http://heraldodemadrid.net/2014/11/06/defender-madrid-es-defender-cataluna/
Primeros días de noviembre de 1936, las fuerzas del Ejército Africano del general Franco están a las puertas de Madrid tras un avance imparable desde que cruzaron el estrecho en verano. La situación es desesperada para los defensores de la capital, el gobierno en pleno, acompañado de un buen número de altos cargos y políticos de todos los partidos, huyen a Valencia. Todo parece perdido, solamente un milagro puede hacer cambiar la situación.
Pero los madrileños no están dispuestos a entregar sin luchar su ciudad. Una tremenda movilización popular, que a muchos les recuerda el Dos de Mayo, sacude la ciudad, un grito recorre las calles “NO PASARÁN”. En los barrios del extrarradio los milicianos ya no retroceden, se lucha casa por casa, habitación por habitación, por cada palmo de terreno hay que pagar un alto precio en sangre. Grupos de mujeres ocupan los puentes sobre el Manzanares donde reprenden e increpan a los que huyen del frente obligándoles a volver. Grupos de hombres de los más diversos gremios, panaderos, peluqueros, ferroviarios… se dirigen a las trincheras, muchos no han usado un arma en su vida, otros tienen que esperar a que algún compañero caiga herido o muerto para poder coger un fusil y sumarse a la lucha.
Pasan los días y Madrid resiste, pero ha de pagar un alto precio. Por primera vez en la historia de la humanidad una ciudad sufre bombardeos aéreos indiscriminados y masivos que producen innumerables víctimas entre la población civil, muchos de ellos niños. Estos terribles bombardeos, en los que participan aparatos de la Legión Cóndor y de las fuerzas que ha enviado Mussolini, buscan quebrar la moral de los defensores, pero consiguen el efecto contrario y la voluntad de los madrileños de resistir a cualquier precio se hace todavía más fuerte. Las fotos de los niños víctimas de los bombardeos dan la vuelta al mundo. Por las calles de Madrid desfila un grupo heterogéneo de hombres que hablan lenguas extrañas, son los brigadistas internacionales que han venido a defender la ciudad, los madrileños sienten que no están solos, ahora saben que hay personas en todos los lugares del mundo que les apoyan y están dispuestos a morir con ellos.Tras dos semanas de fuertes combates el milagro se ha producido, el ejército franquista desiste de tomar Madrid, el precio ha sido muy alto, se cuentan por miles las víctimas entre muertos y heridos, barrios enteros han sido arrasados, pero la ciudad ha resistido. La gesta heroica del pueblo de Madrid se convierte en un referente de la lucha contra el fascismo, una corriente de simpatía y solidaridad recorre muchas ciudades de España y del todo mundo. Madrid es ya un símbolo, en palabras del poeta Madrid se convierte en el “rompeolas de todas las Españas”.
Uno de los lugares donde esa corriente de simpatía y solidaridad con Madrid y los madrileños muestra más fuerza es en Cataluña, y especialmente en Barcelona. La histórica competencia y rivalidad entre las dos ciudades más importantes de la España republicana es dejada a un lado ante el peligro común que les amenaza, es en estos momentos cuando toman más valor las cosas que unen que las que separan. Los catalanes saben que en las trincheras de la Ciudad Universitaria y del Parque del Oeste no solo se juega la suerte de Madrid, si cae Madrid todo está perdido.
Cataluña no solo contribuirá con apoyo material y moral a Madrid, diversas unidades militares partirán de territorio catalán para participar en los combates que tienen lugar en Madrid. Desde diversos medios de comunicación catalanes se hacen llamamientos para unirse a la batalla que se está librando en Madrid. En el periódico La Humanitat, órgano de Esquerra Republicana de Catalunya, el día 5 de noviembre podemos leer en su editorial: «Salud, bravos defensores de Madrid. Cataluña os contempla emocionada, presta a daros hijos, todos los que preciséis, si los necesitáis. Os los hemos enviado ya. Marcharán más. Todos somos uno en la vida y, si se precisa, en la muerte. En la lucha hemos mezclado nuestra sangre. En la victoria mezclaremos nuestros abrazos fraternales y la ambición de una nueva aurora».
