Xàtiva es una importante población valenciana a unos 60 Km de la capital. Ya en mayo de 1707, tras la derrota contra el borbón en la Guerra de Sucesión al trono de España, fue quemada y saqueada. El 12 de febrero de 1939 fue bombardeada con saña por la Aviación fascista de Mussolini.
El 12 de febrero de 1939, cuando Cataluña ya había caído en manos franquistas, la República agonizaba y su ejército había iniciado la retirada, cinco bombarderos Savoia-Marchetti SM.79 del 27º Grupo de la Aviación Legionaria de Mussolini, partían desde la base aérea de Palma de Mallorca con destino a Xátiva. El día era claro y la visibilidad perfecta. Su objetivo, la Estación de Ferrocarril.
No quiero olvidar
12 Febrero 2013 - 12:26 h.
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No, no quiero olvidar. Mi dignidad me lo impide. Demasiado tiempo nos ha sido impuesto el silencio de nuestras voces; nuestros ojos, vendados; reventados nuestros tímpanos; amordazada la memoria.
Hoy, un año más, muchos hemos recordado con intensa emoción la masacre que ocurrió en esta mi hermosa ciudad, Xátiva, hace setenta y cuatro años. El último reducto fiel a la Républica, el régimen político legítimo desde el 14 de abril de 1931, la zona este de España, que se resistió hasta el final al golpe de estado que derivó en la brutal Guerra Civil, recibió constantes 'avisos' por parte de los golpistas.
El domingo 12 de febrero de 1939, ganada prácticamente la guerra por el fascio insurgente, la Aviazione Legionaria italiana (Mussolini apoyó a Franco, lo mismo que la Alemania nazi de Hitler y el Estado Vaticano) bombardeó la estación de ferrocarrilde esta ciudad a la llegada del convoy de soldados de la 49 Brigada Mixta. La masacre fue de una brutalidad dantesca, 109 cadáveres cuyos despojos aparecieron por las ramas de los árboles de la explanada de la estación setabense. A pesar de la ayuda sanitaria inmediata, a los pocos días fallecían los heridos que hubo en aquel acto criminal y gratuito.
Algunos historiadores cifran en alrededor de 200 las personas sin vida, mujeres y niños entre ellas. Los perdedores de la guerra iniciaban una larga carrera de represalias por parte de Franco, el ''sangriento generalísimo dictador y criminal''.
El bombardeo de Guernica, en abril de 1937, fue imputado a los republicanos por parte de los insurgentes (como ya sucedió en los bombardeos de Éibar e Irún). Pero susmentiras fueron inmediatamente fulminadas por la prensa extranjera; el periodista inglés George Steer (TheTimes), entre otros, se hallaba en Bilbao y sus testimonios fueron tajantes en cuanto a la autoría de la barbarie, lo que ayudó a testificar el luctuoso hecho a nivel internacional. La obra de Pablo Picasso, Guernica, es el grito desgarrado ante la brutalidad fascista, símbolo del antifascismo internacional.
A nivel menos conocido y muchísimo más modesto, y también muy tardíamente, la ciudad de Xàtiva consiguió erigir en la explanada de la estación de ferrocarril un monumento de hierro llamado Aixopluc (''lugar donde cobijarse de la lluvia'', en este caso de la lluvia de bombas arrojadas desde los aviones fascistas), realizado por Miquel Mollá, profesor de filosofía, artista polifacético y hombre de rectos principios, buen amigo. Aixopluc, resultado del trabajo y empeño de varios años del Consell de la Joventut de Xàtiva, fue emotivamente inaugurado el domingo 18 de febrero de 2007. A este acto asistió Raimon, hijo también de Xàtiva, que, visiblemente conmovido, lamentó que ''después de treinta años de democracia los homenajes a las víctimas de la guerra todavía molesten'', en clara alusión a la reticencia-excusa del gobierno de Aznar a que el monumento se instalara en terrenos de la estación de trenes.
Por ello no quiero olvidar. No quiero que me anulen la memoria de tanta brutalidad pasada y que intenta reproducirse en el presente. El fascio siempre ha mezclado la crueldad con la mentira cobarde y con el engaño. Así sucedió durante la guerra civil, al igual que a lo largo de los interminables cuarenta años de ''paz' dictatorial. Es lo propio de los regímenes que desprecian la democracia; en estos momentos vuelve a asomar desvergonzadamente su cabeza.
