diumenge, 8 d’abril del 2018

Homenaje al capitán del buque Stanbrook que permitió en 1939 salir de Alicante a miles de republicanos

http://www.diarioinformacion.com/alicante/2018/04/08/homenaje-capitan-buque-stanbrook-permitio/2007082.html

La Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica dedica un busto a Archivald Dickson, colocado junto al muelle de levante del puerto

08.04.2018 | 15:10
Homenaje al capitán del buque Stanbrook que permitió en 1939 salir de Alicante a miles de republicanos

La Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica ha inaugurado un busto en homenaje al capitán Archivald Dickson, máximo responsable del buque Stanbrook, que permitió en marzo de 1939 la salida desde Alicante de miles de republicanos que escaparon hasta el exilio en Orán. La escultura colocada en el Muelle de Levante del Puerto de Alicante, cerca de las Escalinatas de la Reina, también sirve de recuerdo "a los represaliados por el franquismo al finalizar la Guerra Civil, según los organizadores del acto". El busto es obra del escultor malagueño Luis Gámez, presente en el acto celebrado a mediodía de hoy domingo, quien se ha basado para realizar su trabajo en alguna de las escasas fotografías que se conservan de Dickson.
El busto se ha situado tras el monolito inaugurado junto al muelle, con motivo del 75 aniversario de que el Stanbrook zarpara de Alicante. Al descubrimiento de la escultura han asistido representantes de la Comisión Cívica, además del conseller de Transparencia Manuel Alcaraz, el director territorial de Presidencia en Alicante, Esteban Vallejo, la concejala de Hacienda, la socialista Sofía Morales, y de otros componentes de la corporación municipal como los ediles de Guanyar Miguel Ángel Pavón y Julia Angulo, y de Compromís, Natxo Bellido y María José Espuch.
Entre los asistentes al acto, numerosos personas luciendo banderas o insignias republicanas, incluidas dos de las personas que se subieron al Stanbrook hace 79 años, como son las hermanas Helia y Alicia González. Las dos, visiblemente emocionadas, han recordado como fue aquella huida, junto con sus padres hasta Orán, en un barco capitaneado por un marino galés al que le estarán "eternamente agradecidas".
El representante de la Comisión para la Recuperación de la Memoria Histórica, Vicente Carrasco, ha adelantado dos de los próximos objetivos del colectivo, como son la instalación en el jardín situado frente a las Escalinatas de la Reina de la escultura de Eusebio Sempere "El ave", en homenaje a todos los exiliados alicantinos, y de cerrar de forma definitiva el acuerdo de hermanamiento entre Alicante y Cardiff, ciudad natal de Archivald Dickson. El acuerdo plenario del Ayuntamiento de Alicante, obtenido en mayo de 2017, todavía no ha sido trasladado hasta el gobierno local de la localidad que vio nacer al héroe del Stanbrook, con los que la Comisión Cívica ya estableció un contacto en 2015. En su intervención, la edil Sofía Morales ha recogido al vuelo la propuesta lanzada por la Comisión Cívica de retomar las gestiones para llevar a buen puerto la unión entre ambos municipios.
https://www.eldiario.es/cv/Archibald_Dickson-Stanbrook-memoria_historica-Alicante_0_759074275.html
Fue el responsable de las más de 2.600 vidas que se subieron al último barco que escapaba de la represión que el bando franquista iba a aplicar a los republicanos con el final de la Guerra Civil. Sin embargo, para el recuerdo parece que solo ha quedado el nombre del navío, el Stanbrook, que sufrió dos ataques desde que zarpó de Alicante el 28 de marzo de 1939 y logró llegar poco tiempo después a Orán. La Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica restauró este domingo el nombre y rostro del hombre que hizo posible esa huida: Archibald Dickson, cuya heroica acción ha sido comparada con la del empresario alemán Oskar Schindler, que salvó la vida de 1.200 judíos durante el Holocausto.
Con este pretexto se descubrió en la mañana de este domingo un busto del capitán galés gracias a las fotografías que se han podido encontrar de él recientemente. Al acto no faltaron las hermanas Helia y Alicia González,  testigos directos de aquella hazaña como contó este periódico. También acudieron representes políticos que van desde el conseller de Transparencia Manuel Alcaraz, a la concejal socialista Sofía Morales pasando por los regidores de Compomís Natxo Bellido y María José Espuch –exedil de Memoria Histórica- y Miguel Ángel Pavón y Julia Angulo de Guanyar Alacant, entre otros.
Se trata de un nuevo reconocimiento que se suma al que la ciudad otorgó alStanbrook en abril de 2014 con motivo del 75 aniversario de la huida del último buque con exiliados. Entonces se inauguró una placa como reconocimiento que en mayo de 2017 sufrió un acto vandálico justo un día después de que el pleno del consistorio alicantino aprobara iniciar el hermanamiento con la ciudad natal del capitán Dickson, Cardiff (Gales).
Este domingo, desde la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica se volvió a reclamar el establecimiento de estas relaciones fraternales entre ambas ciudades como un paso más para homenajear a Archibald Dickson, cuyo barco ha sido también comparado recientemente con el español Proactiva Open Arms, que está detrás de las casi 60.000 vidas que ha salvado en el Mediterráneo y que la justicia italiana mantiene bloqueado acusado de “favorecer la inmigración ilegal”.

