dimarts, 21 de juliol del 2015

Los mutilados en la España franquista: vencedores y vencidos. Eduardo Montagut.


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Los mutilados en la España franquista: vencedores y vencidos
En la España franquista se comenzó muy pronto a abordar la cuestión de los mutilados de guerra. Ya en 1937 se dio un decreto por el que se creaba un organismo oficial para encargarse de los mutilados.
Otro decreto, fechado el 5 de abril de 1939, recién terminada la contienda, establecía el Reglamento del Benemérito Cuerpo de Caballeros Mutilados, luego reformado en 1958. El Reglamento consideraba como “caballero mutilado de guerra” al que había formado parte de las fuerzas armadas, de orden público u organismos semejantes, y hubiera sufrido lesión corporal por distintos medios provocada por los “enemigos, rebeldes, facciosos o sediciosos”, así como por agentes atmosféricos en la guerra o en actos de servicios prestados en la represión de delitos contra la seguridad del Estado, de España o de los ejércitos. Otra categoría era la denominada “mutilado accidental”. Se trataba de aquel que en tiempo de paz habría sufrido lesiones por manipulación de armas.
Los mutilados de guerra dependían de la Dirección General de Mutilados y lucían una medalla, cuyo símbolo era un aspa dorada y la leyenda: “Franco, 18 de julio de 1936”.
Dentro de los mutilados de guerra se establecieron categorías en función de sus lesiones y dentro de cada una se diferenció entre los que lo eran por guerra o por acto de servicio, como hemos visto. En primer lugar estaba el “mutilado absoluto”, con una gratificación denominada “gran mutilación” y que suponía hasta un 80% por encima de su sueldo. Por debajo de los “absolutos” se encontraban los “mutilados permanentes”. Tantos los “absolutos” como los “permanentes” podían compatibilizar las ayudas o gratificaciones con un trabajo remunerado. En tercer lugar, estaban los “útiles”, que significaba que podían continuar en su situación militar y pertenecían al cuerpo de mutilados solamente a efectos de pensiones y prerrogativas.
Los mutilados republicanos no pertenecían a este cuerpo ni gozaban de prerrogativas, privilegios ni recibían compensaciones o gratificaciones. Pero en los años sesenta se organizaron. En 1968, Florentino Martínez Durán y otros mutilados republicanos crearon la Liga de Mutilados e Inválidos de la Guerra de España y presentaron en las instancias oficiales la autorización para ser una organización legal. El Ministerio de la Gobernación rechazó tal pretensión aduciendo vicios formales. Fueron corregidos estos errores y se volvió a presentar la solicitud. De nuevo, fue denegada. No se amilanaron y presentaron un recurso al Tribunal Supremo en enero de 1974, que lo desestimó.