https://documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com/2017/10/23/los-asesinatos-de-mujeres-republicanas-por-franquistas-en-el-camp-de-la-bota-de-barcelona/
Entre 1939 y 1952 los franquistas llevaron a cabo 3.358 asesinatos en Cataluña, 75% en 1939-40, de ellos 1.706 hombres y 11 mujeres en el Campo de la Bota de Barcelona. Tras el “enterado” de Franco, grupos de 20 personas eran fusilados por piquetes de la Guardia Civil frente a un un rompeolas, sin conocimiento de sus familias. Los cadáveres se arrojaban al Fossar de la Pedrera, en Montjuïc. En España las fosas están llenas de mujeres asesinadas por los franquistas, de noche, clandestinamente, tras la tapia de un cementerio.
Eran juicios ilegales sin garantías procesales, para eliminar al opositor político, vengarse del vencido, impartir terror a un pueblo que salía de una guerra, donde los rebeldes y golpistas habían sido los militares franquistas. En los consejos de guerra contra las mujeres se las acusaba de libertinas, de relaciones íntimas con compañeros o compañeras. En ocasiones pagaban por sus padres, maridos, hijos. A veces la denuncia de un vecino rencoroso, delaciones o bulos interesados, celos, venganzas personales, intereses económicos, desencadenaban la detención y el proceso.
Después de pasar por juicios llenos de irregularidades, procedentes de la cárcel de mujeres de Les Corts, fueron fusiladas en el Camp de la Bota por sus ideales republicanos, catalanistas, anarquistas:
Carmen Claramunt Bonet, natural de Roda de Berà (Barcelona). Fusilada el 18-4-39, con 28 años. Acusada de “Nefasta para el Glorioso Movimiento Nacional, propagandista de ideas izquierdistas, catalanistas, celebrar reuniones en su casa, delación de personas de derechas”. Claramunt escribió a su tía: “Se ha decretado la pena de muerte. Tú ya sabes que matan a una inocente “. La denunció una vecina, María Sallent, a quien habían asesinado los 2 hijos. Se cree que la tía de Claramunt quería dejar una tienda a su sobrina y la familia Sallent anhelaba el negocio.
Magdalena Nolla Montseny, natural de Astorga (León). Fusilada el 21-6-39 con 34 años. Fue una venganza personal ya que el marido había huido a Francia. Una vecina, que trataría de protegerse de Nolla porque tenía información que podía perjudicarla, la acusó de participar en el asalto del Asilo Duran, tejer ropa para los republicanos, abofetear a unas monjas, ser de ERC. Ella lo negó todo, la fusilaron sin ninguna prueba.
Dolors Giorla Laribal, natural de Barcelona. Fusilada el 21-6-39 con 27 años. Aunque los testigos la consideraban inocente, católica, incapaz de actos delictivos, había denunciado al marido para divorciase, un hombre de derechas, por tener amantes y por malos tratos. Fue condenada a muerte por ser “mujer de muy mala conducta, roja, separatista, afiliada a Esquerra Republicana”.
Eugenia González Ramos, natural de Hortaleza (Madrid). Fusilada el 11-5-39 con 20 años. Había trabajado como enfermera en el Hospital de Mataró y diferentes hospitales de la retaguardia republicana. La acusaron de pertenecer al PCE y al Socorro Rojo, a la UGT, y de haber matado un falangista, lo que negó ni se pudo demostrar.
Cristina Fernández Pereda, natural de Villasinde (León). Fusilada el 13-5-39 con 39 años. Era portera en Barcelona, casada, un hijo. Una profesión peligrosa, tras la guerra padecieron fuerte represión por sus supuestas implicaciones para identificar a posibles quintacolumnistas. Dos vecinas la acusaron de conducta depravada, de haber matado a un teniente y de denunciar a gente de derechas que más tarde fueron asesinadas. Nada pudieron probar, Cristina lo negó todo y afirmó que gracias a ella el propietario del edificio, donde hacía de portera, salvó la vida.
