dijous, 12 de juliol del 2018

Los efectos nocivos de la aplicación de la ley de memoria histórica en el País Valenciano


http://europeanmemories.net/frog/2017/11/13/los-efectos-nocivos-de-la-aplicacion-de-la-ley-de-memoria-historica-en-el-pais-valenciano/



Vicent Gabarda Cebellán y Ricard Camil Torres Fabra,  Universitat de València
INTRODUCCIÓN
Resulta innegable que la posibilidad ofrecida por la denominada Ley de la Memoria Histórica[1] mediante sus subvenciones, ha tenido como resultado un amplio abanico de aportaciones que, como es natural, presentan diferentes grados de calidad y novedad. Ahora bien, en el caso de las tierras valencianas asistimos a un caso especial protagonizado por el Fórum por la Memoria del País Valenciano, cuya evolución, desarrollo y resultados dieron lugar a una agria polémica que vino a desprestigiar tanto a las asociaciones memorialistas locales como a la propia disciplina histórica. Más allá de las disputas –legítimas− desplegadas por los historiadores, los planteamientos del Fórum fueron aprovechados por los colectivos contrarios tanto a la Ley como a sus finalidades y, por supuesto, a sus resultados.
El Fórum, desvestido de todo ropaje metodológico, vino a inventarse unas cifras de víctimas mortales, supuestamente derivadas de la represión franquista, que no sólo superaban con creces los estudios previos realizados sobre el proceso,[2] sino que además rozaban el absurdo. A ello se debe añadir la nomenclatura empleada por la organización memorialista valenciana, tildando la represión franquista como “genocidio”, sin más. Independientemente del significado del término en sí –autores nada sospechosos de veleidades historiográficas como Paul Preston han recurrido a calificar la represión franquista como holocausto-[3] la realidad presentada por el Fórum nada tenía que ver con todo ello.
Así las cosas, no exageramos un ápice al afirmar que la trayectoria de la aplicación de la denominada Ley de Memoria Histórica en nuestro País, se ha desarrollado condicionada por las posturas del Fórum, constituyendo un fenómeno único en todo el Estado español, si exceptuamos a los consabidos Moa, Vidal, etc. Los historiadores han debido bregar a la vez desmontando esas posturas y contra cortapisas que un buen número de autoridades locales interponían en su camino investigador.

LA LEY Y LA DISCIPLINA
Si partimos de la base que la historia es una disciplina que pretende comprender el pasado, escribir historia es una modalidad de elaboración del pasado. Y lo mismo sucede con la memoria: que se elabora. Ahora bien, la historia se basa en un discurso crítico del pasado que reconstruye los hechos con la intención de examinarlos conceptualmente con la finalidad de interpretarlo y explicarlo, proceso sometido a unas normas. La memoria, por su parte, es un conjunto de recuerdos individuales, residuales o no, y de representaciones colectivas del pasado.[4] Por tanto, la denominada Ley de Memoria Histórica, por lo que hace a los términos memoria e historia, viene a centrarse en un elemento concreto del pasado, de manera que todo aquello que no forme parte de la represión franquista o la violencia desplegada durante la guerra civil, no estaría contemplado en el espíritu de la ley y, por extensión, sin derecho a recibir prestaciones derivadas de la misma.
La Ley de memoria histórica desordena confundiendo las pistas y mezclando los géneros. La historia colocó distancia a la memoria y la sometió a sus propias reglas. En el título de la Ley la memoria es la que prima. El derecho pretende decidir sobre el pasado, y la historia entra de manera anexa, de forma que la Historia a los ojos de la ley pierde el monopolio y el control del pasado; pero sin el trabajo de los historiadores la ley no existiría porque sus aportaciones tienen como objetivo último servir a la sociedad. [5]
Historia y memoria no son lo mismo, pero existe una memoria histórica entendida como un pasado que percibimos como clausurado y que ha entrado en la historia. Mediante la memoria el pasado queda archivado y vivo a la vez, mostrando dos temporalidades imbricadas entre sí: el mundo que se vive y el que se investiga. Por tanto, el historiador es tanto un exiliado como un testigo directo o indirecto.
