LIBRERÍA CAZARABET | EL SUEÑO IGUALITARIO
Un libro que nos llega gracias al compromiso para con la recuperación de la Memoria Histórica del colectivo del Autobús de la Memoria.
En su día la Asociación del Autobús de la memoria en Navarra hizo un llamamiento para que la gente señalase los lugares que guardasen, todavía relación, en forma de símbolos, monolitos y demás con el franquismo, el golpismo y todo lo relacionado con la dictadura. La gente respondió tan bien que el Autobús de la memoria ha podido hacer un libro muy explícito, editado por Pamiela, sobre el presente, hoy y ahora, de la dictadura en navarra porque, de alguna manera, con sus símbolos y simbología se está manteniendo, y mucho, todo esto de encontrarte o ver: monolitos, cruces, nombres grabados y esculpidos en piedra.
Cazarabet conversa con los amigos del Autobús de la memoria.
¿Permanecen todavía hoy y ahora en el territorio navarro demasiados lugares que rinden homenaje a la memoria del régimen y de la dictadura franquista?
El libro recoge, sin tratarse de un trabajo exhaustivo, numerosos ejemplos de todo tipo situados en toda la geografía navarra. Entre los más llamativos se encuentra el «Monumento a los Caídos», en Pamplona, que, tras el del Valle de los Caídos, es el mayor construido en todo el Estado. Parte de sus inscripciones están hoy cubiertas, pero su cúpula sigue luciendo las pinturas golpistas del fascista Stolz. Y en su cripta, a la que se accede desde la iglesia de Cristo Rey, situada en uno de los extremos del complejo monumental, siguen los cuerpos de los golpistas Mola y Sanjurjo. Cripta en la que, con el visto bueno del arzobispado, se celebran todos los 19 de mes misas en su recuerdo y exaltación del golpe.
El libro recoge algunos de los símbolos ya eliminados, porque es importante dejar constancia de que la mayor parte han permanecido y permanecen, bien entrado el siglo XXI. Es importante que en otros lugares se hagan trabajos similares, para que quede constancia de la permanencia y adaptación a los tiempos del horror del golpe.
Los "bienes" de la Iglesia: sus edificios, capillas, catedrales y demás siempre ocupan los mejores solares de un pueblo, de una ciudad y, bien, aquí se comparte con la dictadura y con los "caídos por España". ¿Se comenten varias vulneraciones a la vez de los DDHH, no?
En Navarra la presencia de la Iglesia es consustancial al golpe, tanto en su preparación, en su puesta en práctica y en su mantenimiento posterior. Fue el obispo Olaechea el que bautizó el golpe como «Cruzada». Pero, salvo excepciones, que tampoco pusieron en peligro su integridad con tomas de postura que les exigía su religión, los curas tomaron parte activa en muchos pueblos, señalando y haciendo listas de quienes debía ser asesinados o participando activamente, armados, en sacas y ejecuciones. No se puede olvidar que en Navarra no hubo frente de guerra y que fueron asesinadas unas 3.400 personas. Próximamente saldrá una nueva investigación que recoge información sobre los miles de detenciones indiscriminadas que se llevaron a cabo en los primeros momentos, de las que han quedado pistas en otro tipo de archivos, como los municipales no expurgados. Quedan otros, como los de la cárcel de Pamplona, que siguen sin abrirse, contraviniendo el acuerdo parlamentario de 2003.
¿Qué parte de responsabilidad tiene en la presencia del franquismo y en esa simbología y memoria casi permanente, la Iglesia?
La Iglesia, a pesar de la aparición de movimientos obreristas o de «cristianos de base», ha seguido manteniendo su apoyo permanente al franquismo en evolución, siendo un factor fundamenteal en el control social llevado a cabo, especialmente, en pueblos y núcleos rurales. Lógico, ya que las prebendas del Concordato franquista renovados por los gobiernos de la Transición y elegidos en votaciones, son cuantiosas. Tal vez lo que habría que preguntarse es por qué esos sectores de la Iglesia teóricamente enfrentados con la Jerarquía siguieron dentro, viviendo de las mismas rentas y cumpliendo una cierta función de lavado de cara.