El propio Presidente de la Generalitat, Lluís Companys, lanzaba una encendida alocución radiofónica a los madrileños en la noche del 9 de noviembre, cuando la situación era más desesperada, Companys mostraba su apoyo a los madrileños: «Cataluña os ha enviado refuerzos y os ama y admira». Recogemos algunos párrafos de su discurso, donde no dudaba al hablar de la grandeza y el honor de España:«Madrileños: Os habla Luis Companys, presidente de la Generalidad. Os habla vuestro hermano. Los rebeldes están a las puertas de la capital de la República y vosotros la defendéis. En este importantísimo trance de una guerra que señala la hora decisiva en la grandeza de España, los ciudadanos de la capital de la Republica, deben dar, están dando y darán ejemplo de resolución, de disciplina, de enardecido coraje y de auténtico heroísmo.Camaradas: el destino ha querido que llegara esta ocasión, dolorosa, fatal, de un viejo proceso político, en el que ha de salir a flote lo bueno y lo malo, lo fuerte y lo débil que existe en el fondo de la conciencia del país y en el corazón de cada pueblo y de cada hombre. La República democrática fue generosa hasta la debilidad o la inconsciencia y una burocracia militar, mimada, a la que se conservó en su puesto, se ha levantado contra ella y pretende destruirla. Se ha levantado el Protectorado marroquí, cubriéndonos de sonrojo ante el mundo civilizado, y ha traido a la península moros mercenarios y Tercio extranjero para invadir y someter al pueblo, mientras tiene siempre en los labios, manchados por el deshonor, el nombre de España. Son los ejércitos de la traición, y quienes los sostienen y aguantan, las fuerzas viejas de la plutocracia clerical, que reniega de Cristo; los latifundistas, destruidores de la economía del País; la gran Banca y la alta burguesía. Sin piedad y sin sentimiento humano, retrasados un siglo en todo lo que representa ideales conservadores en el resto de Europa.
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Vosotros valientes madrileños, ¡adelante!. Cataluña os ha enviado refuerzos y os ama y admira. ¡Madrid! ¡Madrid! Pronunciaremos tu nombre como un rezo y como una admiración. Guerrilleros disciplinados, atentos a las órdenes del mando; irreductibles, furiosos y rabiosos en la ofensiva. Cada palmo de terreno cerrado por la vida de un hombre. Son las hojas pletóricas de la ambición heroica y futura del libro de la Historia. ¡Héroes! Yo dejo caer mi corazón sobre el vuestro. ¡Viva la Libertad!».
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Vosotros valientes madrileños, ¡adelante!. Cataluña os ha enviado refuerzos y os ama y admira. ¡Madrid! ¡Madrid! Pronunciaremos tu nombre como un rezo y como una admiración. Guerrilleros disciplinados, atentos a las órdenes del mando; irreductibles, furiosos y rabiosos en la ofensiva. Cada palmo de terreno cerrado por la vida de un hombre. Son las hojas pletóricas de la ambición heroica y futura del libro de la Historia. ¡Héroes! Yo dejo caer mi corazón sobre el vuestro. ¡Viva la Libertad!».
Desde Cataluña partirían muchos hombres para luchar en Madrid encuadrados en diferentes unidades, entre ellas la centuria Gastone-Sozzi, una unidad formada por voluntarios de diversos países, principalmente italianos, comandados por Gottardo Rinaldi. También partiría para Madrid la Columna Libertad, compuesta principalmente por miembros del PSUC y de la UGT, estaba mandada por Rafael López-Tienda, y tras la muerte de este en combate tomarían el nombre de su comandante, denominandose Columna López-Tienda. Otra de las unidades que vendrían a Madrid fue la Columna Tierra y Libertad, de la CNT, formada por unos mil quinientos voluntarios, al mando del portugués Germinal de Souza. Así mismo llegaría a Madrid una columna de milicianos del POUM compuesta por unos 600 hombres.Pero sin duda la unidad más importante y más conocida, fue la Columna Durruti, formada por entre 3000 y 4000 efectivos a las ordenes del legendario líder anarquista Buenaventura Durruti. La columna, que había partido del frente de Aragón, llegaría a Madrid a mediados de noviembre, cuando los combates resultaban más intensos. Muchos habían puesto sus esperanzas en esta fuerza que venía precedida de un aura casi mítica, sin embargo su actuación no fue tan decisiva como se esperaba. La actuación de esta unidad todavía desata polémica y controversia en nuestros días, pero el hecho es que muchos de aquellos hombres que vinieron de Cataluña a defender Madrid, entre ellos Durruti, dejarían su vida en el frente madrileño, y todos contribuyeron con su esfuerzo y sacrificio a evitar que la ciudad fuera tomada.