La memoria es una representación del pasado que se construye en el presente. Luego hay una memoria colectiva gestada en marcos sociales más o menos compactos a modo de una cultura heredada y compartida.[6]
También existen políticas memoriales, puestas en práctica por los estados: conmemoraciones, museos, enseñanza, monumentos, y también asociaciones que actúan en la sociedad civil en paralelo o en oposición a las instituciones.[7]
Y precisamente ésta es la anomalía que se produjo en estas tierras cuando el Fórum por la Memoria del País Valenciano, no solo recibió una sustanciosa subvención, sino que además se permitió el lujo de publicar un verdadero compendio de todo aquello que no es ni historia ni memoria.
LOS INICIOS. CONTEXTO
Está claro que el final del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI no ha venido a renovar utopías. Más bien da la sensación de que van enterrándose una tras otra, dejando como consecuencia un déficit en este sentido cada vez más abrumador.
El pasado ya no es contemplado como un generador de potencialidades emancipadoras, sino que ha pasado a ser considerado la antesala de las catástrofes. Los intelectuales de izquierdas, cuya preocupación por entender las transformaciones de un mundo en el que el capitalismo aparece como única vía gracias al triunfo de las políticas neoliberales, representan el grado máximo de desesperación ante la ausencia de utopías, angustiados ante la desaparición de radicalismos revolucionarios como los que salpicaron las tres primeras partes del siglo XX y la crisis de la socialdemocracia europea. Y lo que es peor aún: sin alternativa posible o/y visible al capitalismo, aderezado todo ello con el regusto amargo de que el futuro acude desprovisto de esperanza, como viene a apuntar el derrumbe del fordismo con sus secuelas: la aparición del trabajo flexible y precario acompañado por la penetración de modelos individualistas y competitivos entre los trabajadores, destrozando la sociabilidad sindical tradicional y de solidaridad obrera, mientras que los partidos de masas desaparecen o quedan marginales. Los partidos atrápalo todo –catch all parties- son aparatos electorales sin ninguna identidad ideológica ni social marcada. En definitiva, la izquierda europea ha perdido sus bases sociales y su cultura por lo que la sensación de derrota se contempla como definitiva.[8]
Y es en este contexto en el que realiza su aparición el Fórum por la Memoria del País Valenciano, espoleado por la figura de su alma máter, Amparo Salvador, cuya tesis se basa en que, partiendo de la base de que la razón de ser de la dictadura franquista había de encontrarse en sus manifestaciones represoras, todo elemento susceptible de sufrir cualquier sintomatología represora se convertía automáticamente en víctima de la misma. Imposible acudir a un reduccionismo más directo (y cómodo).
LA OFENSIVA DEL FÓRUM
El año 2004, a iniciativa de la segorbina Amparo Salvador Villanova, que afirmaba pertenecer a una familia destrozada por la guerra y la represión franquista de postguerra, se presentó el “Forum per la Mermòria del País Valencià” en la sede de la Federación Estatal de Fórums por la Memoria en Madrid. Desconocemos cómo y de qué forma, logró el reconocimiento de la organización y con ello el beneplácito para confeccionar el correspondiente fórum valenciano, del que tomaría el timón del mismo implantando en él su carácter poco dado a la crítica.
Dotada de una gran capacidad de trabajo, de inmediato inauguró una exposición fotográfica bajo el título de Memòria de Mathausen, 60 anys després, primera evidencia del tesón y adaptabilidad que la caracteriza, dado que nunca ha sido una persona bilingüe y jamás ha sabido expresarse en otra lengua que la castellana. Era la forma de obtener una subvención económica, dado que las administraciones en manos del PP por aquel entonces y por el aquí ahora, mostraron y muestran una aversión visceral hacia la denominada memoria histórica,[9] de manera que la única forma de obtener subvención consistía en acudir a instituciones y organizaciones ajenas al PP, las cuales solían decantarse hacia el empleo de la lengua vernácula, tanto por razones culturales como por la sencilla razón que por estas tierras la normalización lingüística molesta mucho a la derecha valenciana,
El caso es que Amparo Salvador descubrió, mejor dicho, se enteró, que en el cementerio de Paterna se fusilaba durante la postguerra y que en el cementerio general de Valencia existían fosas comunes, de modo que, tirando del carro de su tesón, inicio un despliegue mediático y judicial de calibre para denunciar la existencia de una inmensa represión franquista de postguerra –como si la magnitud de la ya estudiada sobre los años de la dictadura se quedara corta- arremetiendo contra toda razón existente, además de cargar tintas contra el consistorio encabezado por Rita Barberá por considerar que pretendía destruir las fosas comunes existentes en el interior del Cementerio General de Valencia, o al menos paralizar las “investigaciones” de Salvador y los suyos. Y eso que para ella las únicas exhumaciones “dignas” eran las judiciales.
