Arrancan los trabajos de delimitación de una de las seis fosas del cementerio de Sevilla, donde hay enterradas más de 4.500 víctimas del franquismo
La teoría dice que en Pico Reja están los restos del Padre de la Patria Andaluza, una tesis que deberá confirmar la tarea científica
A Blas Infante no lo van a sacar de una fosa del franquismo. Al menos por ahora, por varios motivos. Uno: hay que ver qué ofrece la tierra una vez abierta. Dos, el estado de los restos óseos permitirá, o no, el estudio genético e identificar con nombre y apellidos a los ejecutados. Y tres, el trabajo iniciado de momento consiste en localizar y delimitar uno de los enterramientos ilegales que en el cementerio de Sevilla acumulan más de 4.500 víctimas del terror de Franco y Queipo de Llano.
El proyecto arqueológico recién arranca en la denominada fosa de 'Pico Reja'. Ahí es donde la teoría marca que está enterrado el padre de la Patria Andaluza. Y esta fosa, como las otras cinco en el camposanto de San Fernando, presenta la complejidad de que los represaliados por el terror franquista están mezclados con inhumaciones normalizadas.
"No sabemos si Blas Infante está en esa fosa", dice la directora arqueológica de la excavación, Inmaculada Carrasco. En el caso de que esté, continúa, "lo acompañan otras mil personas y científica y técnicamente no va a recibir ningún tratamiento especial con respecto al resto de represaliados".
Los datos aportados por la investigación de José Díaz Arriaza en el libro Sevilla. Un rojo amanecer marcan las seis fosas del cementerio hispalense. Los asesinados están distribuidos según la fecha de los crímenes. "Y en el año 36 la de Pico Reja es la que está abierta". Un agujero que se llena "rápidamente" porque es "la fecha de los grandes fusilamientos". Los que caen "a primera hora", ejecutados por golpistas en aplicación del bando de guerra.
Una "compleja" exhumación
Siempre, subraya el autor, "es un trabajo aproximado y a veces es difícil dar datos exactos". La documentación básica la encuentra Díaz Arriaza en tres fuentes: "el archivo del cementerio, el Archivo Municipal y la bibliografía existente de otros investigadores de la guerra civil".
La tierra siempre depara sorpresas. Más individuos que los esperados, como ocurrió en Soria con la fosa del amigo de Antonio Machado. O nada, caso de las "niñas" de El Aguaucho. "Una exhumación es muy compleja porque la ocultación de los cuerpos forma parte de la represión", explica la arqueóloga.
"De todos modos, en esta fase no vamos a alcanzar los niveles de mediados del mes de agosto que es cuando asesinan a Blas Infante", avanza Inmaculada Carrasco. "Estaremos seguramente en los estratos superiores, que es a los que vamos a acceder y ahí están los fusilados de los últimos momentos de agosto según las investigaciones llevadas a cabo por Díaz Arriaza".
"Los trabajos que empezamos son previos a la exhumación". Conocida la ubicación de la fosa "y más o menos sus dimensiones", se excavan "parcialmente los cuerpos que están en los estratos superiores para comprobar que estamos ante represaliados del franquismo certificando los crímenes cometidos con las huellas de violencia que detectemos".
Excavar para certificar
Unos restos óseos que no van a ser "exhumados ni excavados en su totalidad" para dejarlos "en el mismo sedimento para su mejor conservación”. Porque en todo caso, la tarea de señalizar esta primera tumba ilegal y comprobar que hay personas con evidencias de muerte violenta está coordinada desde el Ayuntamiento de Sevilla. El Consistorio ya ha incluido el trabajo en el resto de fosas en sus propuestas para el Presupuesto Municipal del año 2018.
Las siguientes fases, las propiamente de exhumación de restos cadavéricos, corresponden a la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, según marca la Ley de Memoria Histórica y Democrática. La Administración andaluza ya contempla continuar los trabajos iniciados, como ha publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA).
"La fosa es un tipo de enterramiento más y en un cementerio tan clasista como es el de Sevilla hay varias zonas muy claras, con las fosas siempre al final del recinto", cuenta José Díaz Arriaza. Tras el golpe de Estado de 1936, y "conforme se colmatan" estos enterramientos ilegales con represaliados del franquismo, "se van abriendo otras". Ahí es donde, tras 81 años de impunidad y ocultación, empiezan las tareas de búsqueda. "Pero no tenemos rayos X en los ojos para certificar todo esto hay que excavar", apunta la directora arqueológica.
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