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Foto de la Fosa de Teba (Málaga). Fuente Asociación familiares.
El grupo ‘Recuperando la Historia Social de Andalucía‘ de CGT publica un informe en el que sintetiza la información de las 92 intervenciones en fosas comunes en Andalucía.
SEVILLA / 14/12/2017 06:30 / MARÍA SERRANO
La estimación parece clara. Sin embargo, quedan demasiados nombres por conocer de aquellas víctimas. Andalucía ha exhumado 92 fosas comunes con 3.635 cuerpos de la Guerra Civil y la posterior represión franquista. El grupo ‘Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía‘ de CGT ha lanzado a la luz pública un listado inédito: el de las fosas intervenidas en la comunidad más represaliada a nivel nacional durante el franquismo. El número de víctimas resulta aterrador. En torno a 47.000 asesinados podrían ubicarse en estos enterramientos ilegales repartidos en las ocho provincias.
Cecilio Gordillo, coordinador del Grupo y de la web ‘Todos los Nombres’, que engloba una relación de 93.400 desaparecidos relata a Público la importancia de este listado que tiene como “objetivo unificar lo que hasta el momento eran varios en función del promotor o patrocinador (Junta de Andalucía, administración central, gobiernos provinciales y/o locales, e incluso de entidades o Asociaciones, ...) sin responder a la necesidad social de conocimiento global de intervención en esta grave problemática que mantiene a miles de asesinados en las cunetas de carreteras y cementerios”.
Pero, ¿cuántas fosas comunes se encuentran realmente en el sur de España? Gordillo habla de casi “setecientas”. El censo oficial del mapa de fosas, realizado en el año 2010, cifraba el número en 614 fosas comunes y 47.000 asesinados. Fuentes de la Junta de Andalucía aclaran a Público que esta relación se “encuentra actualmente en un proceso de actualización que el Gobierno andaluz está llevando a cabo con la participación de asociaciones memorialistas, ayuntamientos, diputaciones y expertos”. El nuevo mapa podría tener un aumento “considerable” con respecto al número anterior de fosas.
La primera intervención. La búsqueda fallida de Aniceto
En Andalucía se han producido numerosas intervenciones en fosas. La primera se inicia el 14 de junio de 2003 en el Valle de Lecrín (Granada). Agustín Góngora Montero buscaba hace catorce años los restos de su hermano Aniceto. Había nacido en el pueblo granadino de Torvizcón. Las señas de los testimonios ubicaban una fosa con 25 cuerpos en un paraje de este valle que fue exhumado sin resultados positivos. Hoy Agustín ya ha fallecido. Ni el ayuntamiento granadino, ni la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) estatal ni la CGT pudieron dar una explicación a Agustín después de toda una vida en vilo.
Cecilio Gordillo relata que el empeño continúo con nuevas búsquedas. Concretamente en el barranco del Carrizal, en Órgiva (Granada), hoy declarado Lugar de la Memoria de Andalucía. “Buscamos en la cruz donde los familiares habían señalado la zona de arrojamiento de los cadáveres”, afirma Cecilio. Solo se hallaron huesos de animales en esa zona del paraje cuando fueron analizados por el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada. “La denuncia ante el Juzgado de Motril no permitió que se continuara la búsqueda” apunta Cecilio, que dice que ”aún esperan esa respuesta”.
Sin embargo, los testimonios orales hablan de que en el barranco de este paraje alpujarreño se podrían exhumar más de 5.000 cuerpos sepultados.
Veintidós fosas intervenidas en Sevilla provincia
La relación es muy significativa en cuanto al número de fosas intervenidas en cada provincia. En el listado se observa un amplia diferencia entre Almería con dos fosas abiertas, seguidas de Jaén (4), Córdoba (12), Málaga (12), Cádiz (15), Granada (16) y finalmente Sevilla con 22. El número total ascendería a 92 fosas comunes intervenidas. Las víctimas estimadas por el grupo de CGT Andalucía es de 3.635 cuerpos exhumados. Gordillo hace balance. Y es que solo “2.840 cuerpos corresponderían a una sola fosa, la del cementerio de Málaga exhumada en el año 2009”. El resto de cuerpos de los 795 asesinados se ubicarían en el cómputo restante de las 91 fosas abiertas.
Ante la pregunta sobre el número de personas que han logrado reconocerse con nombres y apellidos, Gordillo afirma con rotundidad “la necesidad de trabajar en esta operaciones arqueológicas junto a los datos ofrecidos por los Consejos de Guerra”, como ya ocurriría en el caso de Málaga donde llegaron a reconocerse 4.100 víctimas.
La relación aporta una treintena de fosas sin resultado ni hallazgo de restos
“Si en Málaga el número de desaparecidos fuera de la fosa superaba el millar dentro de la documentación de los Consejos de Guerra, eso indica una expoliación previa en tiempos del régimen. Se cree que esos 1260 cuerpos fueron trasladados para el relleno de las obras del mausoleo del Valle de los Caídos”, apunta el coordinador de CGT-A, según la documentación histórica encontrada.