Tras el despliegue mediático, que puede seguirse en la prensa del momento[10] y aprovechando la convocatoria de subvenciones dotadas por parte del Ministerio de la Presidencia para normalizar la aplicación de la denominada Ley de Memoria Histórica, el Fórum de Amparo Salvador obtuvo un total de 96.200 euros de las convocatorias 2007- 2008, para dos actuaciones distintas, la primera dirigida a la búsqueda de documentación, investigación y difusión de las fosas comunes del Cementerio General de Valencia, y la siguiente con el objetivo de construir un memorial en el cementerio de Paterna dedicado a los fusilados durante la represión franquista. Hasta aquí, todo correcto.
Ahora bien, la genial aportación investigadora del equipo de Amparo Salvador consistió en transcribir tal cual los listados de enterramientos del Registro del Cementerio General de Valencia y listo. Resultado: un ladrillo con más de 25.000 nombres acompañados de la causa de su defunción, edad, etc. considerando todo fallecido enterrado en fosa común víctima de la represión franquista, por activa o por pasiva, esto es o bien asesinado directamente o bien a causa de las duras condiciones de postguerra impuestas por el franquismo, de ahí que Amparo Salvador y los suyos no tengan pudor alguno al referirse a la represión franquista como genocidio.
Los frutos de tan laboriosa tarea investigadora se tradujeron en la publicación del referido ladrillo con parte de las subvenciones recibidas, convirtiéndose en verdadera Biblia de los seguidores de Amparo Salvador, y eso que la publicación contaba con un par de fotocopias del registro, tres páginas que repetían lo declarado por Amparo Salvador incesantemente y los listados mencionados. [11]  Punto final. Ni un asomo de bibliografía, ni examen de las fuentes, ni análisis estadísticos, ni reflexiones particulares y/o generales ni nada de nada.[12]
Tan magnífica labor no podía por menos que ser recompensada, y rápidamente se filmó un reportaje que mostraba los grandes descubrimientos del Fórum,[13] mientras Amparo Salvador y su equipo recibían un baño de multitudes, recibiendo premios y realizando una maratón de conferencias por España, Francia, Alemania, Colombia, Argentina … hasta en Jordania, en las que explicaba que todo fallecido enterrado en fosa común durante la postguerra era equivalente a una víctima de la represión franquista, por definición o por acto de fe. Eso no lo sabemos.
Pero debemos ser justos en toda su amplitud: la segunda actuación o proyecto del Fórum consistente en colocar un monumento homenaje a los fusilados por el franquismo en el cementerio de Paterna, inaugurado el 18 de abril de 2009 tras obtener el permiso correspondiente del alcalde de la localidad, Lorenzo Agustí,[14] consiguió su objetivo dignificativo. Y ello fue posible gracias a la colaboración de la empresa Andana, el arquitecto Manuel Vidal y el artista Antoni Miró, este último de forma totalmente desinteresada.[15] También hay que señalar que nunca más volvió a aparecer por el Cementerio de Paterna, ni ella ni el Forum, pese a que en dos ocasiones al año (14 de abril y primero de noviembre) se llevan a cabo toda una serie de actos reivindicativos y de homenaje a las víctimas allí enterradas (y fusiladas) en los que participan toda una serie de entidades, partidos, sindicatos, agrupaciones memorialistas… menos el Forum. Parece ser que una vez obtenida la subvención, ya no se les ha perdido nada por allí.
LA INTERVENCIÓN DE LA CIENCIA
Como es natural, los historiadores científicos, tras su perplejidad inicial ante las noticias –sobre todo las referentes a cifras del supuesto alcance de la represión franquista en una ciudad como Valencia, que contaba con 320.195 habitantes en 1930- reaccionaron con la intención de verificar y/o contrastar el alcance numérico de las aportaciones del Fórum. Pero esa reacción no fue la inmediata.
