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Nueve días después del inicio de las excavaciones, la fosa común del cementerio de A Caridá ya ha sido exhumada. Tal y como publicaba este diario el pasado viernes, finalmente se han localizado los cuerpos de seis personas y, aunque es pronto para asegurar sus identidades, pues hay que esperar al análisis genético de los restos óseos y cotejarlo con el ADN de los familiares, lo que sí han podido confirmar los primeros indicios antropológicos (por su pelvis) es que uno de los cuerpos corresponde al de una mujer joven de unos 20 años, que fue el último en ser arrojado, y por tanto, el primero en ser exhumado.
Junto a él, ayer por la tarde se exhumaba otro de los cuerpos, pues por su colocación sobre los demás, impedían acceder al resto, y entre la tarde hoy y mañana viernes por la mañana será cuando finalice la exhumación de los cuerpos que aún permanecen en la fosa.
Según explicaban miembros del equipo de Arqueología, puntualizando con extremada prudencia y sin ninguna confirmación, otro de los cuerpos localizados podría corresponder a un hombre de unos 40 ó 50 años, por los objetos encontrados a su lado y que podrían pertenecerle.
A partir de ahora comienza una nueva fase de la investigación, tal y como explicaba en la tarde este jueves el director del Grupo Arqueos de la Universidad de Oviedo y responsable de las labores de excavación y exhumación, Avelino Gutiérrez, y es la que se desarrollará durante los próximos meses en los laboratorios de Antropología de la Universidad de Oviedo, donde se extraerá el ADN de los restos óseos exhumados para poder cotejarlo con el de los familiares. Paralelamente, en otro laboratorio, el equipo de Arqueología realizará un minucioso estudio de los objetos que se han encontrado junto a los cuerpos pues pueden llegar a ser también determinantes a la hora de indentificar a las víctimas.
Se han localizado varios zapatos, un monedero, una llave, unos pequeños frascos de vidrio, cuya utilidad se desconoce, de momento, o un peine. Este último ha sido considerado como “una pieza de lujo en este contexto”, tal y como explicaba Avelino, pues en él se puede identificar la marca, el modelo, el año (1935) y hasta su procedencia, Nueva York. Sobre la llave, como otro de los ejemplos, es importante averiguar si corresponde a una casa o a un coche, pues una de las víctimas que las primeras investigaciones ubicaban en esa fosa, era un chófer.
Aunque las identidades de los cuerpos tardarán meses en poder confirmarse, lo que sí parece evidente es el tipo de muerte que tuvieron, pues las “posiciones forzadas” de los esquelos encontrados evidencian una muerte violenta y un enterramiento clandestino. La posición de los cuerpos, “arrojados de mala manera, unos encima de otros, es lo que nos dice”, lamenta el director de la excavación.
Justicia, verdad y reparación
Hoy en el cementerio de A Caridá era un día para la justicia, para la verdad y para la reparación. “Un día para que las familias encuentren algo de consuelo”, tal y como pedía, emocionada, la vicerrectora de extensión universitaria de la Universidad de Oviedo, Pilar García, quien no pudo dejar de ensalzar el buen hacer y la encomiable labor del equipo de arqueología, antropología, historia, geografía o psicología, que lidera este proyecto.
No vamos a descansar hasta que la justicia, la verdad y la reparación aflore en la última sima, la última cuneta o la tapia del último cementerio de Asturias
Presentes también en la capital del concejo de El Franco, varios representantes del Gobierno asturiano, encabezados por el consejero de Ordenación del Territorio, de quien depende la Dirección General de Memoria Democrática. Ovidio Zapico destacaba que para curar heridas hay que saldar la deuda histórica que las administraciones de este país tienen con las víctimas del franquismo y sus familias.
Por ello el consejero asturiano reivindicaba “no vamos a descansar hasta que la justicia, la verdad y la reparación aflore en la última sima, la última cuneta o la tapia del último cementerio de Asturias”.
Las Regueras y Grao
La de A Caridá es la primera de las tres fosas que estaba previsto exhumar hasta finales de este año 2024 en Asturias. Ayer miércoles comenzaron las excavaciones en las del Prao Molín de Xilu, en Las Regueras, y en Santianes de Molenes, Grao.
En el caso de Las Regueras, la primera intervención se ha dado por concluida al obtener un resultado inicial negativo, según explica Avelino Gutiérrez. “No encontramos ni trinchera, ni fosa, ni restos, solamente metralla porque fue zona de guerra”, asegura. Con lo cual, deben seguir buscando por la zona, porque en ese punto identificado no se ha encontrado lo que se buscaba.
Sin embargo en Santianes de Molenes (Grao), donde también inicialmente el resultado ayer fue negativo, han decidido ampliar la zona de excavación. Buscan a un vecino represaliado que, según cuentan sus familiares, fue enterrado por los falangistas a las puertas del cementerio “para que lo pisase todo el mundo”. Como el camposanto fue ampliado en varias ocasiones, desde entonces, el equipo ha decidido extender el radio de acción, de manera que en pocos días podrán saber si hay resultados o no.
Gracias al convenio firmado entre el Gobierno del Principado y la Universidad de Oviedo, la exhumación de fosas comunes podrá continuar en Asturias, ya que hay más de un millón de euros del presupuesto regional para 2025 consignado para la recuperación de la Memoria. Por el momento intentará intervenirse en unas ocho o diez fosas más.
En Asturias hay un total de 398 fosas, según un mapa interactivo derivado de un estudio elaborado por la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, Carmen García. La mitad de ellas son irrecuperables por la orografía que las rodea, porque se han perdido con el paso de los años o porque se ha construido obra pública sobre ellas a lo largo de estos 86 años, como ha sucedido en muchos lugares de la geografia española.
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