dilluns, 10 de febrer del 2014

Callejero franquista en Valladolid: Entrevista a Orosia Castán.


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Callejero franquista en Valladolid: Entrevista a Orosia Castán: «En el ayuntamiento de Valladolid hay quienes creen que se puede ser demócrata y al tiempo mostrarse orgullosos del franquismo y sus símbolos»

Foro por la Memoria de Castilla y León
«En el ayuntamiento de Valladolid hay quienes creen que se puede ser demócrata y al tiempo mostrarse orgullosos del franquismo y sus símbolos»
Entrevista a Orosia Castán, expresidenta del Ateneo Republicano de Valladolid y miembro del Foro por la Memoria de Castilla y león
«Cuando la gente se entera de lo que hay tras los nombres de las calles apoya su retirada»
[Valladolid, 9 de febrero de 2014]Un tribunal ha ordenado la retirada de decenas de nombres fascistas de calles y barrios de Valladolid, dejando al descubierto el desprecio del alcalde De la Riva por los valores democráticos y la dignidad de las víctimas. En esta entrevista, Orosia Castán, quizá la investigadora que más y mejor conoce la magnitud de la represión franquista en Valladolid, analiza la situación creada en la ciudad tras que la Justicia le de la razón a la lucha que ella misma y otros compañeros iniciaron en su ya famoso estudio sobre el callejero.
«En Valladolid siempre ha habido resistencia al fascismo» «El franquismo y el fascismo son ideologías criminales»
[Foro por la Memoria]La noticia de la resolución judicial sobre las calles y símbolos franquistas en Valladolid deja clara la enorme presencia simbólica del fascismo en la ciudad. No son unos pocos ejemplos, hablamos del escudo de la ciudad, de decenas de calles, de nombres de barrios, de honores municipales. ¿Cómo es esto posible en 2014?
[Orosia Castán] La presencia de símbolos franquistas y fascistas, mantenida en la ciudad a toda costa, es posible porque no ha existido en ningún momento la conciencia de que tanto el franquismo como el fascismo son ideologías criminales que ocasionaron la destrucción de una sociedad democrática y miles de muertos. Por el contrario, mediante la intoxicación y las mentiras, muchos piensan que son símbolos de un pasado del que incluso hay que enorgullecerse.
Los episodios de represión policial impune, de abusos y corrupción municipal, o los desprecios a las víctimas del fascismo entre destacados miembros del ayuntamiento de Valladolid ¿tienen alguna conexión con la herencia fascista que sigue activa en placas, nombres y banderas? ¿Estamos hablando de algo del pasado, como dicen algunos, o esto llega hasta el presente?
Todas estas actitudes, que podemos calificar de antidemocráticas por parte de las autoridades son, sin duda alguna, fruto de la herencia fascista que los 40 años de dictadura nos han dejado. Es curioso ver cómo muchas de estas personas que ostentan cargos en la municipalidad, llegan a pensar que son demócratas al mismo tiempo que se declaran orgullosos del pasado franquista y defienden la pervivencia de los símbolos franquistas y del régimen al que representan. En puridad puede decirse que son, y no lo esconden, herederos ideológicos del franquismo.
¿En qué situación deja al alcalde y su mayoría de concejales esta resolución judicial? ¿Crees que debería dimitir?
Si el alcalde León de la Riva tuviera conciencia democrática, jamás hubiera consentido la pervivencia de este tipo de simbología, más cuando él conoce perfectamente su significado. Mucho menos hubiera cometido semejante desacato a la ley, que él, como autoridad, tiene la obligación de cumplir el primero y después velar porque todos la cumplan. El alcalde está acostumbrado a ver su nombre en causas judiciales, y lo que es más preocupante, a perderlas. Y nunca jamás ha considerado que esto sea causa suficiente, no ya para dimitir, que ni se lo plantea; sino para admitir sus errores y disculparse.
¿Se podría decir que el Partido Popular en Valladolid es partidario claro de mantener esa simbología? ¿Es compatible ese proceder con la defensa de valores democráticos?