Lo que en un primer momento fue tomado como algo necesario en nuestra tierra -el hecho de que una asociación memorialista, al igual que estaba ocurriendo en el resto de Estado, llenando en ocasiones los vacíos dejados por las cátedras universitarias, fuese profundizando en el estudio de un fenómeno como la represión, al parecer escondido en un lugar tan acorde como el interior de un cementerio-, a la vista de los resultados que poco a poco iban apareciendo en su página de facebook[16] se fue volviendo algo peligroso y cada vez más distante de la realidad.
El problema es que era algo tan deseado por tantos ¾el tener una represión franquista en nuestro pasado sumamente gigantesca, con un porcentaje tan elevado de víctimas¾, que a nadie le parecía extraño que pudiésemos tener las fosas comunes más grandes de Europa, escondidas en nuestro Cementerio General, al alcance de todos y sin que nadie las hubiese descubierto ni se hubiese preguntado qué encerraban.[17] Y este caso es la prueba de la importancia de una buena difusión y propaganda para llegar a convertir algo ficticio en una realidad. Profesores universitarios (de Valencia y de otras provincias), entidades culturales, magistrados, organizaciones memorialistas… se encargaron de difundir la noticia y de hacer crecer la bola de nieve que cada vez tenía más peso. Pero en Valencia hace calor, y las bolas de nieve, antes o después, se derriten.
Tan sólo una voz, y fuera del ámbito universitario en aquellos momentos, se alzó en contra de tamañas afirmaciones, aunque es cierto que de forma personal otras voces le hicieron coro. Uno de los autores de la presente comunicación, Vicent Gabarda,[18] si bien en un primer momento se mostró partidario e interesado –como todos- en la labor emprendida por el Fórum como medio de difundir la memoria histórica, al ver el cariz que estaban tomando las cosas, intentó contactar con Amparo Salvador con la finalidad de intercambiar opiniones e intentar hacerle comprender que estaba saliéndose de los cauces correctos para llevar a cabo una investigación de este tipo, transformando poco a poco ese trabajo riguroso en algo puramente llamativo y escandaloso. La petición no obtuvo respuesta, y tras varios intentos más, el entonces secretario del Forum, Guillem de Fez Contreras, hizo pública su contestación dando muestras de que no pretendían ceder ni un palmo en su campaña de descubrimientos.
Es entonces cuando Vicent Gabarda decidió desmentir el trabajo del Fòrum per la Memòria del País Valencià y lo que a su alrededor se iba creando, dando a conocer sus trabajos en artículos de prensa y contactando con profesores de otras universidades como Julián Casanova de la Universidad de Zaragoza, miembros del Consejo Asesor de la Ley de Memoria Histórica, con magistrados de la Audiencia Nacional, etc. haciéndoles ver el peligro que suponía tomarse en serio las afirmaciones de Amparo Salvador. Y es entonces cuando algunos profesores de la Universidad de Valencia, entre ellos Marc Baldó Lacomba, hicieron pública su opinión en contra de la forma de actuar del Fórum, respaldando trayectorias y trabajos que, como el de Vicent Gabarda, desbarataban sus afirmaciones.
Pero la bola iba creciendo; complementando el “trabajo de investigación” realizado por Amparo Salvador, plasmado en un libro como se ha comentado, se creó en Valencia la Comissió de la Veritat,[19] inaugurada pomposamente el 10 de febrero del 2007 en el Palacio de Congresos de la ciudad de Valencia, en la que iban a formar parte prestigiosas figuras internacionales (en un primer momento con escasa presencia de valencianos para darle una composición más internacional, con el fin de abordar la investigación con objetividad, desde fuera de la ciudad y del conflicto, aunque según Eliseu Climent, el coordinador de la puesta en escena, también formarían parte profesores de la Universidad de Valencia);[20] las prestigiosas figuras internacionales sólo tomaron parte en el acto de inauguración (y muchos de ellos por videoconferencia o vídeo grabado), delegando rápidamente en otras personas.[21] En ella, como no podía ser de otro modo, no estaba incluido Vicent Gabarda.[22] Meses más tarde, a instancias de Vicent Sampedro y Ricard Camil Torres, Vicent Gabarda se incorporó a las sesiones de la Comissió, cuando las cosas tomaron otro cariz.[23]
En este contexto, el Juez Baltasar Garzón se declaró competente para investigar las desapariciones ocurridas durante la Guerra Civil y el franquismo, tras un periodo de recabar información de las veintidós asociaciones que promovieron esta investigación, y encargadas de facilitarle los listados con las personas que entrarían en esta categoría en cada provincia o comunidad.
