dimarts, 10 d’abril del 2018

CRÍMENES franquistas en CASTILLA LA MANCHA

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Castilla la Mancha word pressHasta que los franquistas ganaron la guerra, casi la totalidad de los territorios de las 5 provincias castellano-manchegas permanecieron del lado de la legalidad republicana. En la posguerra, la miseria, el miedo, la represión marcaron la vida de las gentes. Los vencedores generaron una terrorífica violencia sobre los vencidos, mostrando una feroz ansia de venganza, fusilamientos, ejecuciones extrajudiciales, asesinatos incontrolados, humillaciones públicas especialmente contra las mujeres, reclusión en campos de concentración o prisiones a lo largo y ancho del paisaje manchego, hacinamiento, infecciones, mano de obra de presos en régimen de esclavitud, depuraciones, controles sociales obsesivos, persecuciones…
Durante la década de los 40, además de los exiliados y de miles de funcionarios depurados, las víctimas de la represión, cifra recogida hasta el momento representando una mínima parte del total, fue de 20.957. En la provincia de Albacete fueron 12.010, en Toledo 4.592, en Guadalajara 2.566, en Ciudad Real 1.064 y en Cuenca 707. De ellas, 2.290 son mujeres. Tras juicios militares sumarísimos hubo ejecuciones, muchos de sus cuerpos se encuentran todavía en fosas comunes; 10.405 víctimas pasaron por prisión; el número de presos fallecidos mientras cumplían sentencia serían 1.549. Asesinados extrajudicialmnete 1.015. Hay muchas evidencias calladas y silenciadas, toda una memoria por recuperar.
Decenas de miles de prisioneros pasaron por los campos de concentración de Jadeña, Palacio de Cijara, San Martín de Pusa, Talavera de la Reina, Ocaña, Casa Zaldívar, Toledo-San Bernardo, en Murcia hubo 30.000 presos, en Ciudad Real 11.600, Hellín, Manzanares, Valdepeñas, Santa Cruz de Mudela, Almagro, Daimiel. Cientos, miles, estuvieron en los campos de Castilblanco, Los Yébenes, Jarosa, Fuenlabrada de los Montes, Villarta de los Montes, Nava de Ricomalillo, Villanueva de los Infantes, La Higueruela, Orgaz, Tembleque, Yébenes, Consuegra, Madridejos, Toledo-San Bernardo, Almuradiel. Además las prisiones provinciales de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Almadén, Chinchilla, Hellín, Ocaña, Sigüenza, Talavera de la Reina.
La violencia criminal se ejerció con saña. Salvino Ramos Esteban un avanzado maestro nacional, defensor de la idea Republicana de escuela pública, gratuita, obligatoria, laica falleció en prisión, y su familia fue también duramente represaliada. J. C. L., 26 años, bracero de Tarazona de la Mancha (Albacete), fue ejecutado en noviembre de 1939 en las tapias del Cementerio de Albacete acusado de “ser miliciano armado en los primeros momentos de la guerra”. A. A. G. natural de Quintanar de la Orden (Toledo), hijo de una presa política, falleció con 7 meses en la cárcel de Ocaña en junio de 1940 mientras su madre cumplía condena. Francisco Vindel Carrillo, primer exhumado de las fosas de Uclés, murió tras recibir la enésima paliza de la Falange de Horcajo de Santiago en la Cárcel de Uclés en Agosto de 1941. Valeriano Serrano García murió en el centro de Falange de Cuenca en abril de 1939, por “suicidio por ahorcamiento”. Gervasio Martínez murió en su casa de El Provencio, se pasaron con la silla eléctrica. Juan Araque Martínez, Presidente de UGT y Alcalde de Sisante, torturado hasta la muerte en su pueblo, su cadáver quedó expuesto al público frente al ayuntamiento.
Las mujeres Republicanas se habían organizado en retaguardia apoyando a los hombres en el frente, realizando las tareas del campo, implicándose en la organización municipal, militando en organizaciones, sindicatos. Todo ello agravó la represión franquista sobre ellas, diferente en la forma, que no en la intensidad, respecto a la de los hombres, más sutil, sibilina, dañina, ejemplarizante y humillante. Recibieron castigos despojándolas de toda dignidad, exhibiendo públicamente su cuerpo vejado o mutilado, sometiéndolas. Muertes violentas de mujeres entre 1939 y 1943 aparecen como “suicidio, ahorcamiento, asfixia por presión”, enmascarando su asesinato. Hay que añadir las muertes por pobreza, miseria, marginación social, produciendo: “colapso por hambre”, “agotamiento por falta de alimento”, “avitaminosis”, etc.