En numerosas ocasiones el señor de la Riva ha mostrado su total acuerdo con la simbología franquista que aparece por toda la ciudad, y ha defendido públicamente su pervivencia. Su ardor en la defensa de estos símbolos ha llegado al extremo de acudir a la calumnia de personajes públicos republicanos, como el alcalde Antonio García de la Quintana, fusilado en 1937, y al que ningunea cada vez que tiene ocasión, llegando incluso a insultarle con insinuaciones injuriosas… y esa saña, después de casi 80 años, da mucho que pensar…
Valladolid sufrió una cruel represión que se llevó por delante a miles y miles de vidas y sometió a los supervivientes al miedo y al silencio. ¿Crees que ha habido desde 1977 hasta hoy algún tipo de acto público oficial que haya mostrado sinceramente una condena de aquellos crímenes y reconocimiento sincero de los que se sacrificaron por la libertad de todos? ¿Ha estado el ayuntamiento de Valladolid a la altura de la dignidad de este pueblo?
Valladolid fue arrasada a sangre y fuego por los golpistas de Franco. Fusilamientos, asesinatos, muertes en la cárcel, violaciones y robos fueron los tratos dispensados a todos los que no se unieron al levantamiento militar, y entre ellos, muchos miembros de la propia corporación municipal, que era la expresión de la voluntad popular elegida en las urnas. El miedo se instaló en la ciudad, conocida como “Zona Nacional” y tomada por falangistas armados que actuaron de manera impune. Sabiendo todo esto, ninguna de las corporaciones de la democracia realizó un trabajo serio acerca de la verdad de lo ocurrido, y siempre han dado la impresión de actuar con temor. Puede decirse que ninguna de las corporaciones de la democracia ha estado a la altura de la dignidad republicana.
Ahora parece que todos han estado siempre a favor de limpiar la ciudad de ese tipo de restos del fascismo. ¿Cómo trataron en su día los ayuntamientos del PSOE este tema?
La corporación socialista cambió el nombre de algunas calles e impuso nombres de personajes de la República a otras nuevas, normalmente en los barrios alejados de la ciudad, pero no hicieron ningún esfuerzo por explicar públicamente lo ocurrido, ni eliminaron los vestigios franquistas, y así continuaron las cosas hasta hoy.
¿Ha habido oposición entre la ciudadanía contra esta humillación colectiva que significa verse obligados a convivir con los homenajes a los verdugos?
Valladolid, a pesar de toda la leyenda negra que le han echado encima, no es una ciudad fascista. Valladolid no es Fachadolid, y esto puede apreciarlo cualquiera que conozca un poco nuestro pasado como ciudad. Siempre ha existido en la ciudad una gran resistencia, una defensa contra ese fascismo que se quería imponer: movimientos ciudadanos, obreros y estudiantiles en el 74, con casos como el de José Luis Cancho, arrojado por la ventana de Comisaría; cierre de la Universidad en el 75 debido al auge y potencia del movimiento estudiantil; huelgas de la construcción, de la basura, movimiento ciudadano, feminista…No, jamás los vallisoletanos se han resignado a aceptar la humillación, y hemos respondido con toda la contundencia que hemos podido.
¿Por qué y cómo empezaste a estudiar el callejero fascista de Valladolid? ¿Tuviste alguna ayuda?
En Valladolid constituimos una Plataforma para luchar por una Ley de Memoria Justa y Digna. Fue un movimiento muy importante, que se extendió incluso a otras provincias de la Comunidad. Pasados dos años de la promulgación de esta ley, pudimos ver que no se iba a cumplir sin la presión ciudadana. El Ateneo Republicano se puso en marcha: constituimos una Comisión de MH y como primera medida nos propusimos censar todos los vestigios franquistas con el fin de exigir su retirada, tal y como indica el artículo 15 de dicha ley. El catálogo lo hice yo personalmente con la ayuda de una compañera de la Comisión, María Jesús Villarragut. Nos llevó unos meses, pero logramos documentar prácticamente todo.
 ¿Cómo ha sido la recepción entre la gente de tu investigación sobre esa presencia fascista en las calles? ¿Qué reacciones has visto a tu trabajo?