El Fòrum per la Memòria del País Valencià había contribuido con un listado de 28.892 víctimas, entregado en la Audiencia Nacional el seis de octubre del 2008; Baltasar Garzón no reconoció como desaparecidos a 24.547 de los presentados por el club de Amparo Salvador, lo que supuso para el Forum un duro varapalo, cifrando en 4.345 los desparecidos entre el 17 de julio de 1936 y diciembre de 1951 en la Comunidad Valenciana. Baltasar Garzón había dejado de lado los más de 24.000 enterrados en las fosas comunes del Cementerio General, y había tomado el listado elaborado por Vicent Gabarda, 23 años atrás, en 1985, con más de 2.300 personas fusiladas en Paterna, 1.335 personas identificadas en Castellón por el Grup per la Recerca de la Memòria de Castelló, y otras 1.400 víctimas de Alicante.[24]
Tal vez a ello contribuyó el hecho de que el 22 de septiembre Baltasar Garzón había recibido un fax en que se le alertaba sobre la falta de credibilidad de las cifras presentadas por el Fórum.[25] Es de señalar que, para el resto de las once autonomías, el auto presentado por el juez, no variaba ni un ápice los listados presentados por la Plataforma de Víctimas creada para el procedimiento.
En febrero del 2010 la Federación de Foros por la Memoria consideró que la labor investigadora del Fórum valenciano no era seria, por lo que acordó separarlo del colectivo estatal, borrándolo de la web de la Federación, y hasta de su lista de correo. El director de la Federación, José María Pedreño justificó este apartamiento por “su ausencia de las asambleas y por la falta de rigor en las investigaciones”, destacando que los doctores en Historia que trabajan para y con la Federación, consideraban igualmente que los criterios del Fórum a la hora de tratar las fosas comunes no eran nada científicos. Como no podía ser menos, la presidenta del Fórum, Amparo Salvador, defendió que el Fórum era una asociación independiente y que siempre había actuado de acuerdo a sus prioridades.
Y ello no fue óbice para que universidades españolas y extranjeras, en cursos de verano o conferencias, en charlas por colegios, institutos o entidades de todo tipo, Amparo Salvador fuese creciendo, sintiéndose reconocida como una nueva Indiana Jones que había encontrado el templo maldito, el santo grial y hasta la fuente de la eterna juventud. E incluso hizo las américas, ya lo hemos adelantado: Rosario, Mar del Plata, Bahía Blanca, Buenos Aires, incluso algunas ciudades de Chile, fueron testigos de sus charlas, de sus proyecciones de vídeos, sobre algo que según ella ocurrió en un País del que muchos ni sabían que existía. Y aquí se pierde la pista de Amparo Salvador, y del Fórum valenciano, cuando en mayo del 2013 organizaron el último de sus actos, un homenaje a las víctimas del bombardeo sobre el mercado municipal de Alicante durante la guerra civil.
El libro le dio la fama y fue capaz de vivir de la mentira y a costa de los represaliados, incluso en un mundo en que las noticias corren más que la pólvora y uno no tiene ya la excusa de decir que no sabía que.
Como se atrevía a afirmar el colectivo en un artículo sobre su obra y milagros:
Desde el descubrimiento de las fosas ha impartido conferencias en diversos lugares de España (cursos de verano de El Escorial de la Universidad Complutense de Madrid, Universidades de Granada, Autónoma de Barcelona y Tarragona, Museo de Historia de Catalunya, diversas entidades de San Sebastián, Oviedo, Gijón, Alicante, Castellón, Tortosa, Girona, Madrid, LHospitalet, Valencia, Barcelona, Tarragona, en el Fòrum Social Català, en multitud de localidades de su tierra, el País Valenciano,…y en Francia, Jordania, Colombia y Alemania… De su trabajo se han hecho eco diversos medios internacionales como el diario La Reppública de Roma, Liberatión de París, Los Ángeles Times, Washington Post, Radio Vaticana, BBC Radio, prensa belga, jordana y de otros países, así como en multitud de medios españoles, desde la revista Interviú hasta el diario Gara. También ha sido galardonada con el Premio 25 de Abril en Valencia y con el Premi Dignitat de Catalunya.[26]
De Amparo Salvador sólo se sabe que, en enero de 2016, casi tres años después de su último acto público por estos lares, una nueva directiva se hacía cargo del Fórum valenciano, que ha remprendido su trabajo de reivindicación de las víctimas del franquismo, pero eso sí, sin dejar de lado la fabulosa cifra de las 25.000 personas fallecidas víctimas de la represión franquista en la capital valenciana. Y año tras año, el domingo más cercano al 14 de abril, se inicia una procesión desde la puerta del Cementerio General de Valencia donde, tras cubrir el monolito levantado en memoria de los que allí fueron enterrados, cubren de papelitos con nombres y apellidos el césped de lo que un día fue la fosa 7ª Derecha.
