Será leído este texto:
Terror,
miedo…. sumisión, en Plasencia……
¿Ayer es tiempo todavía?
/……………/Escucho el fluir del río/
de una historia inacabada;/
deshilvano el ovillo de la memoria./
¿Estoy oyendo?/
En Plasencia la acción criminal represiva de los
falangistas fue brutal, inhumana, para no olvidar…¡¡¡ Nunca!!!
Después de tantos años de silencio,
por el miedo irredento de todos, el
miedo hace sumiso a las gentes, y con el miedo viene su dominio, es necesario propagar una atmósfera de terror. Tenemos que crear una
impresión de dominación… dijo Mola…, nosotros tenemos la obligación de rememorar a
aquellos mártires que pagaron con su vida su dedicación política a los
ciudadanos…, a la República, para hacer
prosperar la ciudad a la que tanto amaban…
”No
desaparece lo que muere, sólo lo que se olvida”. Su memorización nunca con ánimo de rencor, el olvido no es sinónimo de
reconciliación como muchos tratan de
decirnos, lo he oído demasiadas veces, sino por todo lo contrario, para impedir que hechos tan execrables se repitan…
Rememorémosles a través de estas
líneas del extraordinario historiador Julián Chaves, la historia, luz de la
verdad, decía Cicerón: Las detenciones de
individuos sospechosos se multiplicaron, estando acompañadas, por lo general,
de fuertes palizas. El día 19 de Julio hubo 19 detenciones, una de las cuales
fue la de Julio Durán. El vecindario, aterrorizado
por lo que estaba sucediendo, se refugió en sus domicilios, abandonándolos
sólo para asuntos ineludibles. Ciertamente no era para menos. Horas después de
descargar sus bombas los aviones
republicanos, con la más absoluta impunidad fueron fusilados seis
vecinos, alguno de ellos, como detallaremos a continuación, en el mismo casco
urbano, provocando acciones de pánico entre una población que había asistido
atónita al bombardeo y que ahora observaba con no menos asombro cómo se
fusilaba a personas cerca de sus casas. Era el terror lo que trataban de
infundir, por eso procuraban que los vecinos lo presenciaran y les sirviera de
escarmiento…
Al
cenetista Nicolás Benavente Velas,
labrador de profesión, le detuvieron los falangistas locales el mismo día 17 (de agosto) cuando
trabajaba en las tareas agrícolas. Se lo llevaron al sitio conocido por «Los
Pinos», en el extrarradio, entonces, de Plasencia, donde le fusilaron. Dejó
mujer y dos hijos.
El socialista Pedro Rabazo Sánchez, jornalero de profesión, fue diputado
provincial durante los primeros años de la República y secretario del comité de
Juventudes Socialistas, desarrollando una ingente actividad política en la
etapa de Frente Popular desde su cargo de concejal del Ayuntamiento. Al parecer
se encontraba enfermo en su domicilio poco después del bombardeo. Llevándoselo
hasta el puente sobre el arroyo «Niebla» donde lo pasaron por las armas.
Finalizamos
nuestro relato sobre la jornada del 17 de agosto, con cuatro casos de muerte en
las mismas calles de Plasencia. Dos de las víctimas fueron José Parazón López y Francisco Cachorro Sánchez, de profesión
carpintero y mecánico, respectivamente, a quienes los ejecutaron en el barrio
Alto de San Juan, cerca de la placentina Puerta Talavera.
Otra
la del socialista, zapatero de profesión, Galán
Hernández, a quien detuvieron en las primeras horas de la tarde un grupo de
falangistas, fusilándole en la calleja de las Escuelas Graduadas, muy cerca del
lugar del aceite. Sus últimos momentos tuvieron un testigo de excepción,
Severiano Caldera, topo
placentino, que lo describió así: «Hoy, sobre las tres de la tarde, desde mi
ventana oigo gritar a un chico que va con los brazos en alto y llorando. Va
custodiado por falangistas armados, uno de los cuales dice: “No te preocupes
que no te va a pasar nada”. Este muchacho, Francisco Galán, pertenece a la Sociedad
de Trabajadores de la Tierra, pero es un simple afiliado, sin cargos de
responsabilidad en el partido. Pasados unos treinta metros escucho repiqueteo
de un fusil: le han fusilado».
Y sigue la tragedia: La última defunción de ese día correspondió a Teodora Velasco Durán, de 14 años de
edad. Sucedió cuando llevaba alimentos a un familiar que se encontraba recluido
en la cárcel (su hermano, Victoriano Velasco Durán, ingresado en prisión el día
21 de julio de 1936). Uno de los vigilantes disparó contra ella, causándole la
muerte instantánea. Teodora constituyó una víctima más de la barbarie que asoló
en este día a la ciudadanía placentina, protagonizada por unos hombres,
falangistas sobre todo, que mostraban de esta forma su irritación por el
bombardeo.
