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Más de un millar de personas fueron
ejecutadas en la playa del Camp de la Bota
Barcelona | 14/12/2014 -
10:54h | Última actualización: 14/12/2014 - 11:12h
Imagen aérea de las
barracas del Camp de la Bota y del Castell de les Quatre Torres Arxiu Municipal de Sant Martí
Barcelona
Imagen aérea de las barracas del Camp de la Bota y del Castell de les Quatre Torres Arxiu Municipal de Sant Martí
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Barcelona celebra este domingo un homenaje a
las víctimas del franquismo, y en especial a las personas que fueron fusiladas
en el Camp de la Bota. Más de un millar de republicanos y
opositores al fascismo cayeron bajo las balas en esta zona de Barcelona entre
1939 y 1952.
Cuesta imaginar que la plaza del Fòrum, cerca de la localidad de Sant Adrià
de Besòs y que hoy simboliza la Barcelona del sueño olímpico y del diseño, fue
un barrio de barracas hasta finales de los años 60. La dictadura eligió este
lugar porque las ráfagas de fusilería en el foso del castillo de Montjuïc,
donde también hubo muchas ejecuciones, entre ellas la del president Companys,
“turbaban la tranquilidad de la ciudad”, según un macabro documento militar de
la época.
Los crímenes del Camp de la Bota, sin embargo, también tuvieron miles y
miles de involuntarios testigos. Eran los inmigrantes que habitaban esta tierra
de nadie, en minúsculas infraviviendas construidas con chapa, cartón y madera.
Pero que el ruido de las balas les despertara cada día de ejecuciones a las
siete de la mañana no le importaba a las autoridades.
La mayoría de estas personas y otros chabolistas de la ciudad, como algunos
de los guetos de La Perona, Pequín o Can Tunis, fueron trasladados al barrio de
La Mina, que se creó a partir de 1969 con bloques prefabricados. La urgencia
con la que se edificó este barrio, que todavía hoy lucha por librarse de
estigmas y mejorar los equipamientos sociales y culturales, dio lugar a la denominación
de “barraquismo vertical”.
Los vecinos más ancianos recuerdan todavía hoy las detonaciones y los
camiones militares que traían a los condenados. Se conoce el nombre de la
primera persona que tuvo el triste honor de ser fusilada. Era el abogado Eduardo
Barriobero, ejecutado el 14 de febrero de 1939. También se conoce quiénes
fueron los cinco últimos “ajusticiados” (una palabra que parece una burla a la
justicia): los anarquistas Pere Adrover, Josep Pérez, Genís Urrea, Jordi Pons y
Santiago Amir, el 14 de marzo de 1952.
Pero en esos 13 años, como sostienen fundaciones como el Memorial
Democràtic y la Associació Pro-Memòria als Inmolats de Catalunya, más de un
millar de anónimos ciudadanos murieron víctimas de la represión y el odio.
Todos ellos son los protagonistas ausentes de un sencillo acto de desagravio en
la plaza del Fòrum, una zona donde la ciudad ha cambiado tanto que nadie diría
que pisa una tierra regada con sangre.
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