Las Trece Rosas darán nombre a una plaza en Sevilla, concretamente en San Jerónimo, una petición que ha hecho una asociación del barrio y que ha salido adelante en el pleno municipal gracias a los votos de la izquierda. Pese a ser una propuesta vecinal, el grupo del PP que lidera el alcalde José Luis Sanz se abstuvo –una postura muy poco frecuente por parte del gobierno local ante este tipo de peticiones– y contó con el rechazo frontal de Vox, que se enzarzó en un tenso debate con PSOE y Podemos-IU y llegó a afirmar que el nuevo nombre “es una vergüenza para todos los sevillanos”.
La solicitud para bautizar así la plaza en la que confluyen las calles Cataluña y Navarra viene de una asociación de San Jerónimo que se llama precisamente Trece Rosas, en recuerdo a las jóvenes –la mitad de ella por debajo de una mayoría de edad que entonces estaba en 21 años– que fueron fusiladas junto a otros 43 jóvenes en Madrid el 5 de agosto de 1939, cuatro meses después de acabar la guerra. Se les acusó de ser militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), de “plena y absoluta identificación con las doctrinas marxistas” y de adhesión a la rebelión.
En un punto aparentemente inocuo como es el de incorporar nuevos nombres al viario de la capital, que los concejales de todos los grupos suelen aprovechar para subrayar los méritos de los homenajeados, fue Vox quien primero abrió fuego contra esta propuesta, aprobada previamente por el pleno del Distrito Norte con la abstención también del PP. Para la formación de ultraderecha, las Trece Rosas no son “un símbolo neutro”, las definió como “subversivas” y las acusó de estar tras el atentado contra un comandante de la Guardia Civil en el que murieron también su hija y el chófer. Esta versión oficial tras un día de juicio sumarísimo no fue aceptada ni por la familia del oficial.
Tenso cruce de reproches
Vox incidió en que este homenaje en el callejero vuelve a reabrir heridas en aplicación de una “sectaria y maniquea Ley de Memoria Histórica”, frente a la que ha vuelto a elevar su exigencia de una ley de concordia como la que ahora se ha aprobado en Extremadura para “recuperar el espíritu de reconciliación nacional”. “Sevilla no necesita más nombres que la dividan”, expuso la portavoz ultraconservadora, Cristina Peláez, que frente al de las Trece Rosas pedía “más ejemplos de unidad y respeto”.
Con el PP como mero espectador mirando a izquierda y a derecha, se produjo a partir de ese momento un tenso cruce de reproches entre las otras formaciones. Desde el PSOE respondió Juan Tomás Aragón, que puso a las Trece Rosas como ejemplo de “dignidad, resistencia y valentía frente al miedo”, y de paso aprovechaba para denunciar la “vergüenza” de que el equipo de gobierno del PP “no haya dado todavía ni un paso” con la fosa común de Monumento, la más grande del cementerio de Sevilla.
Su compañero de bancada Francisco Páez elevó el tono, para considerar “un honor” que Vox votase en contra de la denominación de la plaza porque el partido de Santiago Abascal “representa a la extrema derecha y a los ideales fascistas”. Esta primera ronda de intervenciones la cerró el presidente del pleno, Manuel Alés, que pidió a los concejales que moderasen el tono “porque ya ha sido suficiente la clase de historia de unos y otros”.
“No se puede blanquear el fascismo”
A continuación fue el turno del grupo Podemos-IU, con su portavoz, Ismael Sánchez (IU), reprochando al PP su “abstención cobarde” para darle el nombre a la plaza de San Jerónimo. El edil achacó la postura del gobierno municipal a “un nuevo chantajito de la extrema derecha” en el contexto de aprobar las ordenanzas fiscales y negociar el presupuesto para 2026.
Sánchez recordó que la petición emana de una asociación de mujeres del barrio, a lo que unió su crítica a los populares recordándoles que “una institución democrática como el Ayuntamiento no puede blanquear el fascismo”. ¿Cuál fue la réplica de Vox? Pues que mientras ellos habían apelado a la concordia, enfrente se habían encontrado otra vez un “discurso de odio”, sacando a relucir los religiosos fusilados y los templos incendiados durante la Guerra Civil. “Ésta es una calle para vergüenza de todos los sevillanos”, cerró su intervención Peláez, lo que le valió algún que otro abucheo entre el escaso público asistente a la sesión plenaria.
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