Lo sufrimos nuevamente bajo el mandato de Aznar, heredero directo del régimen dictatorial. Mintieron, confundieron a la ciudadanía como les dio la real gana. Lo intentaron hasta el mismísmo final del mandato, procurando por todos los medios posibles falsear la autoría de la brutal matanza de Atocha para tener amarrado al pueblo con sus falacias. No quería Aznar que la ciudadanía lo responsabilizara políticamente ni a él ni a su partido por la guerra contra Irak, impuesta contra la voluntad de los españoles. Y tras perder las elecciones, siguieron mareando aún con teorías inventadas en cada momento con la impagable ayuda de Pedro José.
Y ahora mismo, en solo un año de desgobierno de Rajoy, ni a España ni a sus ciudadanos nos conoce la madre que nos parió. Están acabando de destrozar lo que, tras la muerte de dictador, comenzamos los españoles a construir con tanto esfuerzo e ilusión, en busca de las tan deseadas DEMOCRACIA Y LIBERTAD. En los momentos presentes España ha retrocedido muchos años.
Sutilmente el autoritarismo, que es siempre el primer paso de la dictadura, se halla en pleno funcionamiento.
Han inventado la neolengua, lo propio de los regímenes dictatoriales: ellos rebautizan las cosas de manera tal que el pueblo no lo entienda y quede sojuzgado por los poderosos. Sus procedimientos recuerdan la gran y premonitoria obra '’1984'' de George Orwell.
A este tipo de gente hay que ubicarlos ideológicamente en la ultraderecha y económicamente, en el neoliberalismo. Su sistema es el de la pirámide muy alta y de base muy ancha, el pueblo con menos capacidad adquisitiva y cultural, para sostener a todos los sinvergüenzas que están arriba, cuanto más elevados, más ricos.
Solo se pueden librar de esta maquiavélica argucia aquellos que tienen la memoria lúcida y la mente ágil para engarzar las manipulaciones de antaño con las presentes y no caer en la trampa.
La última que nos han tendido es obligarnos a pensar que Bárcenas no existió, y, si lo hizo, nada tiene que ver con el PP, Igual que el Gürtel y las dádivas de cientos de miles de euros (dinero de todos) a Urdangarín por ser yerno del Rey.
Jamás hubo sobres ni dinero negro, comenzó Rajoy, y Bárcenas, mensaje comprendido, niega que sus papeles sean suyos, suya la letra. Niega el dinero B en Genova, 13. Rajoy lo reafirma con ''es falso''.
La verdad, realmente, es lo contrario de lo que estos sujetos afirman: Que no hubo pagos en B, que no existe ninguna irregularidad en las cuentas del PP, que están hartos y que callemos ya. Muchos les obedecerán, por miedo o por ignorancia. Otros continuaremos sin creer ni una sola de las mentiras que van construyendo. Porque los conocemos. Porque la memoria nos ayuda a ver que son de la ''misma estirpe'', herederos del maldito fascio. Y nuestra misión es ir desmontado sus mentiras para que otros ciudadanos vean la verdad desgarrada, pues la máscara estará ya arrancada.
Los que nos consideramos demócratas tenemos conciencia de que debemos recuperar lo que, con unas u otras excusas pero siempre la violencia por medio, nos han arrebatado. Hay que luchar por lo nuestro y no dejar que nos impongan ''sus verdades''. Dice Raimón ''jo vinc d'un silenci / que romprà la gent negat / Jo vinc d'un silenci / antic i molt llarg / jo vinc d'un silenci / que no és resignat''.
De ahí que ''qui perd els orígens / perd identitat.'' Nuestra identidad, nuestra yoidad, nuestra sangre y la de nuestros padres no podemos perderla.
No tenemos derecho. Y para ello hemos de abrazar amorosa y fuertemente nuestros orígenes, que no son precisamente los de la mentira ni la falsedad ni la dictadura. Eso, lo propio del fascio, para el fascio.
El trágico bombardeo de la Estación de Ferrocarril de Xàtiva |
Nuestra Memoria - La Guerra Civil |
Escrito por Pablo Rodríguez /levante |
Domingo, 13 de Febrero de 2011 07:28 |
El 12 de febrero de 2011, se han cumplido 72 años del macabro bombardeo de la estación de ferrocarril de Xàtiva por la aviación fascista. Efectivamente, el 12 de febrero de 1939, en la capital de la Costera, se produjo uno de los acontecimientos más luctuosos de la guerra civil española: el bombardeo por parte de la Aviación Legionaria italiana, aliada de Franco junto con la Alemania de Hitler, de la estación de ferrocarril adonde en esos momentos llegaba un tren con militares españoles de la 49 Brigada Mixta del ejército leal a la República. Muchos y muchas han considerado oportuno denominar a este bombardeo y sus trágicas consecuencias como el Guernica valenciano.
