drakkar Consultores. Ambos han colaborado en la redacción de este proyecto en conjunto con la Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo Cementerio de Alicante, para identificar a los familiares de los fusilados y recopilar datos que ayuden a conocer su historia.
García Gandía ha señalado que debido a la dispersión geográfica de las víctimas, que proceden de varios municipios, hasta ahora ningún ayuntamiento había tomado la iniciativa para promover las excavaciones. El avance en este caso se produjo cuando el Ayuntamiento de Aspe solicitó una subvención a la Generalitat Valenciana para llevar a cabo la primera fase del proyecto, consistente en la elaboración del documento de intervención arqueológica. El profesor espera que en futuras etapas de exhumación se obtengan más ayudas financieras.
La complejidad para encontrar a los familiares de los represaliados es notable, como explicó el profesor García Gandía: muchas de las víctimas de la fosa de Alicante eran personas jóvenes que huyeron de diversas provincias como Madrid, Ciudad Real y Cáceres, y algunos probablemente no llegaron a casarse, lo que hace difícil rastrear sus raíces más de 80 años después.
A pesar de estos desafíos, se han logrado identificar familiares de algunas víctimas, como el caso de una persona originaria de Aspe y una residente en Nueva York que es bisnieta del militar republicano Antonio Ortega, quien en su época fue presidente del Real Madrid y está enterrado en esta fosa.
Por su parte, Jorge García Fernández destacó la importancia de localizar al mayor número posible de parientes, ya que se necesita su ADN para comparar con los restos exhumados y poder identificarlos. Sigue siendo fundamental “seguir trabajando” en el plan de intervención arqueológica, a pesar de haberse completado y entregado, pues es un documento dinámico.
El objetivo de estas tareas es la reparación, recalca García Gandía, y recordar a los ancestros conmemorado a aquellos que aún no han recibido honores. El profesor expresa que las víctimas merecen un entierro digno, ya que hasta ahora yacen en espacios sin señal alguna, según registros catastrales investigados.
Tanto el profesor como el arqueólogo coinciden en que, más allá de lo arqueológico, el proyecto demanda una empatía especial con los parientes de los represaliados. El momento más emotivo ocurre al completar una exhumación y poder devolver los restos a sus familias, proporcionando un cierre necesario.
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