Han pasado muchos años, pero septiembre trae malos recuerdos, el 13 de ese mes de 1971 el albañil y sindicalista militante de CC.OO y del PCE, Pedro Patiño Toledo moria bajos los disparos de la guardia civil antes de las nueve de la mañana en la antigua carretera de Villaverde a Leganes, cuando con otros compañeros formaba parte de un piquete llamando a la Huelga de la Construcción.
Dos años mas tarde, 1973, días después de un reparto de propaganda frente a una fábrica textil en Igualada (Barcelona), Cipriano Martos Jimenezfue detenido por la Guardia Civil el 25 de agosto y permaneció encerrado en el cuartel de Reus hasta que, tras dos días de interrogatorios, tuvo que ser ingresado en estado grave en el Hospital de Sant Joan con el aparato digestivo abrasado por un líquido corrosivo. Acusado de pertenecer al PCE (m-l)
En su piso, los agentes habían encontrado justamente ácido sulfúrico, uno de los componentes para fabricar cócteles molotov.
Prácticamente incomunicado, sin que nadie avisara de su situación a la familia y con una pareja de guardias civiles vigilándolo permanentemente en el hospital reusense, estuvo agonizando durante 21 días, hasta que falleció por una perforación de estómago.
Una vez realizada la autopsia, el cadáver fue enterrado, sin la presencia de ningún familiar ni abogado, en una fosa común en el cementerio de Reus el 20 de septiembre de 1973, según consta en el registro del propio cementerio.
Dos años más tarde, como represalia por la muerte del policia nacional Lucio Rodríguez en la calle de Alenza el 14 de julio de ese año, y digo represalia porque el consejo de guerra sumarisimo celebrado en El Goloso, los días 11 y 12 de septiembre contra varios militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriotico), tuvo todas las irregularidades propias de los juicios habidos bajo el fascismo, dando como resultado la condena a muerte de tres procesados, de los cuales fue ejecutado Jose Humberto Baena López.
Con las mismas grarantias procesales, tuvo lugar el 18 de septiembre en el mismo lugar otro consejo de guerra sumarisimo, por la muerte del teniente de la guardia civil Antonio Pose Rodríguez en Carabanchel el 16 de agosto. Igualmente fueron condenados a muerte cinco procesados, entre ellos dos mujeres, de los cuales fueron ejecutados Ramón García Sanz y José Luis Sánchez-Bravo Solla.
El 27 de septiembre de 1975, Humberto Ramón y Jose Luis fueron fusilados en las dependencias militares de Hoyo de Manzanares (Madrid), entre las 9h y las 10 h, primero Ramón (27 años), luego Jose Luis (22 años) y despues Humberto (24 años).
Los pelotones de fusilamiento estaban formados por policias y guardias civiles, todos VOLUNTARIOS.
El único civil que pudo asistir fue el párroco de la localidad, que relato después la ejecución:
Además de los policías y guardias civiles que participaron en los piquetes, había otros que llegaron en autobuses para jalear las ejecuciones. Muchos estaban borrachos. Cuando fui a dar la extremaunción a uno de los fusilados, aún respiraba. Se acercó el teniente que mandaba el pelotón y le dio el tiro de gracia, sin darme tiempo a separarme del cuerpo caído. La sangre me salpicó.
El mismo día fueron fusilados en Barcelona, Juan Paredes Manot, Txiki, de 21 años, juzgado en Consejo de Guerra sumarísimo celebrado el 19 de septiembre en el Gobierno Militar de Barcelona y acusado de un atraco en la sucursal del Banco de Santander de la calle Caspe de Barcelona el 6 de junio, atraco en el que, a causa de un tiroteo, murió el cabo primero de la policía armada Ovidio Díaz López, y en Burgos, Ángel Otaegui, de 33 años, juzgado en el Regimiento de Artillería de Campaña 63 de Burgos el 28 de agosto acusado de la muerte del cabo del Servicio de Información de la Guardia Civil Gregorio Posadas Zurrón, en Azpeitia, el 3 de abril de 1974. Ambos militantes de ETA político-militar.
El domingo 25 les recordaremos.