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El regreso de un Companys de papel
JOSÉ ÁNGEL MONTAÑÉS Barcelona 15 DIC 2014 - 22:00 CET
"El corazón me dio un sobresalto cuando vi la fotografía publicada en EL PAÍS con los documentos que acababan de retornar de Salamanca, tras identificar que el cartel que estaba en primer plano con la cara impresa del presidente de la Generalitat Lluís Companysy una enorme inscripción Catalunya!,lo había diseñado mi padre en 1936”, confiesa el historiador y crítico de arte Daniel Giralt-Miracle, hijo de Ricard Giralt Miracle, considerado uno de los pioneros del diseño gráfico español, además de tipógrafo e impresor. La imagen, publicada el 4 de diciembre, ilustraba el retorno “por sorpresa”, según la Generalitat, de 238 cajas con documentos requisados por las tropas franquistas en Barcelona, tras finalizar la guerra civil en 1939 y llevadas en trenes hasta Salamanca, donde habían permanecido hasta ahora. Formada parte del último envió de documentos según elMinisterio de Cultura, algo con lo que la Generalitat no está de acuerdo.
“He buscado la información sobre el cartel en el catálogo de la antológica que se le dedicó en la Fundación Joan Miró en 1982 con motivo de sus 50 años de trabajo, porque recordada que allí se había reproducido en blanco y negro. Allí se ve que está firmado por mi padre en el margen superior izquierdo. Me consta que es un cartel del cual se hizo muy poca tirada y del que se conservan muy pocos ejemplares”, prosigue el especialista. De hecho, en Barcelona se conservan solo un par de ejemplares, uno en la casa de la Ardiaca “el que se reprodujo para la exposición de 1982” y otro en el Pabellón de la República, que conserva una de las mejores colecciones de carteles de la Guerra Civil.
“Lo que desconozco es de dónde se requisó en 1939, quizá de la sede de ERC o del Comissariat de Propaganda de la Generalitat”, puntualiza Daniel Giralt que realizó su tesis doctoral, “hace más de 25 años” sobre el cartel y dedicó un capítulo a los carteles de este periodo.
Por carteles como este, encargados por Esquerra Republicana de Catalunya, Ricard Giralt tuvo que huir tras la guerra y “fue inhabilitado para el ejercicio de su profesión”, tal y como recuerda su hijo. “Mi padre era republicano, participó en el frente de Aragón y cuando las tropas se retiraron, se fue a Francia y estuvo internado en el campo de Argelès sur Mar. Cuando intentó regresar a España por Hendaya, para ver a su madre moribunda, fue represaliado y lo mandaron tres meses a una playa de San Sebastián y otros ocho o nueve al campo de concentración del Hospital de San Marcos de León”, explica.
“En 1994, pocos meses antes de fallecer, volvió a estos lugares conmigo y uno de mis hermanos. En el parador nacional de cinco estrellas que existe hoy en día en este antiguo campo de concentración nos mostró el lugar exacto del claustro exterior donde durmió sobre sacos de paja”. Por San Marcos pasaron más de 20.000 personas entre 1936 y 1940.
Daniel Giralt recuerda que su padre contaba a menudo que durante todos estos meses, “vestido con la ropa de soldado raso, consiguió indulgencias de sus guardianes realizando retratos de las mujeres de los oficiales”.
Tras la guerra, debido a la inhabilitación comenzó a trabajar empleando un seudónimo, T. Larig, Giralt al revés, “para despistar a la censura franquista”. Bajo ese nombre se escondió hasta 1953, un periodo en el que creó cubiertas de libros, como las célebres 72 que creó para los títulos de Simenón que publicó la editorial Aymà, unas portadas que imprimía en el taller de Filograf, todas de gran impacto visual, en las que se representaba una especie de flash del contenido de la novela. Todas recogen las tendencias del momento y dejan ver la precariedad de materiales que hubo tras el conflicto.
“Lo que más me dolía era pensar que el material de un republicano convencido como mi padre estuviera en un archivo como el de la Guerra Civil Española de Salamanca”, explica el crítico.
Tras el regreso del cartel, según manifiesta Daniel Giralt, acabará depositado en el Arxiu Nacional de Catalunya de Sant Cugat. “Aquí es donde mi hermano Pau y yo acabaremos donando toda su producción de carteles y la obra impresa de Dau al Set”, remacha el crítico.
Cristóbal Castro, el fotógrafo que captó la imagen del cartel recién llegado en furgoneta desde Salamanca, recuerda que, por encima de cualquier cosa, le llamó la atención el color y la imagen tan impactante de Companys como si estuviera recortada. Por eso, asegura, optó por fotografiarlo por encima de otros documentos impresos que también estaban fuera de las cajas. El cartel de Ricard Giralt, 78 después, sigue atrayendo la atención de quién lo ve. Para eso fue creado.
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