Pero lo peor quedaba por llegar
desgraciadamente: El 19 de agosto se
produjeron nuevas ejecuciones de republicanos. En este caso, los tres
placentinos afectados, Julio Durán
Pérez, Consuelo Alonso Elizo y Joaquín Rosado Álvarez de Sotomayor, habían
tenido gran protagonismo durante la etapa republicana. El primero de ellos, Julio Durán, fue alcalde de Plasencia
entre 1931 y 1933, estando considerado como uno de los dirigentes socialistas
comarcales más destacados. Consuelo
Alonso, comerciante, militaba en Izquierda Republicana desde su
constitución en 1934 [antes había pertenecido al Partido Radical Socialista de
Marcelino Domingo, cofundador con Manuel Azaña de Acción Republicana, cuyo
máximo exponente en nuestra ciudad era Modesto Durán, de Izquierda Republicana],
ocupando varios cargos de carácter local en esa organización.
Joaquín Rosado Álvarez de Sotomayor,
era director del Laboratorio Municipal y dirigente socialista. Los dos primeros
ingresaron en el depósito municipal el mismo día en que los insurgentes
controlaron Plasencia, y Joaquín al día siguiente. Permanecieron en prisión por
espacio de un mes, siendo durante ese tiempo visitados por sus familiares que
les facilitaban alimentos. El 19 de agosto, al presentarse éstos en la cárcel,
los funcionarios les indicaron que no se encontraban allí. El temor y la
angustia se apoderaron de ellos, tratando por todos los medios a su alcance de
averiguar su paradero. Pronto lo supieron. Habían sido sacados del recinto
carcelario de madrugada junto a otros tres prisioneros más: Pedro Mirón García y Eleuterio González
Tabernero, vecinos de Malpartida de Plasencia, y Abelardo Montero Muriel,
médico de Garganta la Olla. A los seis los montaron en una camioneta, marchando
detrás un automóvil ocupado por destacados falangistas placentinos. La
expedición se detuvo a la altura del término municipal de la Oliva de
Plasencia, concretamente en la finca de El Almendral, donde bajaron a los
detenidos, fusilándolos.
En la jornada siguiente a esas
muertes, nuevamente tendremos noticias de otro caso de fusilamiento. Se trata
de un individuo no identificado —desconocido según consta en el Acta de
Defunción— cuyo cadáver se encontró en el kilómetro tres de la carretera de
Plasencia-Barco de Ávila… Bien pudiera ser el de Eloy Muñoz Prieto de Barrado,
nunca se supo nada de él….
Otra persona significativa sacrificada
por las huestes falangistas fue Casimiro
Sánchez Núñez, Alcalde excelente de Barrado, que fue muerto trágicamente,
por procedimientos inhumanos, inconcebibles para cualquier ser humano, el día
25 de Octubre de 1936, y enterrado en sitio ignoto y aún no descubierto…
Al lado del Cementerio, es sus tapias,
se excavó una fosa donde recibieron sepultura…, es un decir porque los lanzaban
como “saco de patatas”, a cerca de 80
personas, los placentinos señalados de antemano y otros de
pueblos limítrofes…
Como “rojos” malditos no eran “dignos”
de ser enterrados en el Cementerio que Franco “hizo” religioso, la República los había declarado
“racionalmente” laicos, y la Iglesia inmisericorde aceptó, siempre propensa a hacer “una
labor proterva y demoníaca, consistente en defender la falsedad en defender la
injuria, defender la calumnia, emponzoñando de esta suerte las conciencias y
desmedrando la potencia heroica moral del individuo español”.
…Y no quiero olvidarme de Alejandro Sánchez Zancas, intelectual
placentino, cuyos artículos
extraordinarios se pueden ver en el Avance, periódico placentino, y otros
nacionales, y cuya hija Pilar no ha cejado en su empeño en descubrir cómo fue
su muerte y, por supuesto, dónde fue enterrado… Otro fue Raimundo
Lorenzo Pico, también concejal, y conserje de la Plaza de Abastos……
Y
fuera de las fronteras extremeñas encontramos a Joaquín Bravo Lucena,
perteneciente a Izquierda Republicana, miembro de una saga de otros tres
hermanos, Rafael, que fue concejal del
ayuntamiento placentino por el Partido Socialista, encarcelado el 20 de julio de 1936, junto a
sus otros dos hermanos, Doroteo y Enrique,
que tuvo peor suerte y fue encarcelado en el penal inhumano de
Valdenoceda, donde murió como la mayoría de una forma trágica el 13 de
Noviembre de 1942.
… Y quiero hacer un recuerdo
emocionado de Nicolás Benavente que
ayudó a dignificarlos enterrándolos en una fosa dentro del Cementerio…..
FDº ANTONIO SÁNCHEZ-MARÍN ENCISO. 7310558P CALLE
REGIMIENTO ASTURIAS 2-PORTAL 8-2º B- 28710 EL MOLAR (MADRID) T. 918410443 MÓVIL 606408209
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