Francisco Espinosa Maestre, de todos conocido, el 2 de junio del 2010, en una entrevista realizada para Verdad y Justicia, de Valladolid, realizaba un retrato de Amparo Salvador que no tiene desperdicio, dado que todos conocemos el talante y la franqueza de Francisco Espinosa, y aunque resumir aquel discurso centrado en la labor del Fórum de Amparo Salvador resulta difícil dada su envergadura, podríamos sintetizar en: vamos aprendiendo qué es lo que piensa y como piensa, la futura autora de un trabajo “monumental” y, lo que es peor, muy difundido, al igual que muy escuchada en sus charlas, debates, conferencias, etc. No tiene desperdicio.[27]

¿EXISTEN APORTACIONES SIGNIFICATIVAS DESPUÉS DEL FÓRUM?
No hay duda que la razón que nos ha llevado hasta aquí no es la de denunciar las carencias y demás miserias intelectuales que se han producido en la aplicación de aspectos concretos de la Ley de Memoria Histórica,[28] sino exponer un ejemplo de los peligros que la falta de rigurosidad y de un mínimo de dominio de la ciencia histórica pueden plantear como ha demostrado la práctica.
Salvando este escollo, podemos afirmar que la producción derivada de la aplicación de las subvenciones contempladas en la Ley para el País Valenciano ha resultado productiva, aunque con matices; si bien uno de los aspectos fundamentales de la Ley se ha cumplido con creces –concretamente el referido a reconocer derechos en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura-,  aunque dada la magnitud de la represión franquista en tierras valencianas el camino a recorrer todavía es marcadamente abrupto, el proceso, con y sin subvenciones como ha demostrado el tiempo, resulta imparable y los comienzos se encuentran consolidados (si exceptuamos los proyectos que dependen única y exclusivamente de las subvenciones).
Por otra parte, también es lícito reconocer que, con anterioridad a la aprobación de la Ley, el tema de la represión franquista y sus víctimas ya había centrado la atención de no pocos estudios y reflexiones tanto de procedencia académica como de otra índole,[29]  de manera que no pocos proyectos se han elaborado a partir de una base preexistente.
Y precisamente en estos aspectos destacan las bondades de la Ley, dado que resulta impensable que sin su existencia se hubiera logrado tanto, por ejemplo en la cantidad de fosas exhumadas y en proyecto de exhumación, dadas las dificultades económicas que presentan, al igual que en la confección de documentales audiovisuales cuya aportación divulgativa resulta innegable, o bien la colocación de elementos iconográficos al respecto del tema que nos ocupa, sin contar con otros aspectos tales como la celebración de jornadas donde se aúnan la investigación científica con testimonios, reflexiones, noticias, etc.
En pocas palabras: la Ley, usurpando el título de la obra de Lucien Febvre, ha permitido un nuevo combate por la historia en el cual los historiadores académicos por supuesto que tienen mucho decir[30] pero que resultaría impensable sin la participación de los diversos colectivos memorialistas del país, gracias a los cuales un buen número de temas y proyectos que por diversas razones el mundo académico no ha podido, sabido o querido asumir, han sido abordados.
En definitiva, volvemos a lo mismo: si la historia trata el estudio del pasado, resulta innegable que el constructor de ese pasado ha sido la propia sociedad estudiada. Lícito es, pues, que todos aquellos que nos dedicamos, profesionalmente o no, a rescatar ese pasado, se lo devolvamos a su dueño, que es la sociedad, insistimos, de la forma más ordenada, reflexiva, comprensible, completa y honesta posible.
