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La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, se ha comprometido a colocar en el muro de la tapia del cementerio de Granada un memorial con los nombres de las casi 4.000 víctimas del franquismo que fueron asesinadas.
Los familiares de las víctimas verán hecho realidad en un año la instalación de un memorial con el nombre de los casi 4.000 represaliados que fueron asesinados en la tapia del cementerio de Granada los días posteriores a la sublevación militar que precedió a la guerra civil.
La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, se ha comprometido ante los familiares de las víctimas y los distintos colectivos en defensa de la memoria histórica a materializar un deseo que se persigue desde que las tapias del camposanto fueron declaradas Lugar de la Memoria Histórica de Andalucía, un reconocimiento que impidió al Ayuntamiento de Granada seguir retirando la placa que cada aniversario colocaban los seres queridos de los que allí murieron.
Aguilar aprovechó su estancia en Granada para anunciar que presentará en el próximo periodo de sesiones del Parlamento andaluz la Ley de Memoria Democrática que permitirá desarrollar un plan de exhumación, seguir trabajando en el banco de ADN para víctimas y represaliados, actualizar el plan de fosas y el catálogo de lugares de memoria, y publicar el inventario de símbolos franquistas para su posterior eliminación de las calles de los pueblos y ciudades de Andalucía.
En la explanada de tierra señalizada como ‘Lugar de Memoria Histórica de Andalucía’ se dieron cita unas 200 personas para honrar la memoria de las víctimas. Entre el público, además de familiares, se encontraban representantes del Gobierno andaluz, concejales y responsables del PSOE, Vamos Granada-Podemos e IU y dirigentes sindicales de UGT y CCOO. Un año más no hubo representación del gobierno municipal de Granada.
En el homenaje a las víctimas de la guerra civil, presentado por la periodista Amina Nasser, intervinieron Juan Francisco Arenas de Soria, Francisco Vigueras y Silvia González, en representación de los colectivos memorialistas; el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena; la vicepresidenta del Parlamento andaluz y secretaria provincial del PSOE, Teresa Jiménez; los familiares en representación de las víctimas, Gabriel Fernández Valladares yAntonio Monleón Anguita; y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, que fue la encargada de cerrar el turno de palabra y dar paso a la ofrenda floral de la mano de Pepa Miranda, nieta de José Miranda Lara, fusilado en las tapias el 7 de agosto de 1936, y familiar de otras cuatro personas más asesinadas.
Por primera vez en muchos años un presidente de la Diputación de Granada, en este caso el socialista José Entrena, asistía a un acto en recuerdo de las víctimas. Entrena aludió al área de la Memoria Histórica y Democrática de reciente creación que por primera vez figura en el organigrama de la Diputación para “reparar la memoria de los fusilados y de sus familias, y ayudar a que se haga justicia”.
Trajo a la memoria la labor desarrollada entre 1931 y 1936 por el presidente de la Diputación, Virgilio Castillo Carmona, y sus más estrechos colaboradores –Francisco Gómez Román, Miguel Tovar, José García Vicente, Manuel Pedrosa, Manuel Fernández Montesinos y Juan Miguel Pérez Larios– fusilados en el mismo lugar en el que cada año se celebra el homenaje.
Especialmente emotivos fueron los relatos de los familiares en representación de las víctimas, Gabriel Fernández Valladares y Antonio Monleón Anguita. Gabriel, hijo del concejal socialista Juan Fernández Rosillo, fusilado el 7 de agosto de 1936, apenas pudo contener la emoción que le embargaba y leer unas palabras dedicadas a su padre y a las víctimas de la represión franquista.
Las pocas pertenencias que guarda de su padre las atesora en una pequeña carpeta. Allí se amontona una fotografía de su padre, el facsímil del acta de la corporación municipal de 1931, un cartel donde aparece su padre como presidente de la comisión de fiestas del Corpus de 1936, los partes de defunción e incautación de bienes a su familia y la carta que su padre dirigió a su madre desde la cárcel. La misiva se cierra con el sueño de poder presenciar alguna de aquellas películas en blanco y negro que ya entonces se programaban en Granada.
Por su parte, Antonio Monleón Anguita se refirió al fusilamiento de su abuelo Ricardo Monleón Martín, agente judicial y secretario del juzgado de Guadix, acusado de rebelión por un tribunal militar una vez finalizada la guerra civil. “Qué terrible paradoja que los que se sublevaron contra la Constitución acusaran de rebelión militar a los leales a ella, y qué paradoja que en la actualidad miembros destacados del partido que nos gobierna insulten y vejen a las víctimas de la represión y a sus familiares sin que ningún fiscal actúe con la contundencia y rapidez con la que ha actuado en otros casos”.
A su abuelo y otras dos personas más, Miguel Pujada y José López, los fusilaron contra una tapia del cementerio de Guadix y fueron enterrados en una fosa común con 148 represaliados. Su familia no ha querido sacar sus restos de la fosa porque considera que “es un buen homanaje colectivo que todos los enterrados en ella permanezcan juntos e identificados”. Laura, la tía de Antonio e hija de Ricardo Monleón, murió el pasado año y sus cenizas, por expreso deseo, fueron esparcidas en el lugar en el que descansan las víctimas. Antonio animó a otros familiares para que puedan hacer lo mismo, siempre que lo desean, porque “creemos que es una forma muy hermosa de mantener la memoria sin rencor”.
Antonio también leyó extractos del diario de una de las víctimas que coincidió con su abuelo en la ermita de San Antón, convertida en aquellos años en improvisada cárcel, donde los presos eran salvajemente maltratados antes de pasarlos por las armas.
“Quiero reivindicar la memoria, nuestra historia que algunos quieren arrebatar a las víctimas a las que un día dañaron y que hoy, muchos años después, siguen dañando con el olvido y con la infamia. A nuestros muertos los quieren matar dos veces, pero no lo van a conseguir”.
María Martín se encargó como cada año de cantar el himno de Andalucía. Pero antes, en el turno de discursos, Silvia González, de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, tuvo palabras de recuerdo para una persona comprometida con los valores republicanos y familiar de varias víctimas del franquismo que falleció el pasado 22 de junio. Para Gregorio Morales Villena fue uno de los besos lanzado al cielo, acompañado de una salva de aplausos de los allí presentes.
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