lunes, 9 de abril de 2018


CARTA DEL CAPITÁN DEL SS STANBROOK



Con fecha del 3 de abril de 1939, el capitán del mercante SS Stanbrook, Archibald Dickson, emite una carta detallando el embarque y transporte de refugiados republicanos desde el puerto de Alicante hasta el de Orán. La carta se publicó originalmente en el blog alicantevivo el 8 de marzo de 2009, según traducción de Pablo Azorin Williams, recogida hoy por Sebastian Cabot en el foro dedicado a Historia Marítima de la página webmar, dedicada a la Marina Mercante. Desde aquí mi agradecimiento a "alicante vivo", a Pablo y a Sebastian.

Texto de la carta:

En Oran
2-3/4/39
He sido capitán de barcos que comerciaban con la España Republicana los últimos 12 meses y mis últimas dos visitas a España han sido como capitán del Stanbrook. 
El Stanbrook es un pequeño navío de 1.382 toneladas brutas con una eslora de 230 pies (70,1 metros) y una manga de 54 pies (16,45 metros). Su velocidad es de alrededor de 11 nudos. Ella (sic) es desde luego esencialmente un navío de carga y solo dispone de alojamiento para su tripulación de 24 personas al completo. (Dickson utiliza la palabra “24 hands”, término marinero para designar a la tripulación, “one hand” equivale a un miembro de la tripulación de un barco). 
El pasado 17 de marzo recibí instrucciones de mis Armadores de proceder en lastre a Alicante y después de dejar Marsella, el viaje a Alicante transcurrió sin incidentes, exceptuando que tuvimos un pequeño problema para evitar a un Destructor de Franco (sic), que nos dio instrucciones de no entrar en Alicante. No obstante con la ayuda de un aguacero y un poco de mal tiempo eludimos al Destructor y entramos en Alicante sobre las 6.0 p.m. del 19 marzo pasado, y nos amarramos al muelle del puerto poco después. 
Me dirigí a tierra para recibir instrucciones pero, debido a la situación generalizada de trastorno en los negocios, no pude recibir ninguna instrucción sobre el cargamento, o cualquier otra cosa y esto continuó así hasta el 24 de marzo. El 25 de marzo intenté otra vez por todos los medios conseguir información sobre mi cargamento sin ningún éxito. 
El 26 de marzo viajé a Madrid donde funcionarios me informaron que el cargamento para mi barco estaba en camiones de camino. Entonces volví a mi nave en Alicante cuando recibí un telegrama de mis Armadores informándome que a menos de que hubiese perspectivas de embarcar el cargamento tenía que proceder a zarpar inmediatamente. 
Al día siguiente llegó algún cargamento, consistiendo en tabaco, naranjas y azafrán que fue depositado en el muelle. Sobre la misma hora alrededor de 1.000 refugiados llegaron al Edificio de Aduanas en diversas formas de transporte y de todas las provincias de la España Republicana, al mismo tiempo que las autoridades portuarias me solicitaban subir a bordo a estos refugiados y llevarlos a Orán, ya que se encontraban en una situación desesperada y se me dijo que sus pasaportes estaban en orden y que podrían desembarcar en Argelia sin ninguna dificultad. 
Entre los refugiados había un gran número mujeres, chicas jóvenes y niños de todas las edades; incluso criaturas en brazos. Debido al gran número de refugiados me encontraba en un dilema sobre mi propia postura ya que mis instrucciones eran que no debía tomar refugiados a menos de que estuviesen realmente necesitados. No obstante después de ver la condición en que se hallaban los refugiados decidí desde un punto de vista humanitario aceptarlos a bordo, ya que anticipaba que pronto desembarcarían en Orán. 
Entre los refugiados había todo tipo de clases de gente, algunos aparentaban ser extremadamente pobres y parecían consumidos por el hambre y mal vestidos, vistiendo una variedad de atuendos que iban desde monos a viejas y desgastadas piezas de uniformes e incluso mantas y otros peculiares trozos de tela.

