- La jueza Servini, junto al fiscal Ramiro González y el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu tomaron declaración a dos víctimas en el Juzgado Central de Instrucción número 4
- La magistrada argentina, que instruye la causa, ha recorrido desde el 18 de mayo el País Vasco, Andalucia, y ahora Madrid, recogiendo testimonios de víctimas del franquismo
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La juez argentina María Servini. EFE
Dos víctimas del franquismo declararon en la mañana de este jueves en la Audiencia Nacional ante la jueza María Servini, encargada de la causa conocida como querella argentina.
La jueza Servini, junto al fiscal Ramiro González y el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, tomaron declaración a las dos víctimas en el Juzgado Central de Instrucción número 4.
Las dos víctimas son Teresa Álvarez Alonso y y Faustina Romeral Cervantes. Teresa, de 93 años, vio cómo sus hermanos, su padre y su abuelo fueron represaliados por el régimen franquista en la pequeña localidad asturiana de Bayo cuando tan solo era una niña. Su padre fue torturado y uno de sus hermanos desapareció. Faustina, de 90 años, estuvo presa entre 1946 y 1952, previamente –al acabar la guerra– vivió el encarcelamiento de su madre y la ejecución de su padre por ser del PSOE de Mora (Toledo).
Pasadas las 11.30 horas, abandonaron los juzgados y atendieron a los periodistas que allí se agolpaban. Teresa Álvarez declaró estar "muy contenta" y explicó que no le costó mucho recordar su historia: "No tengo memoria, pero eso lo tengo grabado". Preguntada por si esperaba que los culpables fueran juzgados, descartó esa posibilidad: "ya han muerto todos, es la pena que tengo".
Álvarez reconoció además que en todos estos años nadie le había pedido "nunca" perdón pero, en cualquier caso, se mostró esperanzada en que la investigación llegue a buen puerto. "Aunque yo no lo vea porque soy muy mayor ya creo que sí, que llegará algún día", aseguró.
Por su parte, Carlos Slepoy, el abogado impulsor de la querella argentina que comenzó el proceso en abril de 2010, confirmó que para las dos ancianas "ha sido muy emocionante" poder contar su historia. "Estaban muy conmovidas, muy emocionadas, muy agradecidas", explicó el letrado. "Para nosotros también tiene una enorme trascendencia porque es la primera vez que ante un juez español se pueden plantar dos víctimas del franquismo y que les tomen declaración con convicción, cumpliendo la ley". Por eso, cree que debería ser la Audiencia Nacional el tribunal competente para juzgar estos crímenes "porque se trata de un delito de ámbito nacional".
A su salida, la magistrada Servini declinó hacer declaraciones y se dirigió hacia al Archivo Histórico Nacional, donde será recibida con el resto de su comitiva por la directora, Carmen Sierra.
La instructora de la causa ha recorrido desde el 18 de mayo el País Vasco, Andalucia, y ahora Madrid, recogiendo testimonios de víctimas del franquismo que por su avanzada edad no pueden desplazarse hasta Buenos Aires (Argentina) para declarar.
Para recibir a las víctimas y los jueces, se han agolpado antes las puertas del juzgado medio centenar de personas de asociaciones por la memoria histórica, a las que la Policía Nacional ha desplazado a unos 50 metros de la entrada.
La jueza Servini, junto al fiscal Ramiro González y el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, tomaron declaración a las dos víctimas en el Juzgado Central de Instrucción número 4.
Las dos víctimas son Teresa Álvarez Alonso y y Faustina Romeral Cervantes. Teresa, de 93 años, vio cómo sus hermanos, su padre y su abuelo fueron represaliados por el régimen franquista en la pequeña localidad asturiana de Bayo cuando tan solo era una niña. Su padre fue torturado y uno de sus hermanos desapareció. Faustina, de 90 años, estuvo presa entre 1946 y 1952, previamente –al acabar la guerra– vivió el encarcelamiento de su madre y la ejecución de su padre por ser del PSOE de Mora (Toledo).
Pasadas las 11.30 horas, abandonaron los juzgados y atendieron a los periodistas que allí se agolpaban. Teresa Álvarez declaró estar "muy contenta" y explicó que no le costó mucho recordar su historia: "No tengo memoria, pero eso lo tengo grabado". Preguntada por si esperaba que los culpables fueran juzgados, descartó esa posibilidad: "ya han muerto todos, es la pena que tengo".
Álvarez reconoció además que en todos estos años nadie le había pedido "nunca" perdón pero, en cualquier caso, se mostró esperanzada en que la investigación llegue a buen puerto. "Aunque yo no lo vea porque soy muy mayor ya creo que sí, que llegará algún día", aseguró.
Por su parte, Carlos Slepoy, el abogado impulsor de la querella argentina que comenzó el proceso en abril de 2010, confirmó que para las dos ancianas "ha sido muy emocionante" poder contar su historia. "Estaban muy conmovidas, muy emocionadas, muy agradecidas", explicó el letrado. "Para nosotros también tiene una enorme trascendencia porque es la primera vez que ante un juez español se pueden plantar dos víctimas del franquismo y que les tomen declaración con convicción, cumpliendo la ley". Por eso, cree que debería ser la Audiencia Nacional el tribunal competente para juzgar estos crímenes "porque se trata de un delito de ámbito nacional".
A su salida, la magistrada Servini declinó hacer declaraciones y se dirigió hacia al Archivo Histórico Nacional, donde será recibida con el resto de su comitiva por la directora, Carmen Sierra.
La instructora de la causa ha recorrido desde el 18 de mayo el País Vasco, Andalucia, y ahora Madrid, recogiendo testimonios de víctimas del franquismo que por su avanzada edad no pueden desplazarse hasta Buenos Aires (Argentina) para declarar.
Para recibir a las víctimas y los jueces, se han agolpado antes las puertas del juzgado medio centenar de personas de asociaciones por la memoria histórica, a las que la Policía Nacional ha desplazado a unos 50 metros de la entrada.
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