¿Se nota, en alguna cosa, que Navarra estuvo tan "preñada" del carlismo y del Requeté?
Carlismo e Iglesia son inseparables, dos caras del mismo integrismo. Hoy día el Partido Carlista es algo tan residual como patéticos sus actos anuales en las faldas de Montejurra. Monte que hace no tanto tiempo se llenaban de boinas coloradas. Aunque su práctica desaparición como organización política pueda hacer pensar lo contrario, de la misma manera que la energía no desaparece, los carlistas tampoco, permaneciendo en muchos de los comportamientos, especialmente de la mano de la Iglesia. Como ejemplo, dos de las manifestaciones que permanecen hoy con amplio eco social, aunque muchos de los participantes lo desconozcan, son las llamadas Javieradas, así como los actos que se llevan a cabo con el Ángel de Aralar. Este último también ligado al mundo nacionalista vasco, pero de similares devociones para carlistas y Falangistas, como lo muestran los periódicos de la época. Al ángel de Aralar lo reciben tanto el Ayuntamiento de Pamplona como el Parlamento, contraviniendo expresamente lo que dicta la Constitución.
Las Javieradas las pusieron en marcha los carlistas tras la guerra, como acción de gracias por la victoria, de la mano, también, del obispo de la Cruzada, y hoy siguen celebrándose con miles de participantes, en una muestra de anacronismo en pleno siglo XXI. La Hermandad de Caballeros de la Cruz, que guarda sus reales en la cripta del monumento a los Caídos, siguen presentes en las mismas, así como en el amplio recinto dedicado a los carlistas en el cementerio de Pamplona, donde organizan sus mascaradas.
Bueno, "el Opus Dei" no habrá hecho nada por desmaquillar la simbología franquista.
El Opus Dei es una de las fuerzas vivas más decisivas, con la influencia social que ejerce a través de su Universidad y de los tinglados económicos, como la clínica Universitaria y centros de investigación creados a su sombra, así como con el Museo recientemente puesto en marcha en el campus universitario, con el que pretenden perfeccionar el control cultural sobre Pamplona. Pocas universidades hay que sean capaces de imponer un ambiente cultural más condicionado por su particular ideología.
¿Cómo ha sido el trabajo de documentación y la metodología que habéis seguido?
Como se aprecia en el libro, el trabajo ha consistido en la recogida de información de todos los elementos relacionados con la simbología golpista, agrupándolos por temáticas diferentes, que pueden verse en el índice que se adjunta. Cada apartado contiene ejemplos gráficos de todos ellos, que sirven de complemento a los textos que lo explican (unas quinientas imágenes). Y estos apartados se acompañan de anexos diferentes que completan la información general, centrándose en aspectos concretos, de mayor relevancia y representativos, de autores diferentes que han colaborado.
Al final se recogen listados de fichas de personas con presencia pública.
Como medio de información utilizamos la web del Autobús de la Memoria, en la que, mediante una fichas preparadas al efecto, solicitábamos información de personas de los pueblos que supieran de la existencia de los símbolos.
El propósito fundamental ha sido el de divulgación, que pueda llegar al mayor número de personas, pues uno de los problemas más graves es el de la desmemoria, y la falta de comunicación y recogida del testigo con las nuevas generaciones. Por ello el libro mantiene un equilibrio entre lo más teórico y lo gráfico.
Utilizamos preferentemente el término «golpista» con preferencia a «franquista», ya que el revisionismo que viene desarrollando el carlismo se reclama como «antifranquista» (no dicen que este maquillaje se debe a que Franco no les dio lo que creían que les correspondía por su fundamental contribución al golpe), por lo que con «golpistas» no pueden eludir ni manipular su tan decisiva organización y participación en el golpe contra la República.
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