dimarts, 18 de juliol del 2017

Los que aún honran a los golpistas del 18 de julio



https://www.infolibre.es/noticias/politica/2017/07/18/los_que_aun_honran_los_golpistas_del_julio_67692_1012.html



  • Las fundaciones en honor a Franco, Queipo de Llano y Serrano Suñer homenajean impunemente a figuras destacadas del alzamiento del 36 y la dictadura
  • "Si alguien creara una Fundación Arnaldo Otegi le caería la del pulpo", reflexiona el senador Carles Mulet, de Compromís, que pide anular los juicios sumarísimos del franquismo

Fotografía difundida en España por la Agencia Efe de la entrevista de Francisco Franco con Adolf Hitler.
Fotografí­a difundida en España por la Agencia Efe de la entrevista de Francisco Franco con Adolf Hitler. 
EFE
El presidente francés, Emmanuel Macron, tenía el domingo delante al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de visita oficial en París. Un día solemne. Se homenajeaba a las víctimas de la redada del Velódromo de Invierno, preludio de la posterior deportación y asesinato en campos de concentración nazis de más de 13.000 judíos. Hace de aquello tres cuartos de siglo. Macron eligió mirar a la historia de frente: "Rechazo el acomodamiento de los que fingen que Vichy no era Francia. Vichy no eran todos los franceses, pero era el Estado y la Administración de Francia". Y añadió: Es Francia la que organizó la redada y la deportación y, por tanto, la muerte de las 13.152 personas de confesión judía arrancadas de sus domicilios el 16 y el 17 de julio de 1942”.

Así es como la máxima autoridad francesa se relaciona pública y oficialmente con el régimen colaboracionista nazi instaurado por el mariscal Phillipe Pétain en parte del territorio francés y todas sus colonias entre 1940 y 1942. ¿Es posible imaginar al presidente del Gobierno, o al rey de España, lanzando un discurso similar al pie de una fosa común de víctimas del franquismo? Difícil. En cambio, la existencia de fundaciones que exaltan a figuras relevantes del golpe de Estado contra la República del 18 de julio de 1936, del bando sublevado y del posterior régimen dictatorial liderado por el general Francisco Franco es asumida mayoritariamente como algo normal. Son parte del paisaje civil.

81 años después de aquel 18 de julio, aún queda en pie un amplio abanico de organizaciones pública y notoriamente afectas no sólo a la dictadura, sino a los métodos utilizados para derrotar a las fuerzas que defendieron la República y para reprimir a los vencidos. Organizaciones que se mueven entre el negacionismo histórico o la justificación ideológica. Y ello a pesar de que la ley de memoria impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero y aprobada en 2007 nació con el propósito de terminar con la impunidad de las exaltaciones del régimen de Franco.

Sin "ruptura democrática"

"El problema es que en el 78 no hubo una ruptura democrática con el régimen anterior. El pasado se blindó. No se ha llegado a establecer una verdad jurídica que condenase un régimen criminal fascista", afirma Chato Galante, uno de los impulsores de la querella presentada en Argentina para investigar los crímenes del franquismo, iniciativa que la Fiscalía General del Estado pretende bloquear. Galante afirma: "Ese marco estatal de amnistía es lo que permite no sólo la existencia de calles, plazas y monumentos franquistas, sino también que España sea el único país del mundo con fundaciones dedicadas a criminales de guerra".

Los ejemplos son diversos. La más conocida es la Fundación Francisco Franco, cuya misión principal es la "difusión de la memoria y obra" del "Caudillo", según sus estatutos. Dicha fundación recibió ayudas públicas durante la etapa de Gobierno de José María Aznar (PP) y posee documentación oficial. De nuevo, resulta difícilmente concebible que una hipotética Fundación Hitler tuviera en su poder papeles de la Gestapo, y que lo que hiciera la Cancillería alemana fuera preocuparse únicamente de que no los hagan públicos para que se cumpla la ley de secretos oficiales.

"Pieza clave del Nuevo Estado"

Hay más. La Fundación Serrano Suñer está dedicada al cuñado de Carmen Polo (la esposa de Franco), conocido filonazi al que se considera uno de los arquitectos del orden institucional naciente tras la victoria de los sublevados en la guerra. Su finalidad es "recopilar y difundir toda la obra política, literaria, periodística y jurídica de Don Ramón Serrano Súñer", a quien considera "pieza clave en la construcción del Nuevo Estado", según afirma la fundación en su web.

La fundación recoge textualmente en su texto de presentación: "La Fundación nació por deseo expreso de Don Ramón en la última curva del camino de su vida (afortunadamente Don Ramón vivió 101 años) y con el noble deseo de que los más jóvenes de hoy y de mañana puedan saber por un protagonista directo e importante lo que fueron aquellos años difíciles de la Guerra y la posguerra. Algo parecido a lo que hoy llaman Memoria histórica".