El tren con militares españoles republicanos entró lentamente en la estación de Xàtiva, donde era esperado por un importante número de personas, entre familiares y amigos. Muchos de ellos, con enorme ilusión y valentía, habían tomado la decisión de desplazarse, desde poblaciones cercanas, andando hasta la estación de ferrocarril de Xàtiva, para ver pasar y compartir unos minutos con los militares republicanos. Muchas de estas personas eran mujeres, algunas con niñas y niños cogidos de la mano o en brazos. Sobre las 9.45 horas, cinco aviones Savoia S-79 del 27 Grupo de la Aviación Legionaria italiana con base en las islas Baleares soltaron sobre la estación y sus alrededores su mortífera carga de 20 bombas de 250 kilos. En poco tiempo, las explosiones de las bombas convirtieron todo en destrucción y desesperación, gritos, llantos y sangre, montones de cuerpos de seres humanos mutilados y sin vida. Resultó tan horrible el bombardeo de la aviación fascista que hasta en los árboles de la explanada de la estación de Xàtiva se encontraron restos de los cuerpos de seres humanos destrozados colgando de las ramas. Un hecho tan vil y cruel que las personas que sobrevivieron nunca lo han podido borrar de su mente. El número total de muertos fue de 109, que fallecieron de inmediato durante el bombardeo, de los cuales 17 eran niños y mujeres. De los dos centenares largos de heridos, alrededor de una veintena falleció después en los centros hospitalarios. Cuando apenas faltaban unos días para el final de la guerra civil (terminó el 1 de abril de 1939), con las defensas republicanas casi inexistentes y con el cansancio reinante entre los soldados responsables de las baterías antiaéreas y de los aviones, ¿para qué la masacre que tuvo lugar en Xàtiva? Puede que la respuesta sea la de dar un claro aviso de lo que les esperaba a los y las que se habían mantenido fieles al Gobierno legítimo y democrático de la República española. Honrando la memoria de todas las víctimas de aquel trágico y funesto bombardeo en la explanada exterior de la estación de ferrocarril de Xàtiva hay instalado, desde 2007, un monumento llamado Aixopluc, obra del artista Miquel Mollà.
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Faltaban muy pocas semanas para que terminase la guerra y las fuerzas nacionales se dislumbraban como claras vencedoras, por cuanto los republicanos se encontraban muy tocados después de la batalla del Ebro, se produjo el bombardeo de la Estación de Ferrocarril de Xàtiva por parte de la Aviazione Legionaria Italiana, justo en el momento en que llegaba un convoy de soldados de la 49 Brigada Mixta. 129 personas murieron en este bombardeo, de los cuales tres eran niños y catorce mujeres. 109 lo hicieron en el mismo lugar del ataque, y el resto en hospitales.
En el recuerdo de muchos setabenses todavía está presente aquel trágico día. Esta ofensiva final y brutal ya no tenía ningún sentido, puesto que las fuerzas nacionales tenían ganada la guerra, pero se pretendió demostrar una fuerza que intimidase a la población. El pasado domingo 9 de febrero volvieron a soltarse palomas como prueba de que sucesos como aquellos no sirven para nada, y quecualquier guerra es inútil.
Según cuenta el historiador Eladi Mainar en su opúsculo «El bombardeig de Xàtiva de 1939», el bombardeo de la ciudad de Xàtiva puede enmarcarse dentro de una serie de bombardeos de la zona costera, todavía en manos republicanas. Los objetivos principales eran los pueblos costeros además de la capital de la provincia. De esta forma el 14 de enero de 1939 se bombardeó cuatro veces Valencia, mientras que el día 20 los aparatos italianos que ayudaban a las fuerzas nacionales, dejaban caer sus bombas en la propia Valencia, Gandia, Sagunt y Dénia.
Pero es a partir del mes de febrero cuando esta ofensiva final es mucho más intensa. El día 1 se bombardea Valencia dos veces y en días posteriores sufren la ofensiva Sagunt y Gandia. La mayoría de instalaciones de las poblaciones costeras: puertos, carreteras, puentes, etc, fueron destruidos casi en su totalidad. Todas estas acciones, -según asegura Mainar- demostraban la nula eficacia de la aviación republicana y de las defensa antiaéreas emplazadas en el territorio objeto de los ataques. El ejercito y la población republicana mostraban un ánimo derrotista, esperando que terminase la guerra, pero ello no era obstáculo para que el mando franquista ordenase sucesivos bombardeos contra las tropas rebeldes ya derrotadas.
