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Sesión de ayer en las jornadas de memoria que se celebran en la Diputación de Sevilla.
Poniendo sobre la mesa sus testimonios, los familiares de los represaliados, de aquellos que murieron asesinados en plena Guerra Civil y en la posguerra a manos del ejército de Franco, han hablado de la experiencia de haber vivido más de la mitad de su vida con el duelo de buscar a sus seres queridos a pie de fosa. Para muchos se trataba de un abuelo al que nunca conocieron y del que su familia no aportaba casi información por culpa del silencio de tantas décadas. María del Carmen, Concha, Andrés y Santi han narrado su experiencia en el marco de las ‘Jornadas sobre los Componentes y Procesos de una Exhumación’, que se celebran estos días en la sede de Diputación de Sevilla.
“Los familiares somos la columna vertebral de la Memoria Histórica”, destaca Mari Carmen España, representante de los familiares de la fosa de la Puebla de Cazalla, en Sevilla. Su búsqueda comenzó de casualidad. “Recuerdo perfectamente cuando estaba trabajando en el Ayuntamiento de La Lantejuela y vi un papel de exhumaciones de fosas, una especie de folleto”, relata. Aquella misma noche vería a Cecilio Gordillo en televisión, representante de memoria histórica en CGT Andalucía, hablando de este mismo tema. “Ahí vinieron mis primeras dudas y comencé a preguntar a gente del pueblo, a los mayores. Me contaron dónde podía estar aquella fosa dentro del cementerio, que tenía forma de embudo y cuatro metros de profundidad”.
“Aquel lugar era conocido como la fosa del carnero y lo que allí nos encontramos fue de mucha violencia. Muñecas rotas, extremidades cortadas a machetazos que por los signos que tenían se sabía que habían ocurrido antes del fusilamiento”, cuenta conmovida.
LA PROFECÍA DE UN FALANGISTA
Cuando empiezas esta tarea, “la soledad es muy grande”, destaca Mari Carmen. No se sabe dónde acudir, ya que “a partir del primer momento hay que luchar por el encuentro con familiares hasta formar la asociación, que es cuando se comienza a dar grandes pasos”.
A punto de conocer las pruebas de ADN de todos los cuerpos exhumados, Mari Carmen destaca un dato curioso. La historia del jefe de Falange de aquella época, Manuel Barroso, que “siempre relataba con orgullo en el pueblo que aquella fosa sería imposible de encontrar”. Mientras pasa fotografías de cada una de las fases de exhumación y de los cuerpos individualizados, Mari Carmen destaca que el jefe fascista “se murió tres meses antes de que aquella fosa viera la luz y solo le digo desde aquí que lo hemos conseguido”.
MÁS DE 3.000 EXHUMADOS
Concha Morón, representante de la Asociación de Memoria Histórica y Justicia de Andalucía, participa en este encuentro narrando “cómo se ha luchado para conseguir que hoy haya más de 3.000 cuerpos exhumados en Andalucía en nuestras fosas”.
Morón empieza a contar la historia de todo lo que aconteció a este movimiento. “Ante las reivindicaciones de los nietos de los desaparecidos de la Guerra Civil a partir del año 2000, la Junta de Andalucía aprobó el decreto 334/2003 para la coordinación de actuaciones en torno a la Memoria Histórica”. A partir de aquel momento ya se podían realizar “jornadas de difusión para conocer la feroz represión que había ocurrido en Andalucía”. En aquel momento el Gobierno andaluz no gestionaba financiación para el tema de las exhumaciones y tampoco “Izquierda Unida era partidaria de estos procesos”.
La presión de familiares y asociaciones memorialistas llevó a que la Junta creara la Dirección General de Memoria Democrática tras la falta de subvenciones y la fallida Ley de Memoria promulgada en el año 2007 por el Gobierno Central. Morón relata que “empezó con un escasísimo presupuesto y muy pocos recursos humanos para atender tantas demandas”.
HISTORIA DE UNA FOSA
Además recuerda con detenimiento “la historia de la fosa de Cazalla de la Sierra cuando los familiares se acercaron a la Asociación hace ya más de 12 años” La historia de Guillermo Doctor Arruga, hijo del jefe de estación de Renfe durante la República, que fue asesinado en la inicua represión, “murió en el año 2008 sin conseguir ver el inicio de los trabajos de esta fosa”.
Morón apunta que después de largos años de lucha con las administraciones y la búsqueda de financiación “en junio de 2010 comenzaron las exhumaciones en Cazalla”. El proceso ya ha terminado y el pasado 6 diciembre de 2014, la AMHYJA realizó una muestra con los restos encontrado de los familiares “zapatos, botas, escapularios, botones, plumas”. Ahí se “muestra el trabajo imprescindible que es trabajar de forma conjunta entre las asociaciones y los familiares. No lo podemos olvidar”.
LOS FAMILIARES TAMBIÉN SON VÍCTIMAS
Andrés Rebolledo se considera, “una víctima del franquismo” cuando habla de los familiares que tienen represaliados. “En mi casa no se quería hablar del tema. Lo único que sabíamos era que a mi abuelo lo habían matado en la Guerra”. Desde muy joven creció con el interés de conocer la historia de los suyos y hoy es presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar.
“Cuando empezamos a investigar la crueldad de lo que ocurrió en la zona de Jimena de la Frontera, en La Sauceda, las historias eran impresionantes”. Este último pueblo quedó destrozado por las bombas franquistas y nunca más volvió a reconstruirse. La labor de los familiares “ha permitido que se reconstruya de nuevo el cementerio y los que allí se acercan ya pueden conocer la historia”, la de los represaliados que murieron fusilados en la finca de El Marrufo, tras pasar sus últimos días en un cortijo, en las mismas condiciones de un campo de concentración.
FRANQUISTAS Y NAZIS
Santi Fernández es el último de la charla y relata con esfuerzo cómo su padre fue paso a paso buscando con esfuerzo los datos para averiguar dónde se encontraba la fosa de su tío, hoy conocida como la del Álamo.“No sabemos por qué hay que pedir permisos a las administraciones para que nos dejen buscar a los nuestros, a los que murieron asesinados”, destaca.
Las actuaciones de la Dirección General de Memoria Democrática han indignado a muchos representantes de este movimiento por la verdad y la reparación. “Mi padre empezó con una foto y logró llegar al pie de de la fosa que estaba en una zona privada”, relata. “La investigación surge de los familiares y no de las administraciones”, apunta. Además Santi afirma que “en el marco de la nueva ley de Memoria Democrática, que está en trámite por parte de la Junta, nuestras actuaciones en el Álamo habrían tenido unas multas que podría llegar a los 150.000 euros”. Santi apunta que “no podemos perder la razón ni la lógica y también tenemos que saber más de la historia y que los campos de concentración fueron un invento español en la guerra de Cuba y que lo aquí ocurrió tiene muchas similitudes con la represión nazi”, aclara.
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