dimarts, 15 de juliol del 2025

El Partido Socialista del País Valenciano reubica placas franquistas en el cementerio de Benifaió y las exhibe pese a la Ley de Memoria Democrática

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Las placas, con inscripciones franquistas como “Caídos por Dios y por España” y el nombre de Primo de Rivera, han sido reubicadas en un muro de obra del cementerio. Las asociaciones de víctimas denuncian un incumplimiento de la ley y una ofensa a la memoria democrática



Placas franquistas en el cementerio de Benifaió (Valencia) - Patricia Canet, presidenta de la Asociación de familiares de víctimas del franquismo de la fosa común 146 de Paterna

El Ayuntamiento de Benifaió (València), gobernado por el Partido Socialista del País Valenciano —PSPV—, ha reubicado dos placas de exaltación franquista en una pared de nueva construcción dentro del cementerio municipal. Las placas, que formaban parte del antiguo monolito franquista situado en la plaza del Progreso desde los años cuarenta, contienen inscripciones como “Caídos por Dios y por España” y el nombre destacado de José Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange. Lejos de retirarlas o contextualizarlas en un espacio museístico, el consistorio ha optado por colocarlas de forma visible en un espacio público de memoria, lo que ha generado una ola de críticas por parte de asociaciones memorialistas y familiares de víctimas de la dictadura.

Patricia Canet, presidenta de la Asociación de familiares de víctimas del franquismo de la fosa común 146 de Paterna, considera que se trata de una violación directa de la Ley de Memoria Democrática:

“La resolución de la Conselleria decía que se trasladaran al cementerio, pero la ley es clara: eso no significa exhibirlas. Y aquí han hecho hasta una obra en el muro para enmarcarlas. No hay ninguna voluntad de cumplir con la ley. Lo que han hecho es perpetuar la exaltación franquista”.

En 2021, la Conselleria de Memoria Democrática del anterior Gobierno valenciano emitió una resolución ordenando la retirada de las placas, en virtud de la ley estatal 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. Esa norma prohíbe la presencia de elementos que exalten la Guerra Civil o la dictadura franquista en espacios públicos, y solo permite su conservación en museos o lugares estrictamente históricos, siempre con una finalidad pedagógica y nunca honorífica.

El propio documento oficial —al que ha tenido acceso Diario Red— detalla que las placas han sido instaladas en una pared de reciente construcción, sin contextualización crítica alguna. El concejal de Patrimonio, Xavier Martínez (PSPV), defendió la actuación afirmando que el cementerio “no es un espacio de ostentación” y que las placas “apenas se ven”. Según relató en una reunión con Patricia Canet, no se ha abierto un debate ciudadano sobre qué hacer con ellas y la intención del Ayuntamiento es, en el mejor de los casos, “tapar” las menciones más explícitas como el nombre de José Antonio, pero sin retirarlas.

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Desde las asociaciones memorialistas se señala que el cementerio, aunque sea un lugar de memoria funeraria, sigue siendo un espacio público. Para Eduardo Ortuño, presidente de la Agrupación de familiares de víctimas de las fosas 82, 91, 92, 92B y 74 de Paterna, “mantener simbología fascista en un lugar público como el cementerio es una forma de violencia simbólica que perpetúa el relato de los verdugos y humilla a las víctimas”.

Canet subraya la incoherencia del PSOE en este caso. “¿Dónde está el partido que aprobó la Ley de Memoria Democrática en el Congreso? Aquí, el PSPV la ignora. Le respondí: mataron a muchas personas por ser del PSOE, y ahora me dices que no actúas por miedo, por los insultos y por la pérdida de votos en las elecciones. Ser demócrata tiene un precio, aunque moleste”.

La activista relata que intentó por diferentes vías, formales e informales, contactar con el Ayuntamiento para pedir explicaciones, pero nunca obtuvo respuesta. Solo cuando mencionó que hablaría con la prensa, con la Fiscalía y con Mercedes Caballero —responsable de Memoria del PSPV en el País Valencià—, comenzaron a llegar respuestas. “Cuando dices prensa o Fiscalía, contestan. Hasta entonces, silencio absoluto”, afirma.

El documento compartido por las entidades memorialistas realiza también un análisis legal y ético. Recuerda que las placas, al estar en un espacio público y contener lemas de glorificación de la dictadura, suponen un incumplimiento flagrante de la ley. Y añade que el gesto no solo vulnera el marco normativo, sino que representa un mensaje político de inacción ante el fascismo: “La memoria no es neutra. Exhibir sin crítica estos símbolos es legitimar el relato franquista y transmitir que sigue teniendo un lugar en el espacio público. Eso no es conservar historia, es perpetuar impunidad”.

En el ámbito pedagógico, los colectivos proponen que, si se desea conservar las placas, se haga en un espacio museístico y con una contextualización clara sobre los crímenes del franquismo. La colocación en el cementerio, sin explicación alguna, solo refuerza discursos revisionistas.

Canet lo resume así: “No se trata de borrar la historia. Se trata de no rendirle homenaje. Las placas franquistas glorifican la violencia. Si el PSPV quiere defender los derechos humanos y la democracia, que lo demuestre. Lo contrario es una traición a su propia historia”.

La denuncia de este caso ha sido trasladada a diferentes medios, instituciones y entidades de memoria democrática. Las familias exigen que las placas sean retiradas del cementerio y trasladadas, si procede, a un lugar adecuado con valor histórico y crítico. Mientras tanto, lo que iba a ser un gesto de reparación se ha convertido, para muchas víctimas, en una herida reabierta.