dimecres, 10 de desembre del 2014

El exilio cultural español en la URSS. Natalia Kharitonova


http://heraldodemadrid.net/2014/12/10/el-exilio-cultural-espanol-en-la-urss/


LIBROS


El proyecto de este libro nació cuando estaba preparando mi tesis doctoral dedicada a la vida y la obra de César Arconada, uno de los máximos exponentes del exilio literario republicano de 1939 en Moscú. Si los españoles que residían en la capital rusa decían ‘el escritor’, según el testimonio del destacado periodista Eusebio Cimorra, también exiliado en la URSS, se referían a este literato palentino. Pero además de su actividad literaria, Arconada participó en numerosos actos culturales del y para el exilio republicano español en la Unión Soviética. Todos estos datos demostraban la envergadura y diversidad de las prácticas culturales de los españoles en la diáspora y su importante aportación a la sociedad soviética. En aquel entonces había muy pocos estudios que tratasen el tema del exilio republicano en Rusia, pero aún menos se conocía sobre la cultura de la comunidad española en este país. No obstante, en el proceso de trabajo uno tras otro llegaban a mis manos materiales, ensayos, manuscritos y testimonios que podrían constituir la base documental de un estudio que permitía comprender cómo era la vida de aquellos españoles que pasaron decenios enteros en Moscú, Leningrado u otras ciudades del vasto país soviético conservando el tesoro cultural y lingüístico a miles de kilómetros de España. Pero quizás el mayor impulso para un nuevo proyecto provino de las entrevistas con los propios españoles que vivieron en la URSS y con los que pude hablar de Arconada. No todo era la información histórica que compartían conmigo. Había entre ellos un obvio deseo de transmitir la memoria de un pasado práctica e injustamente desconocido en ambos países donde les tocó vivir, y la conciencia de que su vida cultural era algo realmente valioso e importante. Así surgió la idea de un estudio general que abarcara varios aspectos de las prácticas culturales de la comunidad exiliada, de las instituciones donde pudieron desarrollarlas y de los proyectos culturales soviéticos en los que colaboraron muchos de ellos. Finalmente, gracias al apoyo de la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación de la Generalitat de Cataluña fue posible llevar a cabo la investigación cuyo fruto está presentado en este libro.
Las fuentes principales fueron los documentos de los archivos de España y Rusia. Conforme a la norma archivística rusa un investigador al realizar la consulta inscribe su nombre en un listado que acompaña las cajas o carpetas que se le entregan. Debo confesar que en muchos casos me sentí como una exploradora de las tierras que durante varios decenios seguían inhabitadas: las hojas que registran los nombres de los que accedieron a la documentación sobre el exilio español permanecían intactas. También en varias ocasiones los datos se escondían entre los fondos generales de las instituciones soviéticas –y a veces son centenares de carpetas, como es el caso de la editorial “Progreso”-, y era necesario dedicar días repasando decenas de papeles, pero los hallazgos recompensaban el tiempo invertido.
Asimismo, el trabajo sería incompleto sin entrevistas con los que vivieron y trabajaron en la URSS, con los protagonistas de la vida cultural de la comunidad desterrada y los familiares de los ilustres exiliados. En 2009 pude conversar con Alejandra Soler que primero fue profesora de los niños españoles y luego, profesora de la Academia de Diplomacia en Moscú. En mis años de estudios de la lengua española leí su nombre en la tapa de un manual, pues es autora de uno de los libros que usamos entonces en el aula, y luego pude conocerla y escuchar la historia de su vida en su casa en Valencia. De hecho, a cada uno de los españoles que vivieron en la URSS y a los que pude entrevistar –y no fueron pocos- podría dedicarse un estudio especial. Recuerdo con mucho agradecimiento mis conversaciones con todos ellos. Estos encuentros aparte de su enorme valor documental, permiten percibir la dimensión humana de la experiencia del destierro, algo que suele permanecer al margen de una investigación histórica pero la nutre, inspira y le infunde un inestimable impulso vital.
Las dos partes del libro están dedicadas a dos vertientes de la vida cultural de los españoles en la URSS. Por un lado están las actividades culturales de los españoles en las instituciones propias que les permitieron mantener y conservar sus señas de identidad. En el centro de atención en este capítulo está la agenda cultural de las casas de niños españoles; del Club Español, fundado en el año 1946; y del Centro Español en la Unión Soviética que abrió sus puertas en los años sesenta y existe todavía hoy en día en la céntrica calle moscovita de Kuznetsky Most. Es importante destacar el equilibrio entre lo soviético y lo español que revela el estudio de esas actividades culturales. Asimismo, podemos descubrir una evidente evolución que habían experimentado los centros culturales de los exiliados en la URSS: de la dependencia de los organismos soviéticos hacia una notable independencia en los años del deshielo.
La segunda parte del libro está centrada en las colaboraciones de los exiliados en las instituciones soviéticas. Fue una enorme aportación para el desarrollo cultural de la URSS, así como para sus políticas culturales en el exterior. Se trata de la célebre editorial “Progreso” y la revista Literatura Soviética en español: dos importantes proyectos culturales que permitieron a los españoles exiliados consolidar la escuela de la traducción literaria del ruso al español, prácticamente inexistente en las etapas anteriores a su llegada.
Todos estos datos permiten reconstruir el proceso de la construcción identitaria de la comunidad española en la URSS, el diálogo intercultural y la aportación del exilio republicano a la cultura soviética. Los hechos hacen romper con la visión tópica del exilio español en la URSS y muestran que en su historia hubo diferentes etapas con sus características propias. Por eso en todo momento las actividades de los españoles han de inscribirse en el contexto histórico de la URSS, lo que revela la importancia del marco soviético para las prácticas culturales del exilio republicano en este país.