El listado aporta otras fosas con un importante resultado en cuanto al número de desaparecidos. Es el caso de la fosa de Puerto Real, Cádiz, (193 cuerpos), seguida de la Teba, Málaga, (151 cuerpos), Cazalla de la Sierra, Sevilla, (109 cuerpos) y Aguilar de la Frontera, Córdoba, (66 cuerpos). ¿Expolio o falta de testimonios?
Treinta y tres fosas sin restos
La relación aporta una treintena de fosas sin resultado ni hallazgo de restos. El expolio o falta de documentación científica sobre los hechos históricos hablarían claramente de qué ocurrió en estos parajes, “utilizados como enterramientos clandestinos” por los golpistas.
Cecilio Gordillo habla de dos casos contrapuestos dentro del hallazgo de los restos en dos fosas de mujeres. El caso de la fosa de La Puebla de Guzmán (Huelva), intervenida en 2015, no permitió a pesar de la insistencia de testimonios orales de familiares ubicar los restos de aquellas 15 mujeres salvajemente asesinadas. “Nunca olvidaremos cómo los arqueólogos nos dijeron que en el 73 se había iniciado un acto de destrucción del paraje pero eso parece que ya no interesaba investigarlo”. El informe final de la exhumación hablaba de cómo la tierra había sido “removida, vaciada y rellena con una capa de piedra de pizarra".
Durante la Transición se abrieron varias fosas a pico y pala, sin ayuda de expertos
En otra fosa de mujeres en Guillena (Sevilla) ni el libro del cementerio, ni los datos en archivos hablaban del asesinato de las 17 rosas. Se realizaron trabajos de localización y búsqueda de los restos en 2009 y 2012. Los testimonios orales de un niño de ocho años, el de José Domínguez Núñez que vio el enterramiento es quien mantiene su versión. “En esta ocasión la herramienta básica para el hallazgo de la fosa hasta dar con todas las mujeres ha sido el testimonio como aporte fundamental”, apunta Cecilio. En una primera intervención no se consigue dar con ellas. Cuatro años después y con una profundidad de diez centimetros más sobre la tierra, las rosas de Guillena son halladas en el pueblo vecino de Gerena.
Las fosas abiertas en la Transición
Aún faltan algunas más. Las que se abrieron a pico y pala, sin ayuda de expertos a finales de los 70. En plena Transición. Sin ningún tipo de difusión pública. Solo añadiendo la fosa de Constantina en Sevilla, exhumada en mayo de 1979, aumentaría el número de víctimas en 780.
Los encargados del censo de aquella pionera exhumación se encargaron de contabilizar cada una de las calaveras que iban saliendo de la tierra. No hubo forenses ni arqueólogos. La autorización la llevó a cabo el primer ayuntamiento democrático formado por el PSOE y la UCD. “En aquel pueblo de la Sierra Norte hubo una auténtica masacre”, apunta Gordillo. Casi 800 muertos. Gordillo habla de tres fosas más de esta etapa. “Una fosa intervenida en Jimena de la Frontera (Cádiz). Una más en Granada y otra en Córdoba”.
“La matanza inicial del verano del 36 tiene muchas lagunas que no se podrán resolver”, apunta Gordillo
Los datos de los Consejos de Guerra sí han permitido dar luz verde a algunas de las recientes intervenciones en grandes fosas como la de Pedro Masera Polo, iniciada el pasado mes de octubre. Hasta el momento es la única víctima exhumada del cementerio de la Soledad de Huelva. Su nieta María Luisa pudo conseguir el Consejo de Guerra de su abuelo, a través de la Diputación onubense. El forense que certificó, al pie de la fosa, la muerte de Masera dejó por escrito las coordenadas exactas del enterramiento en febrero de 1938.
Y es que gracias a la documentación existente, a partir de febrero de 1937, se han podido conocer un amplio número de desaparecidos. “La matanza inicial del verano del 36 tiene muchas lagunas que no se podrán resolver”, apunta el coordinador de CGT-A. La mayoría de los asesinatos, cometidos entre julio de 1936 y febrero de 1937 se realizaban por “aplicación de bando de guerra”. Sin juicio, documentos ni certificados que permitan ni saber la identidad de la mitad de los desaparecidos en las fosas.
El actual marco para abrir las fosas en Andalucía.
Cecilio Gordillo habla de cómo a lo largo de estos catorce años el permiso de intervención en fosas ha ido variando hasta encontrase actualmente reglado por el protocolo de exhumaciones de la Junta de Andalucía, articulado en la nueva Ley de Memoria Democrática. Todo ayuntamiento, asociación o entidad público-privada tiene que pedir autorización a la conocida Dirección General de Memoria Democrática, por la Orden, publicada el 7 de septiembre de 2009. “La localización, exhumación e identificación se incoa de oficio por la Junta de Andalucía, como a instancia de familiares, entidades memorialistas y ayuntamientos, existiendo en este sentido un Protocolo Andaluz de actuación en exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra”.
Gordillo concluye que “estas medidas retrasan, en muchas ocasiones, el orden de las exhumaciones”, autorizadas a través de un Comité Técnico. Las operaciones en fosas son todas aprobadas por el Gobierno Andaluz, aunque Gordillo matiza que “la Junta no sea siempre la encargada de aportar los fondos para la realización de estas intervenciones”.
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