El Cara al Sol no va "contra nadie"

"Un grupo de hombres y mujeres consideramos plenamente válida la figura de José Antonio Primo de Rivera, no como referente pretérito sino de cara al siglo XXI. Es nuestro objetivo revalidar un pensamiento, activar un doctrina y ser, en imperativo, clásicos de nosotros mismos". Así se presenta la Fundación José Antonio, en honor al fundador de Falange Española, condenado a muerte por rebelión militar contra la República y ejecutado en 1936. Su figura fue convertida en un icono por la propaganda franquista.

El falangismo es de hecho una ideología política perfectamente legitimada en España. La Fiscalía de Málaga archivó una denuncia por supuesta exaltación del franquismo durante el entierro del que fuera ministro franquista José Utrera Molina. Hubo saludos a la romana –mano alzada, típicamente fascista– y se cantó el Cara al sol. El argumento para proceder al archivo por parte de la Fiscalía era que los actos "no iban dirigidos contra nadie". Es más, en su resolución la Fiscalía recordaba que el Cara al sol es el himno de Falange Española y que éste es "un partido legalizado".

Queipo de Llano y la infancia

Todas las mencionadas son fundaciones inscritas oficialmente en el registro estatal. Es decir, no son clandestinas. Tampoco lo es la Fundación Pro Infancia Gonzalo Queipo de Llano, de finalidades teóricamente vinculadas al cuidado de niños sin recursos y que toma su nombre de quien lideró la brutal represión franquista en el sur de España; ni la Fundación Blas Piñar, en honor al fundador de Fuerza Nueva, que se opuso con contumacia a la democratización de España una vez fallecido Francisco Franco, convirtiéndose en referente del búnker. Desaparecido el partido, aún sobrevive Fuerza Nueva Editorial, que exhibe como divisa la bandera de España con el Águila de San Juan, presente en el escudo de los Reyes Católicos y rescatada posteriormente por el franquismo.

El aguilucho continúa siendo un símbolo usual para la extrema derecha. No ha sido raro verlo en las banderas que se exhiben durante la Toma de Granada, la conmemoración anual organizada por el Ayuntamiento de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos en 1492, que suele convertirse en lugar de encuentro de grupos ultraderechistas. Por su parte, organizaciones de tipo neonazi como Hogar Social Madrid reivindican constantemente la figura del fascista Ramiro Ledesma Ramos.

Por la nulidad de los juicios

"El Estado ha dado por bueno el golpe y la dictadura. Las familias están esperando el reconocimiento de un estatus como tales, pero no ha habido ni resarcimiento, ni petición de perdón por parte del Estado", señala el senador de Compromís Carles Mulet. La coalición ha anunciado la reclamación en el Senado de la nulidad de los juicios sumarísimos realizados en la posguerra por parte del franquismo, "sin garantías para los acusados, que en ocasiones firmaban su autoinculpación bajo torturas, amenazas y vejaciones", según ha difundido Compromís.

El objetivo es la anulación de los juicios por parte del Ministerio de Justicia. Y, en un sentido más amplio, empujar al Estado a un reconocimiento del carácter dictatorial e ilegítimo del anterior régimen, señala Mulet. A su juicio, ha sido el propio Estado el que, con su actitud hacia el anterior régimen, ha contribuido a crear un ambiente de permisividad de la exaltación franquista. "Aquí si alguien creara, por ejemplo, una Fundación Arnaldo Otegi, le cae la del pulpo instantáneamente. Pero los homenajes al golpe de Estado y al franquismo tienen impunidad", reflexiona Mulet.

Condena social

Chato Galante, impulsor de la querella argentina, cree que socialmente cada vez está peor vista la exaltación franquista. Por eso los nostálgicos, asegura, se apuntan cada vez más a la discreción en fechas señaladas. "De todas formas siempre hacen algo. Cada vez se anuncian menos, pero algo hacen siempre el 18 de julio, el 20 de noviembre...", señala Galante. La Fundación Francisco Franco asegura a infoLibre a través de un portavoz que no hará ningún tipo de conmemoración el 18 de julio, como sí lo hace habitualmente con motivo del 20 de noviembre, aniversario de la muerte del dictador. Pablo Linares, presidente para la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos –una organización que defiende que este monumento es un "símbolo de reconciliación" nacional–, asegura: "Aquí mañana no esperamos que haya ningún acto. Otra cosa es el 20 de noviembre, aunque desde la ley de memoria histórica tampoco. Lo que sí es indudable es que el 20 de noviembre a la misa de 11 está yendo más gente que antes". Acudir a una misa en memoria de Franco, acercarse a la cruz del Valle de los Caídos y saludar brazo en alto: ritos que se mantienen 81 años después del golpe de Estado.

No obstante, según Chato Galante los actos de exaltación franquista no son el problema, sino el síntoma. Lo verdaderamente problemático, a su juicio, es el blindaje institucional del anterior régimen. "Lo increíble es que las condenas de represaliados por Franco sigan firmes y [Rodolfo] Martín Villa sea un honrado e intachable ciudadano", afirma. El hecho de que el Ayuntamiento de Guadalajara pretenda cobrar a la asociación memorialista local más de 2.000 euros por la exhumación de Timoteo Mendieta ejemplifica  a la perfección esa consideración de los asesinados por el franquismo como víctimas sobre las que el Estado no asume ninguna responsabilidad.