Había también algunas personas, mujeres y hombres, con una buena apariencia y que asumí eran mujeres y parientes de funcionarios. Algunos de los refugiados parecían llevar consigo todas sus posesiones terrenales cargadas en maletas; bolsas de todas las descripciones, algunas atadas en grandes pañuelos y unos pocos con maletas. 
Al poco tiempo los refugiados comenzaron a subir a bordo de una manera ordenada y sus pasaportes eran inspeccionados por los Funcionarios de Aduanas. Eran las 9.0 pm y por lo tanto bastante oscuro. 
Después de que, entre 800 y 900 refugiados hubiesen subido a bordo, por alguna razón u otra los guardias y Funcionarios de Aduanas en el muelle aparentemente perdieron el control de la pasarela, de tal manera que quedo atascada con una masa forcejeante de personas, que incluía a algunos de los guardias y Funcionarios de Aduanas que en ese momento habían decidido unirse al tropel de refugiados, tirando sus armas y equipo para unirse a la estampida por subir a bordo. Viendo esta súbita avalancha de gente estuve casi inclinado a dejar caer la pasarela y alejar mi nave del muelle, pero dándome cuenta de que si hacía esto por lo menos 100 personas o más caerían al agua decidí, desde un punto de vista humanitario, dejarlos subir a todos a bordo, ya que sabía que sería solo una cuestión de 20 horas llegar a Orán donde podrían desembarcar a tierra. El número de refugiados embarcados hacía prácticamente imposible que nadie pudiese moverse en la cubierta del buque, ya que las escotillas de las bodegas se habían abierto preparadas para introducir el cargamento y consecuentemente los refugiados solo podía estar a su alrededor sobre la cubierta. A pesar de mis llamamientos, no pude conseguir que los refugiados bajasen a las bodegas haciendo de esa manera más sitio, aunque más tarde unos pocos bajaron dejando un poco más de sitio, pero sus lugares eran ocupados inmediatamente por más gente que subía a bordo. 
Eventualmente, sobre la 10.30 p.m. los últimos de los refugiados estaban a bordo, y yo ya hacía tiempo que había abandonado toda esperanza de subir cualquier cargamento a bordo. Estimo que en este momento había a bordo alrededor de 2.000 refugiados y posteriormente determiné que eran 1.835 en total. Cuando todos los refugiados se hallaron a bordo, era prácticamente imposible dar una descripción adecuada de la escena que mi buque presentaba, y la semejanza más cercana que puedo dar es decir que parecía unos de esos vapores vacacionales del río Támesis en un día festivo, solo que muchas veces peor. Un barco de transporte militar cargado de tropas dejando Inglaterra no se puede comparar de modo alguno con mi barco. De hecho en toda mi experiencia en la mar, que abarca 33 años, nunca he vista nada así y espero no volver a verlo nunca más. Aparentemente estas últimas prisas por subir a bordo del barco fuero causadas por un rumor de que el lugar iba a ser bombardeado en un gran ataque aéreo. De todas maneras conseguí mantener a los refugiados fuera del puente de mando y di las ordenes para que se soltasen las amarras y que la pasarela fuese hecha firme al costado del barco ya que no se podía colocar dentro, y maniobré mi navío fuera del puerto comenzando el viaje a Orán. Cuando apenas habíamos salido del puerto el rumor del bombardeo probó ser verdad y a los 10 minutos de abandonar el puerto se inició un terrorífico bombardeo de la ciudad y del puerto y el flash de las explosiones se podía apreciar visiblemente y la conmoción de los proyectiles explotando se podía casi sentir. 
De todas formas proseguimos nuestro viaje y durante la noche algunos de los refugiados bajaron a las bodegas para dormir, pero cientos permanecieron en cubierta y estos tuvieron que permanecer en pie toda la noche ya que no había sitio para tumbarse. Otros se acurrucaban alrededor de la base de la chimenea buscando calor y de hecho en cualquier otro sitio donde se pudiese encontrar calor. La noche era clara pero fría y pienso que el sufrimiento de estas personas de pie en la cubierta toda la noche debió de ser muy malo. 
El salón estaba lleno de refugiados de todas las clases, alguno de los cuales estaban tumbados sobre el suelo y otros sobre la mesa. Les había dado el permiso para ir allí y así aliviar la congestión en la cubierta y otros lugares. También había dejado mi camarote a algunas de las personas más débiles y también así lo habían hecho algunos de mis Oficiales. 