De aquí la advertencia sobre aventuras que bajo el paraguas de la Ley de Memoria Histórica pudieran aparecer. Como ya hemos señalado, existe un déficit de utopías, pero ello no autoriza a formalizar nuevos e innecesarios mitos.

[2] GABARDA, Vicent, Els afusellaments al País Valencià (1938-1956). Valencia, Edicions Alfons el Magnànim/IVEI, 1993.
[3] PRESTON, Paul, El holocausto español. Odio y exterminio en la guerra civil y después, Barcelona, Debate, 2011.
[4]  TRAVERSO, Enzo, La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012, pp. 282-283
[5] Historia y memoria son hermanastras y por eso se odian mutuamente a la vez que lo mucho que comparten les hace inseparables. Además, están obligadas a pelarse por una herencia que no pueden rechazar ni dividir. La memoria es mucho más atractiva, mucho más predispuesta a seducir y ser seducida, y por tanto hace muchos más amigos. La historia es la otra hermana: la adusta, poco atractiva y seria, más dada a retirarse que a participar en la charla ociosa. Y por eso políticamte es la menos solicitada del baile. Ahora bien, ha habido muchos que con las mejores intenciones han borrado y confundido estas hermanas. JUDT, Tony (con SNYDER, Timoty), Pensar el  siglo XX, Madrid, Taurus, p. 266.
[6] Existe un denso debate sobre el tema; para simplificar nos quedamos con los dossiers de Hispania Nova, nº 7 (2007) y nº 12 (2012).
[7]  Por ejemplo, ARÓSTEGUI, Julio, “La Ley de Memoria Histórica: reparación e insatisfacción”, en Patrimonio cultural de España, núm 1 (2009), pp. 41-60.
[8]  Esta conceptualización del desastre se encuentra muy extendida entre la intelectualidad de izquierdas desnortada a partir del momento en que los primeros guijarros arrancados del muro de Berlín tocaban suelo; por eso, nosotros, en lugar de solicitar el apoyo bibliográfico correspondiente, como muestra valga la poética aseveración de RIECHMANN, Jorge, El común de los mortales, Barcelona, Tusquets, 2011, p. 82. Vivimos en una sociedad / donde resulta más fácil imaginar el fin del mundo / que el final del capitalismo. Perfecta síntesis de lo que pretendemos exponer.
[9]  De hecho, las instituciones gobernadas por el PP, siempre han intentado incumplir la ley en el aspecto memorial. Y no digamos el caso que el gobierno popular hizo a las amonestaciones de la ONU por la Ley de Amnistía con tres informes consecutivos. La contestación del gobierno popular fue contundente: La Ley de Amnistía es sagrada.
[10]  Un tratamiento adecuado, documentado y que viene a mostrarnos el proceso, en SANTACREU SOLER, José Miguel, La recuperació de la memoria histórica al País Valencià: reparar i dignificar les víctimes amb subvencions estatals (2006-2011), Castelló de la Plana, Publicacions de la Universitat Jaume I, Publicacions de la Universitat de València, Publicacions de la Universitat d’Alacant, 2016, pp. 233-237. En él puede seguirse la cronología mediática apuntada.
[11] Una simple ojeada al interminable listado, a voleo, desvela la obsesión de Amparo Salvador por “obtener” víctimas del franquismo. Aparecen personas mayores de ¡100 años! y demás.
[12]  SALVADOR VILANOVA, Amparo, El genocidi franquista a València: les foses silenciades del cementiri, Barcelona, Icaria, 2008.
[13]  LÓPEZ IZQUIERDO, Daniel, El genocidio franquista en Valencia, Barcelona, Facultat de Ciències de la Comunicació Blanquena, 2008.
[14]  Del PP, una de las pocas excepciones que se han dado respecto al tratamiento de la Ley de Memoria Histórica por parte de instituciones gobernadas por el Partido Popular, sin recurrir a procedimientos drásticos.
[15]  Los pormenores en SANTACREU SOLER, José Miguel, La recuperación … pp. 234-235.
[16] https://www.facebook.com/ForumMemoriaPaisValencia/
[17] Es de señalar el artículo de Dolores Sánchez Durá, coordinadora de FEIS (Fundación de Estudios e Iniciativas Sociolaborales), publicado en El País, el 12/05/2006, pág. 32, donde se rebaja el carácter de centro de la represión al cementerio de Paterna para dárselo al de Valencia porque sí, porque al parecer lo que ocurrió allí fue horrible.