La gente acogió el trabajo con muchísimo interés. A todos les gustaba saber quiénes eran las personas que aparecían en el callejero vallisoletano y qué habían hecho para merecer ese honor. El Ateneo ha hecho ya dos ediciones del callejero, y vamos a editarlo de nuevo, porque literalmente nos lo quitan de las manos. Las reacciones son de sorpresa y de indignación. Siempre hay gente que piensa que es mejor dejar las cosas como están, pero cuando leen despacio lo que cada uno de los nombres representa, apoyan la retirada.
¿Y entre los políticos del ayuntamiento cuando empezaste?
El grupo popular jamás nos ha mirado, si no es para descalificar, denegar y ridiculizarnos en el mejor de los casos. Socialistas e IU apoyaron siempre el proyecto, aunque desde luego, lo suyo hubiera sido que ellos, como políticos con representación municipal y poder, hubieran tenido este asunto resuelto por completo hace ya años.
¿Y ahora?
Pues ahora viene el momento de presionar para que se cumpla la ley y la resolución judicial. Y desde luego, nosotros estaremos encima del asunto, velando para que así sea y llevando adelante todos los recordatorios que sean necesarios. Los símbolos franquistas de Valladolid van a desaparecer de una vez.
¿Dirías que hay contradicciones en esto en el campo de la izquierda?
 Todo este tema, que ya pasa de castaño a oscuro, es responsabilidad de los partidos de izquierda que han estado en el consistorio y en el gobierno, que han tenido poder para realizar una labor que era de justicia, y no lo han hecho. No lo han hecho ellos y no lo han hecho sus asociaciones de memoria, subvencionadas y respaldadas, dedicadas a no se sabe qué, pero desde luego, no a exigir, a reivindicar ni a conseguir la desfranquistización de la ciudad y a trabajar para eliminar de una buena vez la imagen de un Valladolid “facha”.
¿Crees que una acción antifascista clara del PSOE e IU en el ayuntamiento les haría ganar votos o perderlos?
Ganarían en votos, ganarían en credibilidad y ganarían en la consideración de todos los vallisoletanos verdaderamente demócratas. No se puede andar vacilando, retrayéndose, intentando dejar atrás temas que son, como puede verse, de la mayor importancia para todos.
¿Por qué no lo hacen entonces?
En el caso de los ediles vallisoletanos, pienso que tienen muy buena voluntad, pero les falta firmeza, y en un ambiente extremadamente hostil, como es el caso, con un alcalde conocido en todo el territorio nacional por su forma de actuar, la firmeza y la convicción ideológica son necesarias para poder hacer algo positivo. Yo les diría a todos ellos que den un paso al frente, que se posicionen, que planten cara y que sean consecuentes.
Parece claro que las responsabilidades están muy repartidas, cada uno por motivos diferentes, pero el resultado es que la herencia del franquismo sigue viva en nuestras calles a día de hoy. ¿Significa esto que el franquismo sigue siendo legal a día de hoy?
La ley de MH que se aprobó en el 2007 no declaraba ilegal el franquismo, ni sus actos derivados, como juicios, sucesión de Franco, etc.; pero está claro que la dictadura franquista, surgida de un baño de sangre, y su secuela, la monarquía, no salieron de la voluntad popular. Cualquiera debería preguntarse por el valor de esto en una democracia. No, el franquismo fue ilegal, y es deber de cualquiera que se dice demócrata su condena y la erradicación e ilegalización de todos sus vestigios y consecuencias.
La Plataforma que en su día se creó para acabar con la simbología franquista en Valladolid contó con la presencia de prácicamente todas las organizaciones de izquierda de la ciudad, pero sin embargo encontró graves dificultades para mantener su presencia activa ¿A qué puede deberse esto?
Hay que analizar qué grupos la componían. Estaba el PSOE. ¿Qué pintaba allí un partido que había formulado esa ley y que además, en plena mayoría no había hecho lo necesario para eliminar los símbolos? . Estaba IU, que ciertamente ha trabajado en las campañas; pero después firmó la ley, e imagino que tendrán sus líneas políticas… y después, organizaciones como la ARMH de Valladolid, subsidiaria del PSOE, obediente y sin operatividad… una firma en un documento, la aparición en los medios, una foto… todo eso está bien; pero a la hora de implicarse en serio en un proyecto como éste, incómodo para casi todos, la mayoría de los grupos optó por recluirse en sus cuarteles.
La resolución judicial ha dado un vuelco a la situación. ¿Qué podemos esperar ahora?
