martes, 15 de septiembre de 2015
Un poema de Angelina Gatell
IMAGEN
Me miro en el espejo, me escudriño
en esa imagen confusa que ante mí comparece
solicitada aún por la memoria.
Pero ya nada en ella es como fue.
El tiempo
ha ido trabajando sobre su piel el frío,
la extinción de la luz, la afrenta
inopinada de los días.
Por sus manos gastadas cruzan
prominentes arroyos por donde va la sangre
en busca de la muerte.
En sus ojos
persisten las imágenes
que habitaron el llanto de dos siglos,
las guerras, el derrumbe de los sueños,
el nunca ya posible claror de lo olvidado.
Y sin embargo, cuánta vida
queda detrás, fluyendo hacia el mañana,
atestiguando que ella también estuvo aquí
y a fuerza de dolor fue construyendo
su pálida figura, todavía
laboriosamente absorta ante los vientos.
ANGELINA GATELL
Me miro en el espejo, me escudriño
en esa imagen confusa que ante mí comparece
solicitada aún por la memoria.
Pero ya nada en ella es como fue.
El tiempo
ha ido trabajando sobre su piel el frío,
la extinción de la luz, la afrenta
inopinada de los días.
Por sus manos gastadas cruzan
prominentes arroyos por donde va la sangre
en busca de la muerte.
En sus ojos
persisten las imágenes
que habitaron el llanto de dos siglos,
las guerras, el derrumbe de los sueños,
el nunca ya posible claror de lo olvidado.
Y sin embargo, cuánta vida
queda detrás, fluyendo hacia el mañana,
atestiguando que ella también estuvo aquí
y a fuerza de dolor fue construyendo
su pálida figura, todavía
laboriosamente absorta ante los vientos.
ANGELINA GATELL
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