diumenge, 25 de novembre del 2012

Un mural contra otro mural


http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/castellon/un-mural-contra-otro-mural_782490.html

25/11/2012
Las huellas que ha dejado en los pueblos de España la tragedia de la guerra civil y la posterior dictadura franquista ha provocado, durante los últimos años, fuertes controversias con la promulgación de la Ley de la Memoria Histórica y, en definitiva, por la eliminación de toda referencia en el nomenclátor urbano de los protagonistas del régimen del general Francisco Franco.
La eliminación de símbolos del franquismo no es una novedad en el actual Estado democrático. La promulgación de la Constitución de 1978 impulsó la reconciliación de los bandos que se enfrentaron en los años 30 y también la recuperación y reparación de la memoria de los miles de represaliados que sufrieron la crueldad de la dictadura. Pero además, con los ayuntamientos democráticos en 1979, también se procedió a eliminar gran parte del nomenclátor urbano.
También, al tiempo que se cambió el viejo escudo franquista por el democrático de la monarquía de Juan Carlos de Borbón, se eliminaron muchos símbolos del franquismo que se mantenían en edificios y fachadas de edificios públicos. En Castellón, la primera corporación democrática, además de cambiar el nombre de varias calles dedicadas a jerarcas del franquismo, modificó el rótulo de la Cruz de los Caídos, que se localiza en el parque Ribalta, y que se dedicó a todas las víctimas de la violencia. Además, se retiraron símbolos como el yugo y las flechas, escudo de la Falange, que decoraba la fachada del edificio sindical de la plaza María Agustina, y los emblemas falangistas y del carlismo que decoraban la antigua Jefatura Provincial del Movimiento en la avenida del Mar.
Ya avanzados los años 80, mientras la práctica totalidad de municipios eliminaban también sus símbolos del antiguo régimen, la entonces gobernadora civil, Pilar Bravo, que procedía del Partido Comunista, tomó una decisión que resultó muy polémica. En la planta noble del Gobierno Civil, se exponía un mural del pintor Ramón Catalán, que plasmaba la entrada de las tropas nacionales en Castellón en junio del año 1938, con una exaltación del ejército vencedor de la contienda. Era un mural de importante valor artístico, pero de una clara connotación franquista. En su lugar, la gobernadora decidió colocar un colorista mural cerámico confeccionado por otra gran artista castellonense, el ondense Manuel Safont. H