De momento, la Plataforma ha resucitado y emitió un comunicado. Y sí, tenemos todos que darnos la enhorabuena, pues esta es una batalla ganada, y eso, dadas las circunstancias, no es poco. Pienso que el cumplimiento de la sentencia va a ser tarea ardua, que habrá resistencias, dilaciones, excusas… y allí habrá que estar, recordando en todo momento y situación eso que tanto se repite: que hay que cumplir la ley, y los ciudadanos habrán de presionar para que así sea.
Se están estudiando posibles medidas de presión y denuncia pública para obligar al ayuntamiento a cumplir la ley y desautorizar a los partidarios de mantener los homenajes al fascismo. ¿Crees que podría ser conveniente un gran acto público en la plaza del ayuntamiento con presencia de los diputados, concejales y procuradores en el que se exija la ilegalización definitiva del franquismo y se denuncie la actuación antidemocrática del Partido Popular? ¿O consideras poco probable que el PSOE e IU acepten un acto así, en el que la ciudadanía que ha dado la cara en esto pudiera hablar libremente?
El ayuntamiento tiene el plazo de un mes para realizar un catálogo de símbolos a eliminar. Pero nosotros le cedemos el trabajo ya realizado, que ellos pueden verificar y corregir en caso de error u omisión. Pasado este mes, habrá que tomar medidas de presión, que por desgracia es la manera de hacer que se cumplan las leyes; y desde luego, llamaremos a los partidos e instituciones citados a que se manifiesten y denuncien el incumplimiento de manera visible ante toda la ciudadanía.
Los que en Valladolid siempre habéis dado la cara y hablado claro en la lucha contra la impunidad del franquismo y en defensa de la dignidad democrática estáis confluyendo en el Foro por la memoria de Castilla y León. ¿Crees que la experiencia de las luchas de estos años han ayudado a clarificar las posiciones de cada cual en esta tarea?
El proceso ha sido muy clarificador. Cuando esta lucha comenzó, parecía que todos estábamos en la misma línea; pero las cosas se han ido definiendo. Muchas organizaciones se quedaron en el aspecto casi folclórico del tema; sus posiciones ideológicas les frenaron, querían que la Memoria Histórica se ciñera estrictamente al homenaje particular, a los trabajos personales subvencionados por el estado, a sacar un librito, y poco más… Pero el fondo del problema, la raíz de toda esta maraña, es la impunidad con que el franquismo ha actuado en nuestro país; una Transición muy mal hecha, unas leyes de punto final, un mantenimiento de estructuras dictatoriales que es lo que ha permitido que las cosas estén como ahora vemos. Y claro, los que hemos aguantado, los que hemos querido ir un poco más allá, hasta la raíz del problema, confluimos, como no podía ser de otra manera.
¿Es posible tener una sociedad democrática, que defienda valores solidarios y derechos sociales manteniéndose el franquismo legal e impune? ¿Qué puede hacer la ciudadanía de Valladolid para ayudar en esta tarea?
No, no es posible. Nuestra sociedad no puede ser una sociedad sana con semejante punto de partida. Otros países europeos sufrieron regímenes fascistas y nazis; y allí se trabajó para erradicar, limpiar, curar esas sociedades de cualquier vestigio. Eran regímenes, como el franquista, criminales, insanos, basados en la fuerza y el aplastamiento de los ciudadanos, y hubo que declararlos ilegales y juzgar a los responsables para comenzar de nuevo e implantar un régimen democrático de verdad. La ciudadanía de Valladolid, como la de todo nuestro territorio, tiene que exigir el final de la impunidad, el saneamiento y la limpieza de cualquier vestigio de la dictadura, la condena e ilegalización de un régimen vergonzoso, condenado en toda Europa y paradójicamente, defendido a fecha de hoy por algunos sectores en nuestro país.
 Necesitamos memoria, ciertamente, pero no solo de lo sucedido hace mucho tiempo, sino también de las luchas de ayer mismo, las que nos permiten comprender la ceremonia de la confusión que hoy sufrimos, para poder superarla. Gracias Orosia, a tí y a tus compañeros, por vuestro ejemplo, por vuestra lucha de todos estos años y por vuestra entrega en esta tarea.