El martirio de la provincia y ciudad de Sevilla fue el mayor de España, y Andalucía la región mas represaliada. Hubo hasta 3.028 muertes sumarísimas desde julio de 1936 hasta enero de 1937. Ejecuciones sin juicio, como el profesor Joaquín León, el abanderado del proyecto andalucista Blas Infante, los diputados José González y Fernández de la Bandera. Según los investigadores Francisco Espinosa Maestre y Jose María García Márquez, en la provincia de Sevilla los franquistas fusilaron casi a 2.000 personas sin juicio, y por aplicación de los bandos de guerra a 10.590 personas. Hay 1.255 desaparecidos y 465 muertos en prisión. El exterminio puede superar las 12.854 asesinados. Hasta Marzo de 1953 los sublevados arrojaron 3.520 cadáveres anónimos a la fosa común del Cementerio de San Fernando de Sevilla. Entre ellos el alcalde sevillano Horacio Hermoso y el presidente de la Diputación Provincial José Manuel de Puelles.
La leyenda sobre Queipo de Lano es falsa. Queipo contó con casi toda la guarnición de Sevilla, varios miles de soldados, no solo un puñado. Los barrios de izquierdas no pudieron resistir por carencia de armamento, que sí poseían los golpistas, especialmente un potente e indiscriminado uso de la artillería, y en los días siguientes el salvaje terror africanista del Tercio y los Regulares. Entre sus cómplices, el comandante del Estado Mayor José Cuesta Monereo, el responsable de Orden Público capitán de la Legión Manuel Díaz Criado, el cacique Pedro Parias nombrado gobernador civil, el auditor Francisco Bohórquez, quien con Felipe Acedo planificó la represión según ley marcial dictada por el Bando de Guerra. Manuel Giménez al frente de la derecha local, y el comandante de la Guardia Civil Gregorio Haro Lumbreras, que llegó a gobernador de Huelva, y que se guardaba en sus bolsillos las alhajas que las señoras regalaban para la causa “nacional“, Hitler mediante.
Durante la sublevación se fusilaba sobre la marcha a todo Republicano capturado. Los responsables fueron los militares, dirigiendo arrestos, torturas, fusilamientos, llevados a cabo por falangistas, carlistas, paramilitares, sin procedimiento judicial. Antes del bando de Guerra hubo asonadas de comandos civiles armados para destruir físicamente a las fuerzas políticas Republicanas, los cuadros de los partidos del Frente Popular, sindicatos obreros, organizaciones masónicas, partidos más moderados, personalidades independientes. Los pistoleros aterrorizaron la ciudad y luego sembraron de miedo los campos, una “policía montada”, que utilizaba garrochas para reducir a los campesinos fugitivos.
El Tercio no tenía límites, cuando abandonaba un pueblo, dejaba incendios y cadáveres de hombres, mujeres y niños. Los golpistas empleaban las medidas represivas de Marruecos, una combinación brutal de detenciones, violaciones, fusilamientos, emasculaciones y otras sevicias. Los crímenes sin juicio se sucedieron mucho tiempo junto a los cementerios o en las cunetas. Las víctimas eran acusadas de ser votante de izquierda, familia de republicanos destacados, haber discutido de política, haber mirado mal al cura. En las plazas públicas se implantaba el “estado de guerra” con todas sus consecuencias, muchas víctimas eran denunciadas por vecinos. Se dictaron órdenes de que no se inscribiera a los asesinados en los Registros civiles para dejar el menor rastro posible.
Hasta 727 mujeres fueron víctimas de la represión franquista en la provincia de Sevilla. En pueblos como Fuentes de Andalucía, Villanueva del Río y Minas, Arahal, Paradas, Marchena, Guillena, Lora del Río y Morón de la Frontera hubo más de 200 asesinatos; en 66 localidades se produjeron más crímenes de mujeres y faltan muchos casos por registrar. En Fuentes de Andalucía fueron asesinadas 27, entre ellas 5 jóvenes de entre 16 y 22 años que fueron secuestradas, violadas, torturadas, asesinadas y arrojadas a un pozo de la finca de El Aguaucho por un grupo de “señoritos” del régimen franquista.
Miles de sevillanos se agolparon en cárceles improvisadas en la ciudad de Sevilla, la prisión provincial hacinaba 1.438 detenidos. Se activaron múltiples centros de reclusión, el cine Jáuregui, el cabaret Variedades, los sótanos de la plaza de España, ayuntamientos, escuelas servían de prisiones en pueblos, y campos de concentración por toda la provincia. La familia Ybarra ofreció el vapor Cabo Carvoeiro para utilizar como celdas sus 2 bodegas. Albergó a mas de 550 presos, apresados en pueblos de la cornisa del Aljarafe, la vega del Guadalquivir, la campiña sur de Sevilla, incluso de Huelva y Badajoz. Muchos fueron sacados de allí para ser fusilados. La mayoría eran obreros, militantes, jóvenes de 16 años, como el panadero de Camas Miguel Expósito Marín, el vendedor ambulante del barrio de la Macarena Manuel Rodríguez Llauradó, o los 60 años del ferroviario cenetista José Jiménez Ojeda.
La actual España se traiciona a sí misma una y otra vez, cada día que pasa que no se ejerce la debida justicia, que los crímenes se ningunean, que las víctimas siguen desaparecidas en cunetas, fosas, cada día que pasa que el franquismo sigue siendo legal en este país.
Documentos: Cosas de Andalucía (Fernando Repiso). Sevillapedia. Wikipedia. Público (Juan José Téllez). El Correo Web (Horacio Raya). ABC (Jesús Álvarez). El Plural (Juan Luis Valenzuela). Unidad Cívica por la República (Juan Miguel Baquero). Europa Press. Véanse los trabajos de José María García Márquez: La represión franquista en la provincia de sevilla. Estado de la cuestión, y Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963).
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