divendres, 18 de juliol del 2025

La represión física franquista en Barcelona. Eduardo Montagut.

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Barcelona, como Cataluña, no se vio libre de la vorágine represora de la dictadura, que afectó a quienes habían defendido la causa de la República en la variedad de partidos, sindicatos e ideologías, incluyendo al catalanismo. La víctima emblemática de esta represión fue el presidente Companys, que fue fusilado, después de ser detenido por la Gestapo, entregada a las autoridades franquistas, torturado en Madrid, juzgado y condenado a muerte. Su fusilamiento tuvo lugar en 1940 en el Castillo de Montjuïc.

Se calcula que en 1940 el total de encarcelados y encarceladas en Cataluña podía ascender a casi veintiocho mil personas.

En la ciudad de Barcelona se abrieron varios campos de concentración, como los del propio Montjuïc, Pueblo Nuevo y el Valle de Hebrón. Pero, además, estaban las cárceles, la Modelo para hombres y Las Cortes para las mujeres.

Las ejecuciones tuvieron lugar en el Campo de la Bota, un antiguo barrio de barracas cerca del mar, entre los barrios de Pequín y del Parapeto de San Adrián del Besós. Debe su nombre a que allí hubo un castillo y había sido un campo de tiro de las tropas francesas napoleónicas (butte, en francés). Fue un barrio que surgió en los años veinte con los inmigrantes que vinieron a Barcelona a trabajar en la construcción de la Exposición Internacional. El espacio fue aprovechado por las autoridades franquistas para fusilar. Hoy se levanta en este espacio la escultura de Miquel Navarro, Fraternidad, en homenaje a los ejecutados.

Los restos humanos de los ejecutados solían ser enterrados en el Fossar de la Pedrera, donde habría miles de víctimas de la represión, entre 1939 y 1952. Se trata de una de las fosas comunes más grandes en un cementerio en España, en este caso, del de Montjuïc. Allí fueron enterrados en democracia los restos mortales de Companys, y cada quince de octubre se rinde un homenaje a su memoria con una ofrenda floral. Se da la circunstancia de que Companys iba a ser arrojado a la fosa, pero su hermana consiguió identificar su cuerpo y pudo enterrarlo en un nicho que había alquilado, aunque con una placa sin su nombre. En 1990 Francia y Alemania pidieron perdón por habler colaborado en la detención y deportación de Companys. En 2018 el Gobierno de España acordó condenar el juicio sumarísimo y restaurar su honorabilidad. En el año 1953 se dejó de enterrar a los fusilados, aunque siguieron siendo enterrados los indigentes fallecidos o los que no tenían a nadie. Después de la muerte de Franco se inició una campaña para que cesasen los entierros en la fosa y se dignificase todo el espacio. En 1985 se inauguró un memorial diseñado por los arquitectos Beth Galí, Màrius Quintana y Pere Casajona, que comprende un conjunto de columnas con los nombres de las víctimas, un espacio ajardinado y el mausoleo del presidente de la Generalitat. Las inscripciones de la entrada aluden a las víctimas de la represión, a las de la fortuna y también incluyen los nombres de los represaliados posteriores, tanto si fueron enterrados allí como a los que no. Por fin, aparecen los nombres de las víctimas de los campos nazis. Posteriormente, se inauguró un monumento a los libertarios que murieron por la defensa de la libertad.

Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.

Premio Mejor Aliado 2024 de la Asociación Blanco, Negro y Magenta.