El 11 de febrero el puente de Manuel sobre el río Albaida había sido bombardeado, así como la estación, a la que se lanzaron 40 bombas de 100 kilos y 20 de 20 kilos, incendiarias, pero nadie esperaba un ataque sobre Xàtiva.
Eran las 9,45 de la mañana cuando el tren en que viajaba la 49 Brigada Mixta entraba en la estación de Xàtiva, donde un gran número de personas se encontraban esperando a los soldados. Según cuenta Eladi Mainar, aparecieron cinco aviones italianos pertenecientes al Grupo de la Aviazione Legionaria delle Baleari, una altura aproximada de 4.200 metros procedentes de la base aérea de Son Sant Joan, cerca de Palma de Mallorca. Los aviones llegaron a Xàtiva sin ningún problema y sin que nadie les hiciese frente. En ese mismo momento dejaron caer 20 bombas de 250 kilos cada una de ellas. Su estallido fue espectacular cayendo sobre el tren lleno de soldados, pero además el impacto alcanzó a muchos civiles que se encontraban en la estación, tal y como recuerdan los testigos.
Un total de 109 muertos fue el resultado de la masacre, a los que hay que añadir los que perdieron la vida días después en los hospitales a consecuencia de las heridas.
¿EL ATAQUE IBA CONTRA EL TREN?
Es difícil de creer -cuenta Mainar- que el ataque se produjese porque llegaba un tren lleno de soldados, teniendo en cuenta que la guerra estaba vista para sentencia y no hacía falta ninguna carnicería sin motivo alguno. Se cree que el objetivo era atacar el nudo de comunicaciones que era la estación de Xàtiva, como el día antes habían bombardeado la de Manuel. Posiblemente -dice el historiador- la casualidad hizo que justo en ese momento entrara por la estación el tren lleno de soldados.
El Consejo Municipal de Xàtiva se reunió un día después y en el acta de la sesión se manifestó que, «...el Alcalde se refiere a la agresión que fue víctima esta población en la mañana del domingo por la aviación facciosa, que causó gran número de víctimas e importantes desperfectos en la Estación de ferrocarril y edificios circundantes. Por unanimidad de los presentes se acuerda hacer costar en acta el sentimiento de la Corporación, así como también su más viva protesta por tan inhumano proceder de los invasores. Igualmente se acuerda telegrafiar al Jefe de la 49 Brigada Mixta, que transportada en el convoy, que fue alcanzado por las bombas, como sigue: «Corporación municipal significa protesta por salvaje bombardeo aviación facciosa y expresa su sentimiento víctimas que causó esa unidad, tantas veces gloriosa», según se recoge en el libro «República y Guerra Civil a Xàtiva» de G. Ramírez, I. Martínez, S.Garrido y J. Lluis Cebrián.
En el mismo sentido la Corporación Municipal acuerda llamar a la población para intentar normalizar la vida de la ciudad después del bombardeo, ya que muchas personas habían huido al campo. En el Bando se dice que «...en el término de 12 horas deberá quedar normalizada la vida activa de la población en todos sus aspectos; advirtiéndose que pasado dicho plazo la autoridad procederá a la requisa de locales, habitaciones y muebles que las circunstancias aconsejen».
El alcalde por su parte manda a una carta al Gobernador Civil de la Provincia con el siguiente contenido: «Tengo el sentimiento de informar a V.E. que en la mañana del domingo 12 del actual, sobre las 11 horas, fue objeto la estación f.c. de esta Ciudad y edificios circundantes de un furioso y salvaje ataque de aviación por bombardeo, ocasionando además el derribo del edificio de la estación y otros varios. Cien muertos y doscientos heridos aproximadamente, la mayoría de ellos de curiosos y familiares de soldados de la 49 brigada que pasaba en un convoy, que igualmente fue alcanzado por las bombas, que fueron a la estación para verles pasar. Las operaciones de auxilio a las víctimas comenzaron en el acto por los servicios sanitarios de la población, a los que se sumaron enseguida muchos elementos civiles y militares, todos los cuales rivalizaron en tan humanitaria y piadosa labor.
La Ciudad, aparte del consternamiento natural por un suceso de tal importancia, tan brutal como inacostumbrado, ha conservado en todo momento gran serenidad, acudiendo al sepelio de las víctimas el mismo domingo por la tarde y en cuya presidencia figuró el que suscribe, sin que como consecuencia de lo acontecido se hayan producido incidentes.
