Fotograma del documental 'La muralla de los prisioneros', de José Luis Tirado. EFE/José Luis Tirado
Isabel Laguna | Algeciras (Cádiz) (EFE).- El franquismo usó a unos 30.000 jóvenes presos que mantuvo en situación de esclavitud para construir un plan de fortificaciones en el Campo de Gibraltar con el que se levantaron unos 600 búnkeres, baterías artilleras, nidos de ametralladoras y kilómetros de carreteras que hoy perduran sin que muchos sepan su origen. Una historia que ahora cuenta el documental ‘La muralla de los prisioneros’.
«El Campo de Gibraltar fue un campo de concentración a cielo abierto», explica a EFE el cineasta y artista José Luis Tirado (Sevilla, 1954) , director de este documental que lamenta que los españoles sepamos «tanto de los campos de concentración que hubo en la Alemania de Hitler y tan poco de los que hubo en la España de Franco».
Un plan de Franco para atacar Gibraltar
En la línea de costa gaditana que va de Conil de la Frontera a Guadiaro perduran aún los restos de unas 600 construcciones que hicieron estos presos del franquismo que cumplían sus condenas en los llamados Batallones Disciplinarios de Trabajadores.
El documental ‘La muralla de los prisioneros’ se sumerge en la historia de cómo se construyeron, a través del testimonio de historiadores como José Luis Gutiérrez Molina, José María García Márquez, Pura Sánchez, Jennifer Ballantine y José Manuel Algarbani y de los recuerdos y vivencias de vecinos y vecinas del Campo de Gibraltar, testigos directos de lo que ocurrió, como Manuel Perea, Francisco Gutiérrez, José Chico o Ignacio Morales.
La cinta explica cómo al Campo de Gibraltar llegaron desde mayo de 1930 hasta finales de 1944 unos 30.000 presos jóvenes y sanos que, hambrientos y en penosas condiciones, fueron la mano de obra de los Batallones Disciplinarios de Trabajadores que se destinaron al Plan de Fortificación de la Frontera Sur que Franco puso en marcha «con la idea de atacar la base británica de Gibraltar y controlar el tráfico marítimo del Estrecho», explican los historiadores que participan en la cinta y su director.
Era un plan de Franco que «se vino abajo» y «todo esto que se construyó no se llegó a utilizar nunca, más que después para prácticas de tiro en la mili. Tanto esfuerzo y dinero, sesenta millones de la época, en un país pasando hambre», lamenta el cineasta.
Las obras que narra el documental fueron una iniciativa del régimen franquista para posicionarse ante el eje de Hitler.
Peor que animales
El documental recoge testimonios que han dejado aquellos presos que sintieron que en esos batallones les trataron peor que a «los animales», que comparan con «el infierno» su vida allí y que cuentan cómo comían babosas para matar el hambre.
José Luis Tirado cree que recuperar este lado de la historia es fundamental: «una de las estrategias del franquismo, y ahora estamos viendo las consecuencias, es que no se ha contado ni se ha estudiado la historia. En 40 años de dictadura escribieron la historia como quisieron y luego llegaron las políticas de amnesia de la Transición».
«Y así llegamos a ver hoy a muchos jóvenes seguir bulos y mentiras sobre aquella época, decir que el franquismo fue bueno porque hizo muchos pantanos. Franco hizo muchos pantanos, Hitler hizo muchas carreteras, y Stalin muchas viviendas, pero hay que preguntarse con qué clase de valores los hicieron», indica el cineasta que opina que «lo malo es que aquella estrategia del franquismo está presente todavía en la sociedad española».
Tras participar en el Festival de Cine de Sevilla, el documental se proyecta este jueves en Los Barrios, para iniciar un recorrido por cines, colegios y otras entidades del Campo de Gibraltar y de Gibraltar, un territorio que es también protagonista del documental.
Tirado, que ha dedicado gran parte de su trayectoria a obras relacionadas con la memoria histórica, se dará por satisfecho si el próximo verano, cuando los vecinos de la zona o los turistas apoyen su toalla junto a aquellos búnkeres que se conservan en las playas de la zona, sepan cómo y con quien se construyeron. EFE
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