ENRIQUETA IGLESIAS MEANA, NATURAL DE MACEDA, PRESA NA CADEA DE VERÍN EN 1937 POR NON DELATAR AO SEU HOME, COMUNISTA. ARTIGO DE "LA REGIÓN" QUE REVELA A BRUTAL HUMILHACIÓN SUFRIDA POR ESTA MULHER.
La Región 4 de febreiro de 1937, artigo asinado por R.T. (facilitado por Edelmiro Martínez Cerredelo e pendurado na web: http://www.josealimia-requete.com/verin.html)
ACTO CONMOVEDOR EN LA PRISIÓN DE ESTA VILLA
El pasado jueves, en el acto que tuvo lugar en la prisión de esta villa, hombres de carácter recto tuvieron que enjugar sus ojos de lágrimas. La emoción se adueñó de los espíritus y aquel día, cuyo recuerdo nos seguirá siempre en la ruta de nuestra vida, nuestras almas y las de los recluidos se purificaron con el llanto acercándose a Dios.
La génesis de acto tan trascendental tuvo su origen en el ingreso en esta prisión de una mujer cuyas ideas extremistas en pugna con los principios básicos de la Religión y de la Patria la alejaron de Dios y de la sociedad.
El culto jefe del establecimiento penitenciario, don Alfredo Vila Barros, en unión de la directiva de la Juventud Católica femenina de esta localidad, dirigió sus esfuerzos por la senda de la caridad, al objeto de conseguir que una niña, nacida de la extraviada mujer, en una celda carcelaria y ésta fuesen auxiliadas debidamente. Y el pueblo altruista y siempre humanitario respondió con largueza a tal llamamiento. Extendiese la acción de tan benemérito funcionario y distinguidas señoritas a una labor de persuasión, argumentada sólida y cristianamente, encaminada a lograr que la neófita recibiese las aguas bautismales. Y esa labor llevada a cabo con tesón y cariño dio óptimos frutos: La hija de la reclusa entró en el seno de la Iglesia. Julita Tresguerras. Tesorera de la Juventud Católica.
Y a los pocos días, Enriqueta Iglesias Meana, que éste es el nombre de la reclusa, quiso lavar sus culpas ante el Altísimo y pidió la confesión.
Fue el 28 de enero, cuando los 23 encarcelados en la prisión de Verín oyeron fervorosamente la primera misa que después de seis años se celebró en nuestro establecimiento penitenciario, comulgando todos en ella con unción evangélica. Ofició en el Santo Sacrificio nuestro prestigioso párroco Dr. D. Santiago Rodríguez, ayudado por los detenidos don Indalecio Pazos y don Ramiro Isla. Durante la misa, a la que asistieron las Autoridades presididas por el digno Comandante Militar de esta plaza, el elemento oficial y numeroso público, un coro de encantadoras señoritas cantó sentidísimas plegarias. Al final nuestro venerable y culto párroco pronunció una plática sublime plena de emoción.
En párrafos bellísimos desarrolló conceptos relativos a la hora de prueba y tribulación de un fondo sencillamente admirable. Fue un discurso perfecto de forma y concepción.
Las encantadoras señoritas Jesusa Ovelleiro, Esther Otero, Julita Tresguerras, María del Carmen Argiz y Encarnación Taboada que con exquisito gusto arreglaron la capilla de la cárcel, sirvieron después a la población penal un suculento desayuno.
Los presos hicieron ante el señor Comandante Militar protestas de arrepentimiento y acendrado patriotismo.
No queremos cerrar estas líneas sin enviar nuestros plácemes sinceros a cuantos han cooperado a realizar tan trascendental acto.
La génesis de acto tan trascendental tuvo su origen en el ingreso en esta prisión de una mujer cuyas ideas extremistas en pugna con los principios básicos de la Religión y de la Patria la alejaron de Dios y de la sociedad.
El culto jefe del establecimiento penitenciario, don Alfredo Vila Barros, en unión de la directiva de la Juventud Católica femenina de esta localidad, dirigió sus esfuerzos por la senda de la caridad, al objeto de conseguir que una niña, nacida de la extraviada mujer, en una celda carcelaria y ésta fuesen auxiliadas debidamente. Y el pueblo altruista y siempre humanitario respondió con largueza a tal llamamiento. Extendiese la acción de tan benemérito funcionario y distinguidas señoritas a una labor de persuasión, argumentada sólida y cristianamente, encaminada a lograr que la neófita recibiese las aguas bautismales. Y esa labor llevada a cabo con tesón y cariño dio óptimos frutos: La hija de la reclusa entró en el seno de la Iglesia. Julita Tresguerras. Tesorera de la Juventud Católica.
Y a los pocos días, Enriqueta Iglesias Meana, que éste es el nombre de la reclusa, quiso lavar sus culpas ante el Altísimo y pidió la confesión.
Fue el 28 de enero, cuando los 23 encarcelados en la prisión de Verín oyeron fervorosamente la primera misa que después de seis años se celebró en nuestro establecimiento penitenciario, comulgando todos en ella con unción evangélica. Ofició en el Santo Sacrificio nuestro prestigioso párroco Dr. D. Santiago Rodríguez, ayudado por los detenidos don Indalecio Pazos y don Ramiro Isla. Durante la misa, a la que asistieron las Autoridades presididas por el digno Comandante Militar de esta plaza, el elemento oficial y numeroso público, un coro de encantadoras señoritas cantó sentidísimas plegarias. Al final nuestro venerable y culto párroco pronunció una plática sublime plena de emoción.
En párrafos bellísimos desarrolló conceptos relativos a la hora de prueba y tribulación de un fondo sencillamente admirable. Fue un discurso perfecto de forma y concepción.
Las encantadoras señoritas Jesusa Ovelleiro, Esther Otero, Julita Tresguerras, María del Carmen Argiz y Encarnación Taboada que con exquisito gusto arreglaron la capilla de la cárcel, sirvieron después a la población penal un suculento desayuno.
Los presos hicieron ante el señor Comandante Militar protestas de arrepentimiento y acendrado patriotismo.
No queremos cerrar estas líneas sin enviar nuestros plácemes sinceros a cuantos han cooperado a realizar tan trascendental acto.
BIOGRAFÍA:
Enriqueta "A Camarada" naceu en Maceda e aos 25 anos foi detida nos anos corenta por non delatar ao seu home. Foi xulgada en Ourense e condeada a seis anos de prisión. Cando o réxime establece unha política de redución de poboación penitenciaria, a Lei de 4 de xuño de 1940 vai permitir a aplicación de liberdades condicionais para as presas con condeas inferiores a seis anos e un día, sempre que tivesen demostrado a súa corrección e contasen con informes favorables. Pero isto resultaba difícil de cumprir e, concretamente, o Comandante da Garda Civil de Maceda recomendou a denegación da solicitude de liberdade condicional para Enriqueta Iglesias por, segundo as súas palabras, "propagandista de ideología muy comunista cuya presencia sería muy peligrosa para el Movimiento". Tras este informe Enriqueta non foi liberada senón trasladada ao penal de Santurrarán.
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