[18] Doctor en Historia por la Universidad de Valencia, autor de La repressió franquista al País Valencià, 1938-1956, publicado en 1993 por Alfons el Magnànim, València (reeditado en el 2007 por Publicacións de la Universitat de València) ya citado anteriormente y autor asímismo de La represión republicana en el País Valenciano, 1936-1939, publicada igualmente por Alfons el Magnànim en 1996
[19] Integrada por Acció Cultural del País Valencià, Acció dels Cristians per l’Abolició de la Tortura, Centre d’Estudis Històrics de la Maçoneria Espanyola, Centre UNESCO, Comissió de la Dignitat, Fòrum per la Memòria del País Valencià, Fundació Cultura de Paz, Justicia i Pau, Memorial Democràtic, Tribunal Permanent dels Pobles.
[20] Levante EMV, 22/12/2006, pág. 20. Iba a ser presidida por el historiador británico Paul Preston, doctor en Historia por la Universidad de Oxford (que al final no vino); formando parte de la misma el forense Luis Fundebrider, fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha investigado las fosas comunes de represaliados de la dictadura en Argentina (que al final no vino); el magistrado de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada, actual miembro del Tribunal Internacional para los crímenes en Bosnia Herzegovina (que si que vino); y también participarían Federico Mayor Zaragoza, ex presidente de la UNESCO (que si que vino) y Pietro Basso, del Tribunal Permanente de los Pueblos, con sede en Milán. Otros miembros invitados a formar parte de la Comissió serían Gabriel Jackson (historiador e hispanista), Pelai Pagés y Josep Fontana, ambos de la Universidad de Barcelona, Josep Lluis Barona, Ricard Camil Torres y Albert Girona, los tres de la Universidad de Valencia, Josep Bernabeu Mestre y Josep Miquel Santacreu, ambos de la Universidad de Alicante, y Pasquale Chessa, de la Universidad de Roma.
[21] Presentado por Rosanna Pastor, contró con la presencia de Danielle Mitterrrand, presidenta de la asociación France-Liberté, y Francesco Cossiga, expresidentes de la República Italiana; intervinieron también Gabriel Jackson, Alfons López Tena, José Antonio Ferrer Benimeli y Federico Mayor Zaragoza; hubo parlamentos de adhesión de Desmond Tutú, Jorge Semprún, Mario Soares y Franco Frattini.
[22] Desconocemos las razones. No sabemos si debido a la presión de Amparo Salvador, el desinterés de la organización, etc. a pesar que varios miembros de la Comissió consideraban imprescindible su presencia. En este sentido Vicent Sampedro Ramo –representante del Centre d’Estudis Històrics de la Maçoneria Espanyola- desplegó una intensa pero inefectiva actividad. Paradójicamente, Vicent Gabarda fue invitado a la ceremonia inaugural.
[23] Para entonces, el bluf del Fórum valenciano ya era más que evidente, y de la Comissió únicamente quedaban migajas. Por interés, desinterés, falta de entusiasmo, etc. los miembros se podían contar con los dedos de una mano: Pelai Pagès, Vicent Sampedro, David Ginard (Universitat de les Ïlles), Ricard Camil Torres y la recién incorporada Rosa Monlléo (Universitat Jaume I). Del resto, ni la sombra, por la tanto la Comissió se encargaría a partir de entonces a desarrollar la labor del estudio de la represión franquista en el País Valenciano. No hace falta apuntar que Amparo Salvador y sus acólitos no hicieron acto de presencia.
[24] Levante EMV, 17/10/82008, pág. 17.
[28]  El debate y demás ya lo hemos explicado. No vale la pena insistir en ello.
[29]  TORRES FABRA, Ricard Camil, La repressió franquista. Recull bibliogràfic, València, Tres i Quatre, 2008. Una actualización en Afers: fulls de recerca i pensamentVol. 27, Nº. 71-72, 2012 pp. 239-254 y se encuentra en imprenta una nueva actualización. Asimismo, insistimos, consúltese la bibliografía aportada por SANTACREU SOLER, José Miguel, La recuperació de la memoria …
[30]  El 25 de mayo del presente, se constituyó formalmente la Cátedra Interuniversitaria de Historia y Memoria Democrática del País Valenciano, conformada por las universidades de Castellón (Jaume I), Valencia y Alicante.