Alrededor de la medianoche conseguí dormir unas pocas horas. Regresé a la cubierta con la primera luz del día y me encontré con que un número de refugiados habían subido a cubierta también. Proseguíamos experimentando una gran dificultad en mantener la quilla equilibrada, ya que en cuanto se avistaba otro barco, ya fuese a babor o a estribor, un gran número de los refugiados se precipitaba forcejeando hacia el otro costado con la intención de avistar el barco, con el resultado de que el barco se escoraba de una lado o de otro. Aparentemente los refugiados parecían pensar que cada barco que aparecía a la vista era un navío de Franco que venía a interceptarlos; y como un gran número de refugiados estaba armado yo estaba alarmado de lo que pudiese ocurrir si hubiésemos visto un barco de Franco (sic). 
Muchos de los refugiados expresaron que si un barco de Franco (sic) los interceptaba estaban dispuestos a vender caras sus vidas. Afortunadamente no avistamos navío hostil alguno. 
En cuanto a la comida yo solo pude suministrar a los refugiados más débiles con un poco de café y con un poco de comida a algunos de ellos. La gran mayoría tenía pan, etc. suficiente para que les alcanzase hasta Orán. Más tarde, sobre el mediodía prácticamente todos los refugiados subieron a cubierta haciendo casi imposible transitar por ella. Durante el curso del día me informaron de algunos casos de enfermedad, principalmente desmayos etc. causados por un hacinamiento que a mí me era imposible paliar. De hecho me asombra que no se hubiese producido ninguna desgracia con anterioridad. El resto del día transcurrió sin ningún incidente, llegando a Orán alrededor de la 10 p.m. del 10 (sic) y fondeamos en la Bahía, 20 horas después de dejar Alicante, fondeamos en la bahía externa pero como no teníamos autorización de los funcionarios del puerto para entrar en este, tuvimos que quedarnos fuera y pasar otra noche en malas condiciones. Afortunadamente el tiempo todavía permanecía bueno y mientras un gran número de los refugiados bajó a las bodegas, el resto tuvo que permanecer otra vez sobre cubierta y dormir como mejor pudo. Estas personas solo tenían las vestimentas que llevaban puestas y pienso que su privaciones debieron de ser terribles. Otra vez algunos refugiados se acurrucaron en torno a la chimenea e incluso algunos penetraron en la sala de máquinas pero estos tuvieron que ser expulsados a cuenta del riesgo de lastimarse o herirse ellos mismos. 
Así pasó otra noche más y a las 8 en punto del día siguiente aprecié otros barcos españoles en el puerto, con refugiados a bordo pero no atestados como estábamos nosotros. Entonces conseguí atraer y subir a la primera barca de motor que vi y me dirigí a tierra para telefonear a mis Agentes para conseguir permiso para que los refugiados desembarcasen a tierra, ya que debido a las condiciones a bordo consideraba imperativo que bajasen del navío, no solo desde el punto de vista de la comodidad, sino también desde el punto de vista de la salubridad ya que los servicios sanitarios eran totalmente inadecuados para los refugiados y temía que se desatase una enfermedad si no bajaban pronto a tierra. Solo se me dio permiso para que mi barco entrase en el puerto, pero no para que bajasen los refugiados a tierra. Entendí que la razón de esto era que las autoridades no tenían ningún sitio donde alojarlos. Regresé a mi nave y la introduje en el puerto poniéndola al lado del muelle pero todos los refugiados pasaron una noche más de incomodidad extrema apiñados, durmiendo o tumbándose allí donde hubiese espacio. 
Al día siguiente regresé a tierra y eventualmente conseguí un arreglo para prácticamente todas las mujeres y niños desembarcasen a tierra a un campamento y disposiciones están en mano, para que el resto de los refugiados sean puestos en tierra. 
En este momento el barco sigue abarrotado con refugiados de todas las clases que atestan los costados del navío y truecan dinero y posesiones por un poco de comida, cigarrillos etc. con personas en barcas de remos. Muchos de estos refugiados no han podido lavarse desde que subieron a bordo de mi barco y algunos incluso mucho antes de esto. 
Sinceramente suyo,
(De su puño y letra)
A. Dickson
Capitán
SS Stanbrook 
El Editor:
Sunday Dispatch
Londres 
(La siguiente posdata es del puño y letra del Capitán Archibald Dickson) 
P.S. Este es el sexto día que el resto de refugiados permanece a bordo, incluso ahora hay alrededor de 1.500 a bordo. Se han tomado disposiciones por las autoridades locales para suministrar pan. Antes de que las mujeres y los niños desembarcasen los oficiales del barco y yo mismo le hemos suministrado pequeños lujos tales como leche, chocolate, dulces etc. Todos los refugiados masculinos siguen a bordo y su apariencia es realmente patética, especialmente por que no han tenido oportunidad de lavarse ni afeitarse. Algunos de ellos se han despojado de sus ropas.
A.D. 
Traducción: Pablo Azorín Williams (08/03/2009)
http://www.alicantevivo.org/ 

Enlace de interés: EL STANBROOK 

Capitán  de la Marina Mercante
Archibald Dickson