Réstame hacer presente a V.E. que tal acontecimiento no ha quebrantado la moral de ninguno ni del pueblo en general que conserva su fe inquebrantable en el destino moral de nuestra Patria. Salud y República. Játiva, 15 de febrero de 1939».
Después del bombardeo de Xàtiva todavía se vivieron momentos dramáticos -tal y como asegura Mainar- en el territorio republicano. Eran las causas que trajo la guerra a los perdedores.
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El bombardeo de Xàtiva: 75 años de la Gernika valenciana
El 12 de febrero de 1939, con la Guerra Civil llegando su fin, el bando franquista realizó uno de los últimos bombardeos con masacre humana: en Xàtiva murieron 145 personas y hubo más de 200 heridos
Toni Cuquerella - Xàtiva
Dos brazos que se alzan en un gesto inútil de protección contra la muerte venida desde el cielo en forma de 20 bombas de 250 kilos. Este es el recuerdo permanente a la barbarie de la Guerra Civil que supuso el bombardeo de Xàtiva del 12 de febrero de 1939 a manos de la aviación fascista italiana que apoyaba a Franco y que causó, según los últimos cálculos, 145 muertos y más de 200 heridos.
Fue una clara mañana de domingo. Catalunya ya había caído en las manos franquistas y la II República española, desmoralizada, vivía sus últimos estertores y estaba en retirada. Pero la aviación fascista de Mussolini, que actuaba desde la base aérea de las Islas Baleares, bombardeó la retaguardia del último territorio republicano hasta días antes del final de la guerra. El de Xàtiva fue el último de los bombardeos con grandes cantidades de muertos.
El objetivo de les 5 bombarderos Savoia-Marchetti SM.79 del 27º Grupo de la Aviación Legionaria era un tren cargado de soldados de la 49ª Brigada Mixta que llegaba a Xàtiva desde el frente de la Mancha, y la masacre comenzó a las 11,45h. Pero las bombas no distinguían personas, y mataron soldados en la estación, así como también mataron a civiles, hombres, mujeres y niños porque algunas cayeron sobre casas de la zona. Testigos del bombardeo recuerdan que se llegaron a encontrar restos humanos sobre los árboles de la zona de la estación del tren.
Las víctimas fueron enterradas el mismo domingo por la tarde en medio de la consternación por la brutalidad del ataque, según una misiva enviada por el alcalde de Xàtiva, Jovino Fernández, al gobernador civil de Valencia. Tras ello, muchos fueron los que huyeron al campo, temiendo nuevos ataques a la ciudad.
Pocos supervivientes quedan de la tragedia, niños que hoy en día son octogenarios y que vivieron en silencio la ignominia hasta que prácticamente cayó en el olvido, también en la democracia. Pero en 2007, a través del Consell de la Joventut de Xàtiva, se rescató la memoria de las víctimas impulsando el monumento que las recuerda ahora, ‘Aixopluc’ (refugio), situado a las mismas puertas de la estación del tren.
No obstante este homenaje no fue fácil y contó con la oposición del propio alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus (PP), quien ha visto en todo momento este recuerdo como un intento de “reabrir heridas” que entiende que ya están cicatrizadas; entorpeció el levantamiento del monumento en suelo público hasta que fue permitido en terreno de Adif (durante el gobierno del PSOE).
Nunca ha querido asistir al acto que cada año se celebra en este espacio el domingo más cercano al 12 de febrero y al que asisten los partidos de la oposición, así como también numerosos colectivos cívicos, culturales, sindicatos, y vecinos a título personal. Este año Rus ha dicho para justificarse que él es “el alcalde de todos” y que si fuera a este homenaje y “los otros” hicieran también otro homenaje, también tendría que asistir. Cabe recordar que el gobierno municipal del PP de Xàtiva con Rus a la cabeza también ha sido el que ha evitado retirar los honores de la ciudad a Franco, quien todavía es alcalde perpetuo, hijo honorífico e hijo predilecto de la ciudad.
Casi 300 años tuvieron que pasar para que el recuerdo de las víctimas del incendio de Xàtiva de 1707 a manos de las tropas de Felipe V, el primer rey Borbón, durante la Guerra de Sucesión, fuese rechazado por todos los sectores sociales de la ciudad. Muchos confían en que no se necesite pasar el mismo tiempo para que las víctimas del más sangrante acto de guerra en tres siglos también sea rechazado por toda Xàtiva.
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