Blasa Jiménez Chaparro, primera mujer alcadesa de Alhambra (Ciudad Real) murió en la prisión de Amorebieta (Vizcaya) como consecuencia de las torturas y el hambre. Milagros Atienza Ballestero, de Ciudad Real, cenetista ejecutada también a garrote vil. La primera mujer afiliada al PSOE y UGT en Ciudad Real fue Milagros Atienza Ballesteros, natural de Ciudad Real, nacida el 19 de noviembre de 1915, mecanógrafa en la Diputación de Ciudad Real. Acusada de intervenir en actos marxistas, condenada por un delito de adhesión a la rebelión, ejecutada a garrote vil el 17 de Noviembre de 1939.
Elena Tortajada Marín, natural de Valdepeñas, maestra nacional en Ciudad Real, militante del PCE, participó en mítines y actividades políticas. El 1 de Abril de 1939 ingresó en la Prisión Provincial de Ciudad Real con su hijo de 3 meses. Ejecutada a garrote vil en la cárcel de Ciudad Real con 28 años al día siguiente de que su bebé cumpliera 9 meses. Poco antes entregó su hijo a sus compañeras diciendo delante de los guardias y soldados con voz clara y firme: “Aquí os confío y os pido que le eduquéis y le inculquéis mis ideales y que nunca olvide por qué murió su madre”.
Muchas presas se vieron obligadas a entregar sus hijos a un destino incierto, instituciones religiosas, hospicios, donde ingresaban al ser ejecutadas sus madres. Amalia Arenas Martín, natural de Almagro, casada, 37 años, madre de 8 hijos, sus 2 hijas Jorja y Dolores Valencia Arenas de corta edad, permanecían con ella en prisión, fueron entregadas al día siguiente de la ejecución de su madre a las religiosas del Hospicio Provincial de Ciudad Real.
También fueron víctimas Paz Ruiz Sánchez, de Brazatortas, deportada a Mauthausen con el n.º de prisionero 36.314 en enero de 1941, trasladada al campo de Gusen en febrero de 1941 donde falleció en diciembre de 1941. Remedios Muñoz Fernández, de Cózar, deportada a Mauthausen con el nº de prisionero 81.798, en marzo de 1941, trasladada a Gusen falleció allí en agosto de 1941.
Con la posguerra llegaron “los años del hambre”, agravados por las políticas autárquicas del régimen vencedor. Los años 40 fueron una década completamente perdida para Castilla-LaMancha. Las familias humildes castellano-manchegas sobrevivían y superaban mal el hambre, la malnutrición, las enfermedades. La imposición de restricciones oficiales y cartillas de racionamiento contrastaba con la certidumbre de las corrupciones oficiosas y el mercado negro.
El régimen se esforzó en desmantelar la obra educativa Republicana clausurando muchos institutos de enseñanza media “innecesarios, no acordes con la austeridad impuesta por la posguerra”. El profesorado Republicano fue sustituido por religiosos y militares que practicaban una enseñanza basada en el autoritarismo, dirigida a la religiosidad católica, y a la uniformidad ideológica de la Falange. La purga de académicos e intelectuales Republicanos incluyó el fusilamiento el 23 de noviembre de 1939 de Román Francisco Aparicio Pérez, pensionado de la JAE en 1921, maestro, encargado de campañas contra el analfabetismo, miembro de Izquierda Republicana. 

Información de alto interés se encuentra en la web en continua actualización Víctimas de la Dictadura. Documentos: Eldiario.es (Paula de la TorreAlicia Avilés). Foro por la memoriaLa guerra civil en Castilla-La Mancha, 70 años despuésPeriodicoclm (S. Jiménez). El Franquismo en Castilla-La Mancha (Pedro Oliver Olmo). Memoria antifranquista. Imagen original de Gbienbo

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