Ramona Peralba Sala, natural de Gironella. Fusilada el 16-5-39 con 35 años. Era tejedora. Tres mujeres la acusaron de haber revelado donde se ocultaba el hermano de una de ellas. Según los informes de la falange y la Guardia Civil era “propagandista del desnudismo, las ideas marxistas, extremista afiliada a CNT, delegada de la FAI en la sección textil de la fábrica Monegal. Sólo aceptó ser de la CNT.
Neus Bouza Gil, vecina del Poblenou. Fusilada el 26-4-39 con 22 años. Afiliada a la CNT. Delatada por un vecino, fue acusada de defender al gobierno Repúblicano, de ser miliciana de retaguardia en labores auxiliares (cocinando, lavando ropa) en el castillo “de las Cuatro Torres”, y aunque no se le conocía ningún delito de sangre fue acusada de participar en fusilamientos de derechistas sin aportar pruebas.
Virginia Amposta Amposta, natural de El Pinell de Brai (Tarragona). Fusilada el 8 de agosto de 1939 con 50 años. Fue una de las representantes de la Sección de Oficios Varios de la UGT donde representaba al Comité de Defensa y Control de Sant Vicenç dels Horts, de lo cual fue acusada, así como de realizar “propaganda disolvente siendo maestra de párvulos”, y de instigar el asesinato de 16 personas en Viladecans, donde actuaba como articulista en el boletín local de la CNT. Fue detenida con su compañero y también sindicalista Adolf Casé Pitarque, ambos fueron fusilados juntos.
Elionor Malich Salvador, fusilada el 8-8-39. 60 años. Era viuda, portera, la acusaron de denunciar a vecinos, se la conocía como la Roja y su propia madre declaró que “era de moral muy dudosa y que había vivido maritalmente con varios hombres”.
Asumpció Puigdelloses Vila, natural de Vic (Barcelona). Fusilada el 27-3-40 con 43 años. Casada.
Inés Giménez Lumbreras, natural de Madrid. Fusilada el 13-11-40 con 24 años. Era estudiante y soltera.
En diferentes poblaciones de Cataluña también fueron fusiladas otras mujeres. Se conocen estos casos:
Salvadora Catà Ventura, fusilada en el cementerio de Gerona el 25 de abril de 1939 con 37 años. Estaba casada, era lavandera. Se la acusó de haber matado a un joven requeté, ser del POUM, participar en el saqueo de iglesias, coser ropa para el ejército republicano, burlarse de los católicos.
Elisa Cardona Ollé, fusilada en Tarragona el 22 de abril de 1939 con 21 años, acusada sin pruebas de haber denunciado diferentes personas de derechas hospedadas en el Hotel Nacional de Tarragona, donde trabajaba. Siempre se declaró inocente.
María Martí Iglesias, fusilada en Lérida con 38 años. La acusaron de informar sobre un cura escondido. No se pudo demostrar, ella lo negó todo, en el informe se especificaba que era “mujer de malísima conducta”.
Concepción Guillén Martínez, fusilada en Lérida el 13-5-43 por participar en la “revolución” con su compañero, Juan Baeta Sánchez. Se la conocía con el apodo de la Leona.
Encarnación Llorens Pérez, fue fusilada con su marido y su hijo de 24 años, uno al lado del otro el 26 de abril de 1939, acusados de haber participado en el asalto al convento de la calle de Lauria, aunque no había pruebas. En esos días los sublevados acababan de ocupar Barcelona, estaban sedientos de venganza, y decidieron ejecutar toda la familia.
Documentos originales: ara.cat (Sílvia Marimon: La historiadora Queralt Solé investiga los juicios franquistas contra las condenadas en Cataluña). Revista Rambla (Francesc Sans). Llibertat.cat. Pont den seula (Lena Paüls). Diario de León (Ana Gaitero). Preso de les corts. Ver también Justicia, no venganza. Los ejecutados del franquismo en Barcelona (1939-1952) de Joan Corbalán, y el libro del historiador Josep M. Solé i Sabaté, La represió franquista a Catalunya, 1938-1953.
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