Tras el fracaso del ataque frontal contra la ciudad, las fuerzas franquistas, ante la imposibilidad de tomar Madrid, decidieron cercarla para forzar su rendición. Primero tendrá lugar en febrero de 1937 la Batalla del Jarama, que pretende cortar la carretera de Valencia, la principal vía de comunicación con el exterior de la ciudad y su más importante vía de abastecimiento. Nuevamente Franco no consigue sus objetivos, pero la carretera queda bajo el fuego enemigo en algunos puntos, haciendo imposible su utilización en algunos tramos. En marzo de 1938 tendrá lugar otro intento de cercar la ciudad, esta vez se intentará avanzar desde el norte para alcanzar las posiciones conquistadas tras la Batalla del Jarama, cerrando así el círculo sobre la ciudad. En esta ocasión el lugar elegido es Guadalajara, y el peso de la ofensiva correrá a cargo de las fuerzas italianas del Corpo Truppe Volontaire (CTV) que ha enviado a España Mussolini para apoyar a los golpistas, cerca de 40.000 soldados italianos participan en la ofensiva. La Batalla de Guadalajara se salda con otro fracaso, las fuerzas italianas sufren un duro correctivo a manos del ejercito republicano que les causa numerosas bajas y se hace con importantes cantidades de material, así como numerosos prisioneros. Tras la Batalla de Guadalajara Franco desiste en sus planes de tomar Madrid, pero la ciudad está prácticamente cercada, su comunicación con el resto de la zona republicana solo se puede realizar por carreteras secundarias o caminos. Abastecer a una población de un millón de habitantes es una tarea casi imposible, la escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad empieza a hacer mella entre sus habitantes.
La angustiosa situación de la población de Madrid desató una corriente de solidaridad, no solo en la España republicana, sino en otros muchos lugares del mundo. Barcelona nuevamente se va a constituir en uno de los puntos donde ese movimiento solidario con los madrileños va a cobrar más fuerza. Todas fuerzas políticas y sociales sin excepción, desde los partidos tradicionales hasta los Boys Scout, van a encabezar alguna iniciativa encaminada a hacer llegar a los madrileños ayuda material de todo tipo: alimentos, ropa, dinero, medicinas, combustible… Se organizan innumerables actos (mítines, conferencias, manifestaciones…) para recabar ayuda para la sitiada ciudad de Madrid.
También se va a crear una importante red para la ayuda al refugiado, hay que atender a todas las personas que son evacuadas de la ciudad, principalmente niños. Por toda la geografía de la España Republicana se van a crear numerosos hogares infantiles y albergues para acoger a todos los que lo necesiten, así como hospitales y casas de reposo para atender a todos los heridos, civiles o militares, que llegan desde el frente del centro. El establecimiento y funcionamiento de esta red de asistencia en unas condiciones tan extremas, despertará la admiración de los organismos internacionales por su eficacia.
La guerra continuará y será Barcelona quien ahora sufra los efectos de los bombardeos indiscriminados de la aviación franquista, al igual que en Madrid los muertos y heridos se cuentan por miles. Pero todo este titánico esfuerzo va a resultar finalmente baldío. Primero caerá Barcelona el 26 de enero de 1939, y dos meses más tarde, el 28 de marzo de 1939, las tropas franquistas entran en Madrid. Lo que no habían conseguido con las armas lo consiguen gracias a la traición de parte de algunos mandos del Ejército Republicano, que tras hacerse por el poder después de un golpe de estado contra el Gobierno de Negrín, entregarán la ciudad a sus sitiadores. Después de dos años y medio de resistencia casi numantina todo está perdido, tras la derrota llegará la brutal represión y para muchos la muerte.
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